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Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2011
5 de diciembre de 2011
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué imbéciles que somos. Nosotros, aquí. Les cuento.
Dice un usuario, con toda la razón, que los americanos tienen ese afán de luchar por sus derechos, de denunciar y exigir a sus gobernantes que les protejan ante los tiburones empresariales que les acechan día sí, día también. Qué envidia, qué espíritu. Resulta que en el subsuelo de los States, ya lo sabíamos desde hace tiempo, se encuentra la mayor reserva de gas natural del mundo. El problema radicaba en la extracción, inviable económicamente hace unos años. Ahora, mediante el fracking, se puede obtener a un precio más que asequible, teniendo en cuenta costes de producción, distribución, etc. Cuál es el problema. El problema es sencillo: usando esta técnica jodes, con todas las letras, lo que venimos a conocer como el Medio Ambiente, y más concretamente lo que da la vida. Aguas subterráneas, superficiales, capas freáticas....todo al carajo. No les voy a explicar que es el fracking. Internet ofrece buena información en estos casos.
Así con estas, los yankees llevan unos años jodiéndose a ellos mismos. Novedad. Pero claro, resulta, como ya decía, que alzan la voz y pelean, porque a eso es a lo que han estado acostumbrados para salir adelante. A día de hoy ya hay moratorias en los estados de New York, Maryland y Jersey donde se prohíbe el uso del fracking. Y estamos esperando un informe definitivo de la EPA (Environmental Protection Agency) que va a acabar con esta actividad criminal que llena de becenos, fenoles, glicoles y demás productos químicos cancerígenos el subsuelo que nos alimentan y sacia nuestra sed. En este momento hay que recordar aquel capítulo mítico donde Homer, ejerciendo de jefe del servicio de recogida de basuras, utiliza como vertedero una antigua mina abandonada que se extiende por las entrañas de Springfield. El final seguro que saben cual es.
Pero decía que qué imbéciles somos aquí. Qué nos gusta adoptar las costumbres y vicios más siniestros del otro lado del charco. Ahora resulta que hay gas en Álava y que el Gobierno Vasco va a comenzar el Proyecto Gran Enara, en el que van a extraer y tantos cientos millones y tantos mil millones de esto y de lo otro. Yacimiento por cierto que hay que explotar por fracking. Yacimiento por cierto cuyos primeros sondeos carecerán de estudio de impacto ambiental (¿alguien duda si lo pasaría después de saber un poco del asunto?). Y sondeos por cierto que cuestan 100 millones de eurazos y que 43 los pondrá el contribuyente. Y Patxi con un casco azul haciéndose fotos y maximizando los resultados de la futura extracción.
No sé si esta crítica quedará anticuada con el paso de los meses, de los años, y eso que relataba ahí arriba quede en fuegos artificiales. Mientras tanto, y si usted vive en el condado de Treviño, vaya comprando litros de Lanjarón. ¡Ah!, ¿no lo dije?, en Francia también prohibieron totalmente está técnica hace unos meses. Creo que estos también tienen por costumbre luchar por sus derechos y su libertad...
Dice un usuario, con toda la razón, que los americanos tienen ese afán de luchar por sus derechos, de denunciar y exigir a sus gobernantes que les protejan ante los tiburones empresariales que les acechan día sí, día también. Qué envidia, qué espíritu. Resulta que en el subsuelo de los States, ya lo sabíamos desde hace tiempo, se encuentra la mayor reserva de gas natural del mundo. El problema radicaba en la extracción, inviable económicamente hace unos años. Ahora, mediante el fracking, se puede obtener a un precio más que asequible, teniendo en cuenta costes de producción, distribución, etc. Cuál es el problema. El problema es sencillo: usando esta técnica jodes, con todas las letras, lo que venimos a conocer como el Medio Ambiente, y más concretamente lo que da la vida. Aguas subterráneas, superficiales, capas freáticas....todo al carajo. No les voy a explicar que es el fracking. Internet ofrece buena información en estos casos.
