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8
22 de enero de 2022
22 de enero de 2022
116 de 159 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indudablemente, es una película noir.
E indudablemente, es una película de Guillermo del Toro.
La mezcla entre ambos genera un híbrido poderosamente estético, que mezcla los ingredientes clásicos del género con un toque barroco y freak que hace de ella una criatura tan inclasificable como un engendro cirquense.
Desde su primer acto, donde te invita a ser partícipe de una peculiar feria itinerante regida por Willem Dafoe, te va envolviendo con una peculiar atmósfera en la que magia y misterio se alternan con las peores miserias humanas. Sólo es un anticipo de lo que está por llegar. Independientemente de lo que suceda después, toda la historia está impregnada de destino, de tragedia, de fatalidad. No sabemos qué les va a suceder a los personajes, pero tenemos la constante sensación de que están caminando por la cuerda floja.
La trama, si no es nada del otro mundo, es entretenida y está bien llevada por su estupendo reparto. Destacable el personaje de Cate Blanchett, una mujer fatal tan fatal que casi está pasada de rosca, pero hace de su exceso una delicia muy divertida. Si la primera parte de la película es la más lograda, en la segunda todo gana enteros en cuanto aparece cualquier escena con Blanchett. En cambio, no sucede lo mismo con Bradley Cooper. No es que lo haga mal: su interpretación es muy correcta. Es simplemente que le falta algo.
No obstante, me es difícil ponerle muchas pegas a este suntuoso banquete de placeres oscuros, como me suele costar ponerle pegas a la mayoría de las películas de Guillermo del Toro. Cada vez que estrena algo, es como la invitación a un mundo reconocible y muy propio, donde uno sabe más o menos lo que se va a encontrar y acude encantado precisamente por la misma razón. Es verdad que tiene cosas más fallidas y otras más logradas, pero yo colocaría los entretenidísimos 150 minutos de 'El callejón de las almas perdidas" en la segunda categoría.
El director ha conseguido, para mí, una cosa muy complicada: que vaya a un cine sin expectativas y sin pretensión alguna de análisis, sin hacer mucho más que venir a sentarme y a ser una espectadora muy feliz durante un buen rato. Con esta película, ha revalidado, una vez más, su singular capacidad de crear ese pequeño milagro.
E indudablemente, es una película de Guillermo del Toro.
La mezcla entre ambos genera un híbrido poderosamente estético, que mezcla los ingredientes clásicos del género con un toque barroco y freak que hace de ella una criatura tan inclasificable como un engendro cirquense.
Desde su primer acto, donde te invita a ser partícipe de una peculiar feria itinerante regida por Willem Dafoe, te va envolviendo con una peculiar atmósfera en la que magia y misterio se alternan con las peores miserias humanas. Sólo es un anticipo de lo que está por llegar. Independientemente de lo que suceda después, toda la historia está impregnada de destino, de tragedia, de fatalidad. No sabemos qué les va a suceder a los personajes, pero tenemos la constante sensación de que están caminando por la cuerda floja.
La trama, si no es nada del otro mundo, es entretenida y está bien llevada por su estupendo reparto. Destacable el personaje de Cate Blanchett, una mujer fatal tan fatal que casi está pasada de rosca, pero hace de su exceso una delicia muy divertida. Si la primera parte de la película es la más lograda, en la segunda todo gana enteros en cuanto aparece cualquier escena con Blanchett. En cambio, no sucede lo mismo con Bradley Cooper. No es que lo haga mal: su interpretación es muy correcta. Es simplemente que le falta algo.
No obstante, me es difícil ponerle muchas pegas a este suntuoso banquete de placeres oscuros, como me suele costar ponerle pegas a la mayoría de las películas de Guillermo del Toro. Cada vez que estrena algo, es como la invitación a un mundo reconocible y muy propio, donde uno sabe más o menos lo que se va a encontrar y acude encantado precisamente por la misma razón. Es verdad que tiene cosas más fallidas y otras más logradas, pero yo colocaría los entretenidísimos 150 minutos de 'El callejón de las almas perdidas" en la segunda categoría.
El director ha conseguido, para mí, una cosa muy complicada: que vaya a un cine sin expectativas y sin pretensión alguna de análisis, sin hacer mucho más que venir a sentarme y a ser una espectadora muy feliz durante un buen rato. Con esta película, ha revalidado, una vez más, su singular capacidad de crear ese pequeño milagro.
26 de junio de 2008
26 de junio de 2008
90 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y yo monté guardia con los demás hasta que cayó la noche y la oscura mancha de un ejército gigantesco se derramó pródigamente sobre la tierra de Rohan.
Y vi una andanada de flechas que ennegrecieron el cielo y cayeron a tierra como mortíferas estrellas fugaces.
Y escuché los rugidos de cien mil gargantas orcas y les vi hendiendo las murallas detrás de las cuales lloraban nuestras mujeres y nuestros niños.
Y el anciano y melancólico Théoden emergió de sus propias ruinas como el rey que fue antaño y Éomer, su legítimo heredero, se transformó en estandarte de los Pueblos Libres.
