Una nave espacial se ve obligada a aterrizar en un planeta desconocido que resulta tener una atmósfera idéntica a la de la Tierra. El asunto es que dicho planeta está lleno de dinosaurios, es una especie de Tierra de hace millones de años.

Comienzan a investigar y la buenorra del grupo no dura medio telediario. A partir de ahí ya saben que vivir en dicho planeta no será fácil, aunque se van adaptando hasta el punto de (spoiler).

Los dinosaurios no son precisamente una obra de arte de los efectos especiales, pero estamos hablando de finales de los años 70, por lo que resulta una película muy digna y divertida en algunas escenas. No se hace larga y cumple su misión de ayudarte a pasar un rato entretenido. La recomiendo como curiosidad.

Es malísima, pero me encantan estas porquerías. Aquí tenemos a un par idiotas que pretenden rodar una película de surf extremo pasando con sus tablas entre tiburones. Para ello viajan a una isla infestada de escualos, pero aparece un cocodrilo marino de diez metros que empieza a liarla parda.

"No hay peces mecánicos en esta película, esto es auténtico", dice nada más empezar un tipo con un aire a Cristiano Ronaldo. Se refiere a la que ellos quieren rodar, pero resulta curioso.

Los personajes son muy típicos, como el rubio estúpido que sólo piensa en divertirse o el lugareño antipático al que reclutan como guía. Al principio el tipo raro no quiere ser el guía, pero lo convence su novia bailando para los clientes (¿?).

La película incluye escenas de sexo bastante explícitas para ser el tipo de película que es. En estos engendros suelen aparecer tíos cachas y mujeres enseñando las tetas como reclamo, pero en esta hay sexo con un nivel de claridad que me sorprendió. Al menos estaba mejor logrado que el cocodrilo, que es una cosa lamentable, como la imagen del barco encallando... que "apenas" se nota que es una miniatura.

No te dejes llevar por el título, aquí apenas hay extraterrestres. Estamos ante una historia de dos personas con vidas aparentemente muy activas, pero realmente invadidas por la monotonía.

Los "monstruos" más bien son los problemas personales de cada protagonista. Que sí, vale, viajan en por una "zona infectada" donde se supone que hay una especie de pulpos gigantescos... pero eso, se supone, porque ver se ven bien poco.

El ritmo se me hizo excesivamente lento. Quien espere una especie de 'Independence Day' o algo así que no la vea porque salvo en el primer minuto luego esperas una hora para ver otro bicho y luego otra media hora más para ver otro.

Resumiendo, que la ciencia ficción es lo de menos en la trama, una excusa para mostrarnos un drama/historia de amor muy distinta a lo habitual.

Una actriz ya madura continúa soñando con papeles de jovencita, pero no le dan ninguno. Buscando la eterna juventud, acepta inyectarse un nuevo medicamento sin conocer sus efectos secundarios.

Resulta que la señora se transforma en una especie de insecto gigante feo de cojones que se va cargando a quienes le impiden cumplir sus sueños.

Estamos ante una película muy corta, tanto de presupuesto como de duración: apenas 70 minutos para desarrollar una historia de lo más simple, que nos deja un rato divertido disfrutando de efectos especiales de andar por casa.

Tan poco era el presupuesto que se rodó en la propia casa de la protagonista, Bobbie Bresse.

Por supuesto, hay tetas gratis y algún "felpudo" a la moda de los 80. Todo muy típico.

Vamos por partes: una nave espacial que cae en una granja, unos padres que adoptan al niño que viene dentro y resulta tener poderes: fuerza sobrenatural, lanza fuego por los ojos, rapidez extrema de movimientos, vuela... ¿Superman? podría ser, pero no, más bien estamos ante un antihéroe espacial.

El dulce niño crece feliz hasta que sus instintos despiertan y aparecen sus poderes a la par que las ganas de apuñalarse la ingle. La película contiene escenas bastante desagradables y gore, aviso, pero tampoco es que sea una carnicería sin guión.

Un punto negativo me pareció el sonido, demasiado alto por sorpresa en las escenas clave. La vi de noche y para oír diálogos subía el volumen, pero de pronto ¡zas! ruidazo y mi vecino despierto.

Lo más raro de todo es que un niño-marciano con poderes tan extremos utilice una capa y una máscara con trompa de ganchillo como si procediese de un planeta dominado por abuelas.

El final es totalmente abierto, lo que da pie a pensar en una continuación más pronto que tarde.

Si algo aprendo de esta película es que si una nave espacial cae en mi granja y trae un niño dentro no me lo quedaré.