Así con estas, los yankees llevan unos años jodiéndose a ellos mismos. Novedad. Pero claro, resulta, como ya decía, que alzan la voz y pelean, porque a eso es a lo que han estado acostumbrados para salir adelante. A día de hoy ya hay moratorias en los estados de New York, Maryland y Jersey donde se prohíbe el uso del fracking. Y estamos esperando un informe definitivo de la EPA (Environmental Protection Agency) que va a acabar con esta actividad criminal que llena de becenos, fenoles, glicoles y demás productos químicos cancerígenos el subsuelo que nos alimentan y sacia nuestra sed. En este momento hay que recordar aquel capítulo mítico donde Homer, ejerciendo de jefe del servicio de recogida de basuras, utiliza como vertedero una antigua mina abandonada que se extiende por las entrañas de Springfield. El final seguro que saben cual es.
Pero decía que qué imbéciles somos aquí. Qué nos gusta adoptar las costumbres y vicios más siniestros del otro lado del charco. Ahora resulta que hay gas en Álava y que el Gobierno Vasco va a comenzar el Proyecto Gran Enara, en el que van a extraer y tantos cientos millones y tantos mil millones de esto y de lo otro. Yacimiento por cierto que hay que explotar por fracking. Yacimiento por cierto cuyos primeros sondeos carecerán de estudio de impacto ambiental (¿alguien duda si lo pasaría después de saber un poco del asunto?). Y sondeos por cierto que cuestan 100 millones de eurazos y que 43 los pondrá el contribuyente. Y Patxi con un casco azul haciéndose fotos y maximizando los resultados de la futura extracción.
No sé si esta crítica quedará anticuada con el paso de los meses, de los años, y eso que relataba ahí arriba quede en fuegos artificiales. Mientras tanto, y si usted vive en el condado de Treviño, vaya comprando litros de Lanjarón. ¡Ah!, ¿no lo dije?, en Francia también prohibieron totalmente está técnica hace unos meses. Creo que estos también tienen por costumbre luchar por sus derechos y su libertad...
18 de abril de 2010
18 de abril de 2010
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como figura de interminable recorrido y de múltiples posibilidades, la femme fatale adoptó con el paso de los años infinidad de formas y comportamientos. Los prototipos variaron mucho y oscilaron entre la típica mala pécora cabaretera de pasado sucio y corrupto hasta la fiel esposa que, por las circunstancias de la vida, se encuentra ante la disyuntiva del bien y el mal, de lo correcto e incorrecto, eligiendo evidentemente el camino hacia la fatalidad. Este último es el caso que nos ocupa.
Los Palmer son aparentemente un matrimonio normal formado por Alan (Arthur Kennedy) y Jane (Lizabeth Scott). Conduciendo una noche llega hasta su coche un maletín con sesenta mil dólares que, como pueden imaginar, desencadenará la peor de las tormentas. Alan, dispuesto a llamar e informar a la policía, se encontrará con la fuerte oposición de su mujer quien se descubrirá como una mujer interesada y dispuesta a todo con tal de mantener el dinero en su posesión. Todo empeorará cuando aparece en escena Danny Fuller (Dan Duryea), un chantajista que exige la propiedad del botín y que pondrá a Jane entre la espada y la pared. Por cierto que la aparición de Dan en escena recuerda muy mucho a la que hacía su personaje cuando entraba en casa de Alice Redd (Joan Bennet) en la inolvidable “The Woman in the Window” (1944, Fritz Lang).
“Mala jugada Danny, intentar acorralar al tigre”. Eso pensó quien les escribe. Como cuando ruge la marabunta o como cuando Messi arranca hacia la portería, Jane comenzará un festival de zarpazos que acabará con todo lo que le rodea y lo que se interponga en su camino. Se desarrollará así un personaje atormentado, ambicioso y oscuro que consigue atrapar al espectador en una historia llena de suspense e incertidumbre. La actuación, la fisonomía y los rasgos de Scott hacen el resto para terminar perfilando a una mujer que, disfrazada de esposa y ama de casa ejemplar, alcanzará las más altas cotas de la maldad humana.