Y nuestros amigos y hermanos y compañeros de armas cayeron bajo los dientes de Mordor: pero Aragorn, hijo de Arathorn, luchó codo a codo con nosotros y no permitió que desfalleciésemos ni que nos rindiésemos hasta que cada uno de ellos fue gloriosamente vengado.
Y antes de que toque a su fin la edad de los hombres y no seamos más que el último verso en una canción olvidada, podré decir: yo he luchado en el abismo de Helm. Y he sobrevivido para contarlo.
Y vi una andanada de flechas que ennegrecieron el cielo y cayeron a tierra como mortíferas estrellas fugaces.
Y escuché los rugidos de cien mil gargantas orcas y les vi hendiendo las murallas detrás de las cuales lloraban nuestras mujeres y nuestros niños.
Y el anciano y melancólico Théoden emergió de sus propias ruinas como el rey que fue antaño y Éomer, su legítimo heredero, se transformó en estandarte de los Pueblos Libres.
Y nuestros amigos y hermanos y compañeros de armas cayeron bajo los dientes de Mordor: pero Aragorn, hijo de Arathorn, luchó codo a codo con nosotros y no permitió que desfalleciésemos ni que nos rindiésemos hasta que cada uno de ellos fue gloriosamente vengado.
Y antes de que toque a su fin la edad de los hombres y no seamos más que el último verso en una canción olvidada, podré decir: yo he luchado en el abismo de Helm. Y he sobrevivido para contarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(Luego, salimos del cine. En absoluto silencio. Temíamos que las palabras rompiesen el hechizo en virtud del cual habíamos estado viviendo y luchando, durante tres horas demasiado breves, en el corazón de la Tierra Media).
9
17 de abril de 2009
17 de abril de 2009
89 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película. Descarnada, vívida. Escrita con sangre en las venas y bilis en las entrañas. Y dirigida por alguien que sabe lo que se hace. Incluso con cierta belleza. Pero más tarde, se desencadena el infierno. No hay respiro. Un horror tras otro. Una arcada tras otra. Hay momentos en que te suben las tripas a la garganta y te supuran por los ojos. No quieres mirar...pero sigues mirando. No te gusta lo que ves, pero sigues mirando. Sin desviar los ojos un milímetro de lo que está sucediendo. Desde el principio hasta el jodido y horrible y perfecto final. Los ciento un mil motivos para abominar de tu especie. Y sigues mirando.
Y tú ahí, sufriendo por cosas de las que no formaste parte, que no puedes reparar, que no puedes olvidar. Mi pregunta es ¿para qué?. Realmente no lo necesitaba. Pero he mirado. Quizás tú también lo hagas. Y también te arrepientas.
Muy buena película, no la recomiendo en absoluto.
Y tú ahí, sufriendo por cosas de las que no formaste parte, que no puedes reparar, que no puedes olvidar. Mi pregunta es ¿para qué?. Realmente no lo necesitaba. Pero he mirado. Quizás tú también lo hagas. Y también te arrepientas.
Muy buena película, no la recomiendo en absoluto.

7,7
123.034
7
8 de noviembre de 2009
8 de noviembre de 2009
90 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mereció una ovación cerrada en Venecia y en el cine al que fuimos, se le tributó un silencio pensativo y perplejo después de que salieran los títulos de crédito. No es de extrañar.
Brutal guión, brutal puesta en escena, brutal Luis Tosar. "Celda 211" te mantiene pegado a la butaca de principio a fin con un potente superglue a base de buenos diálogos, interesante trasfondo crítico y un personaje, Malamadre, que se come la pantalla a dentelladas. Sin ser la hostia de original (a más de uno le va a recordar mucho a la alemana "El experimento"), este filme de Monzón tiene una fuerza colosal, tanto que no te da ni para pensar en las palomitas, la cocacola o el cigarrillo de después mientras estás contemplando la odisea del desgraciado del protagonista. Además las simpatías del espectador no son blancas ni negras: hay momentos en los que discurren del lado de los presos y otros en los que entiendes y compartes a la perfección los dilemas de los de fuera.
Tiene pegas varias que impiden que sea una obra redonda (para que os coja todo de nuevas, las reservo para el spoiler) y sin embargo, pocas películas como ésta vamos a encontrarnos en la cinematografía española. Y salvo por la sui generis cuestión de los presos etarras y el inteligente uso que se les da en la historia, según la estaba viendo ya me componía el remake americano con Bruce Willis y Colin Farrell. ¿Qué no?.
Los amantes de las películas de cárceles están de absoluta enhorabuena y los demás, casi que también. Muy chula.
Brutal guión, brutal puesta en escena, brutal Luis Tosar. "Celda 211" te mantiene pegado a la butaca de principio a fin con un potente superglue a base de buenos diálogos, interesante trasfondo crítico y un personaje, Malamadre, que se come la pantalla a dentelladas. Sin ser la hostia de original (a más de uno le va a recordar mucho a la alemana "El experimento"), este filme de Monzón tiene una fuerza colosal, tanto que no te da ni para pensar en las palomitas, la cocacola o el cigarrillo de después mientras estás contemplando la odisea del desgraciado del protagonista. Además las simpatías del espectador no son blancas ni negras: hay momentos en los que discurren del lado de los presos y otros en los que entiendes y compartes a la perfección los dilemas de los de fuera.
