Al principio entierran a un niño. Pues en la comida que tiene lugar poco tiempo después del entierro, a los responsables del meollo no se les ocurre otra cosa que darle al play a los sonidos monstruosos con los que mantienen viva la farsa. No recuerdo si los padres del niño estaban metidos también o no, pero aún así, ¿qué sentido tiene aprovechar el luto para acojonar más aún (si cabe) a los que sí creen que viven en una especie de aldea maldita en el s. XIX? Porque de qué manera los tienen aterrorizados... ¿Qué son, además de terroristas, psicópatas? Porque si no, no me cuadra que alguien pueda ser tan retorcido y no parecerlo ni un poquito.

(Ver crítica de "abuelo pro") También me cuesta tragarme que manden a la ciega a por las medicinas (y lo de las medicinas en sí), pero pasa... está mal hecho pero no me molesta. Lo que no pasa es que las "razones" por las que se construyó la aldea vayan aflorando sin ton ni son (tu padre murió, mi hermana murió, aquí hay una caja misteriosa...); no es que quede muy bien en la historia de los personajes, pero lo que importa es lo que ve el espectador y todo debe suceder aquí y ahora. Y lo seguimos revistiendo de misterio para que no decaiga la curiosidad.

En fin, más lo pienso, más me parece tramposa esta película. Después de leer el dato en la crítica de "Señora Leño", me planteo lo del cinco pelao, porque hay que tener cojones.