Un “todo por la pasta” que finaliza de la misma manera que se desarrolla: transitando por el peor de los caminos. Byron Haskin dirige este noir que, siendo bastante desconocido (como casi toda la carrera del director fuera de la ciencia ficción), contentará a todos los amantes del género y les dará una razón más para seguir afirmando aquello de que “al final la culpa siempre es de ellas”.
Los Palmer son aparentemente un matrimonio normal formado por Alan (Arthur Kennedy) y Jane (Lizabeth Scott). Conduciendo una noche llega hasta su coche un maletín con sesenta mil dólares que, como pueden imaginar, desencadenará la peor de las tormentas. Alan, dispuesto a llamar e informar a la policía, se encontrará con la fuerte oposición de su mujer quien se descubrirá como una mujer interesada y dispuesta a todo con tal de mantener el dinero en su posesión. Todo empeorará cuando aparece en escena Danny Fuller (Dan Duryea), un chantajista que exige la propiedad del botín y que pondrá a Jane entre la espada y la pared. Por cierto que la aparición de Dan en escena recuerda muy mucho a la que hacía su personaje cuando entraba en casa de Alice Redd (Joan Bennet) en la inolvidable “The Woman in the Window” (1944, Fritz Lang).
“Mala jugada Danny, intentar acorralar al tigre”. Eso pensó quien les escribe. Como cuando ruge la marabunta o como cuando Messi arranca hacia la portería, Jane comenzará un festival de zarpazos que acabará con todo lo que le rodea y lo que se interponga en su camino. Se desarrollará así un personaje atormentado, ambicioso y oscuro que consigue atrapar al espectador en una historia llena de suspense e incertidumbre. La actuación, la fisonomía y los rasgos de Scott hacen el resto para terminar perfilando a una mujer que, disfrazada de esposa y ama de casa ejemplar, alcanzará las más altas cotas de la maldad humana.
Un “todo por la pasta” que finaliza de la misma manera que se desarrolla: transitando por el peor de los caminos. Byron Haskin dirige este noir que, siendo bastante desconocido (como casi toda la carrera del director fuera de la ciencia ficción), contentará a todos los amantes del género y les dará una razón más para seguir afirmando aquello de que “al final la culpa siempre es de ellas”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi escena preferida:
la muerte de Danny. Está rodada muy bien y con un Duryea muy acertado en esa interpretación donde el tipo sabe que está metido en una jaula con un tigre hambriento y que antes o después… Supongo que eligió pasar el “mal trago” con una buena borrachera encima. Ningún dolor que no mitigue el santo líquido. Amén.
la muerte de Danny. Está rodada muy bien y con un Duryea muy acertado en esa interpretación donde el tipo sabe que está metido en una jaula con un tigre hambriento y que antes o después… Supongo que eligió pasar el “mal trago” con una buena borrachera encima. Ningún dolor que no mitigue el santo líquido. Amén.

7,1
2.559
9
6 de mayo de 2008
6 de mayo de 2008
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así empieza unos de las historias más bonitas jamás narradas en la historia del western. Con la voz en off de James Stewart arranca una cinta que supuso allá por 1950 una auténtica ruptura y desmitificación de la maldad que hasta entonces se les atribuía a los indios americanos.
Técnicamente la película es perfecta. Los exteriores, la fotografía, la música, la dirección y el guión (nominado al Oscar en este apartado. Ese año fue para "Eva al Desnudo") son muy buenos. Las interpretaciones también están a la altura, lideradas por un magnífico James Stewart que consigue transmitir en cada gesto y en cada diálogo ese ambiente reconcialador que impregna toda la película. Destacar también los impresionantes paisajes que te trasladan durante todo el film al lugar de los acontecimientos.