Tiene pegas varias que impiden que sea una obra redonda (para que os coja todo de nuevas, las reservo para el spoiler) y sin embargo, pocas películas como ésta vamos a encontrarnos en la cinematografía española. Y salvo por la sui generis cuestión de los presos etarras y el inteligente uso que se les da en la historia, según la estaba viendo ya me componía el remake americano con Bruce Willis y Colin Farrell. ¿Qué no?.
Los amantes de las películas de cárceles están de absoluta enhorabuena y los demás, casi que también. Muy chula.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hubiera sido casi perfecta de evitar los manipuladores flash-backs del protagonista y su mujer embarazada demostrándose lo mucho que se quieren para que luego el golpazo (la muerte de ella) afliga convenientemente al espectador.
La interpretación de Alberto Ammann es bastante pobre y a Marta Etura sólo le falta llevar escrito en la frente la frase "Excusa Argumental Andante".
Hay situaciones un tanto inverosímiles, como que la mujer del protagonista se meta en una muchedumbre furiosa en su estado, por muy preocupada que esté y aún más cuando Resines, ejerciendo de antidisturbios, la muele a palos.
La interpretación de Alberto Ammann es bastante pobre y a Marta Etura sólo le falta llevar escrito en la frente la frase "Excusa Argumental Andante".
Hay situaciones un tanto inverosímiles, como que la mujer del protagonista se meta en una muchedumbre furiosa en su estado, por muy preocupada que esté y aún más cuando Resines, ejerciendo de antidisturbios, la muele a palos.

7,8
2.056
8
16 de mayo de 2009
16 de mayo de 2009
79 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Macario" es el cuento del leñador y los tres deseos en versión mexicana y metafísica. El deseo de Macario, leñador, mexicano y muy pobre para más señas, es un deseo que surge el día de Todos los Santos: devorarse un huajalote (pollo o pavo para más señas) él solo, sin compartirlo con su hambrienta prole. La mujer del leñador, un personaje paradigmático en las fábulas morales, será quién le proporcione el deseado bicho.
Una vez en el bosque, a solas con el manjar, se aparecen:
1) El Diablo.
2) Dios.
3) La Muerte.
Todos ellos desearán una parte del Séptimo Pollo. El Diablo, muy en su línea, ofrece riquezas a cambio de un pedacito; Dios, que posee el cielo y la tierra y todo lo que se mueve entremedias, sólo desea un sacrificio; la Muerte no ofrece ni pide nada: tiene hambre.
Macario elige a la Muerte y la Muerte le entrega, a cambio, el Agua de la Vida. La lección se prolonga y permuta en forma de caracol paradójico: dar la vida puede significar encontrar la muerte.
Escenografía magnífica, destacando la belleza de los fastos dedicados a la Santa Muerte, los altares de ofrendas, los desfiles de esqueletos, las calaveras de azúcar. Música minimalista que deriva entre lo acertado (la deliciosa rancherita, los misteriosos pasajes de flauta) y lo fallido (los pasajes en los que incide la percusión). La fotografía...habla.
El final está magníficamente abierto a interpretaciones.
La mía: no rindais tributo a los dioses fugitivos. El mundo cambia y las fes permutan, pero desde el principio de los tiempos sólo ha existido una única deidad verdadera. Y en el umbral, sólo veremos sus ojos a la cabecera de nuestro último pasaje.
Moraleja: no jugar con la Muerte. Ni siquiera al ajedrez.
Una vez en el bosque, a solas con el manjar, se aparecen:
1) El Diablo.
2) Dios.
3) La Muerte.
Todos ellos desearán una parte del Séptimo Pollo. El Diablo, muy en su línea, ofrece riquezas a cambio de un pedacito; Dios, que posee el cielo y la tierra y todo lo que se mueve entremedias, sólo desea un sacrificio; la Muerte no ofrece ni pide nada: tiene hambre.
Macario elige a la Muerte y la Muerte le entrega, a cambio, el Agua de la Vida. La lección se prolonga y permuta en forma de caracol paradójico: dar la vida puede significar encontrar la muerte.
Escenografía magnífica, destacando la belleza de los fastos dedicados a la Santa Muerte, los altares de ofrendas, los desfiles de esqueletos, las calaveras de azúcar. Música minimalista que deriva entre lo acertado (la deliciosa rancherita, los misteriosos pasajes de flauta) y lo fallido (los pasajes en los que incide la percusión). La fotografía...habla.
El final está magníficamente abierto a interpretaciones.
La mía: no rindais tributo a los dioses fugitivos. El mundo cambia y las fes permutan, pero desde el principio de los tiempos sólo ha existido una única deidad verdadera. Y en el umbral, sólo veremos sus ojos a la cabecera de nuestro último pasaje.
Moraleja: no jugar con la Muerte. Ni siquiera al ajedrez.
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