Pero sin duda de lo que puede presumir la cinta es de su historia. Aún basándose en una novela de Elliott Arnold, cabe resaltar que la historia en su trasfondo ocurrió tal y como se cuenta lo que le añade un carácter histórico que le da más valor todavía. Film inolvidable que abrió la senda para otras muchas más cintas donde los indios americanos son tratados como lo que fueron: pueblos que sufrieron la invasión del hombre blanco y que tuvieron que adaptarse para evitar su desaparición.
Técnicamente la película es perfecta. Los exteriores, la fotografía, la música, la dirección y el guión (nominado al Oscar en este apartado. Ese año fue para "Eva al Desnudo") son muy buenos. Las interpretaciones también están a la altura, lideradas por un magnífico James Stewart que consigue transmitir en cada gesto y en cada diálogo ese ambiente reconcialador que impregna toda la película. Destacar también los impresionantes paisajes que te trasladan durante todo el film al lugar de los acontecimientos.
Pero sin duda de lo que puede presumir la cinta es de su historia. Aún basándose en una novela de Elliott Arnold, cabe resaltar que la historia en su trasfondo ocurrió tal y como se cuenta lo que le añade un carácter histórico que le da más valor todavía. Film inolvidable que abrió la senda para otras muchas más cintas donde los indios americanos son tratados como lo que fueron: pueblos que sufrieron la invasión del hombre blanco y que tuvieron que adaptarse para evitar su desaparición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y es que recordar las aventuras de aquellos enormes personajes es inmensamente atractivo. El gran jefe apache Cochise, su amigo blanco Tom Jeffords, el general Oliver Otis Howard, el presidente Ulysses S. Grant...Además James Stewart terminando y empezando la cinta de la misma manera: cabalgando en solitario a través del desierto y rodeado de cañones, cactus y matorrales. No se lo pierdan.
9
28 de enero de 2010
28 de enero de 2010
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puta esclerosis... Nos privó de haber seguido disfrutando de un actor inigualable en la historia del cine patrio. Además, la especie Ozores se desvirtuó y lo que vino después no le llegó ni a la suela de los zapatos. Porque, para el que les escribe, José Luis es el actor español por excelencia; con el que mejor se lo pasa, con el que más disfruta, con el que ríe, con el que llora, con el que comparte esas situaciones inverosímiles que solo le ocurren a él, con el único que se imagina viviendo alguna aventura, al que añora cuando terminan sus películas. Rostro afable, cariñoso, cercano y actuaciones repletas de naturalidad y sencillez. Así de grande era José Luis. Un actor que más de medio siglo después sigue demostrando que, ante la cámara, solo vale el talento y la espontaneidad; y eso a él le sobraba por los cuatro costados.
Y aquí se une, en otra de esas películas poco conocidas (gracias caballero por el descubrimiento), a Fernán-Gómez y al poco valorado Neville para regalarnos una comedia espléndida, fantástica. Además, como en las grandes del género, con un desarrollo que claramente va in crescendo hasta llegar a una parte final gloriosa, antológica. Yo no sé lo que me pude reír anoche. Increíble. Algunas secuencias, me atrevo a afirmar, deberían ser cumbres en la historia del humor en nuestro país. Como aquellos gags de Martes y Trece en Nochevieja, Gila con su teléfono u oír a Zapatero hablando en francés. Auténticos monumentos al descojone y que hacen que uno se olvide por completo de si el día fue mejor o peor, bien o regular: el momento de risa a carcajada limpia está asegurado.
Se deberían de rescatar todas estas cintas y situarlas donde merecen. Enseñar a los mequetrefes que dicen hacer cine en este país lo que es hacerlo, pero de verdad. Sin conservantes, sin colorantes. Únicamente con mucha capacidad de ingenio y con un retrato de Madrid, que sirve como fondo, maravilloso. Esto es cine: trasladarte a esa ciudad en los cincuenta y además haciéndotelo pasar genial con las aventuras y desventuras de dos castizos que lo único que quieren es vivir en un mundo sin polución (menudos adelantados). Así que, si no la ha visto y me han leído, no se la pierdan, por favor. Y si la han visto, enhorabuena...y ya saben: ¡Abajo los camiones!, ¡viva el mundo antiguo!
Y aquí se une, en otra de esas películas poco conocidas (gracias caballero por el descubrimiento), a Fernán-Gómez y al poco valorado Neville para regalarnos una comedia espléndida, fantástica. Además, como en las grandes del género, con un desarrollo que claramente va in crescendo hasta llegar a una parte final gloriosa, antológica. Yo no sé lo que me pude reír anoche. Increíble. Algunas secuencias, me atrevo a afirmar, deberían ser cumbres en la historia del humor en nuestro país. Como aquellos gags de Martes y Trece en Nochevieja, Gila con su teléfono u oír a Zapatero hablando en francés. Auténticos monumentos al descojone y que hacen que uno se olvide por completo de si el día fue mejor o peor, bien o regular: el momento de risa a carcajada limpia está asegurado.
Se deberían de rescatar todas estas cintas y situarlas donde merecen. Enseñar a los mequetrefes que dicen hacer cine en este país lo que es hacerlo, pero de verdad. Sin conservantes, sin colorantes. Únicamente con mucha capacidad de ingenio y con un retrato de Madrid, que sirve como fondo, maravilloso. Esto es cine: trasladarte a esa ciudad en los cincuenta y además haciéndotelo pasar genial con las aventuras y desventuras de dos castizos que lo único que quieren es vivir en un mundo sin polución (menudos adelantados). Así que, si no la ha visto y me han leído, no se la pierdan, por favor. Y si la han visto, enhorabuena...y ya saben: ¡Abajo los camiones!, ¡viva el mundo antiguo!

6,3
1.342
6
29 de febrero de 2008
29 de febrero de 2008
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida cinta de ladrones de guante blanco dirigida por el inglés Peter Yates y protagonizada por un Robert Redford en el comienzo de su época dorada en Hollywood. Sin alcanzar la calidad de Bullitt, ya nunca más lo haría durante su carrera, Peter Yates dirige más que correctamente la adaptación de la novela de Donald E. Westlake sobre un ladrón que acaba de salir de la cárcel que, junto a su cuñado y otros dos compinches, planea, roba y persigue un diamante en pleno corazón de Nueva York.
Con muchos toques de humor durante toda la película y situaciones que por momentos alcanzan a ser ridículas, si de algo puede presumir la cinta es de lo amena y llevadera que se hace durante sus 105 minutos. A esto evidentemente ayuda una buena interpretación de Robert Redford como John Archibald Dortmunder y la gran música de Quincy Jones. Aunque es de reconocer que Peter Yates siempre tuvo buen ojo para sus bandas sonoras sabiéndose rodear de los grandes de la música en la gran pantalla.
Film más que correcto y, ya digo, muy llevadero y entretenido.
Con muchos toques de humor durante toda la película y situaciones que por momentos alcanzan a ser ridículas, si de algo puede presumir la cinta es de lo amena y llevadera que se hace durante sus 105 minutos. A esto evidentemente ayuda una buena interpretación de Robert Redford como John Archibald Dortmunder y la gran música de Quincy Jones. Aunque es de reconocer que Peter Yates siempre tuvo buen ojo para sus bandas sonoras sabiéndose rodear de los grandes de la música en la gran pantalla.
Film más que correcto y, ya digo, muy llevadero y entretenido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay dos cosas que me gustan de esta película:
- Tras el robo de un museo y fuga de una cárcel viene el asalto a la comisaría de Brooklyn que es genial. La verdad es que es una escena propia de la mejor comedia y que sin embargo Peter Yates consigue ensamblar en una cinta de acción. Muy meritorio esto.
- Por otra parte, el paseo sobre la Nueva York de principios de los setenta en helicóptero tambíén está muy pero que muy bien. Esas Torres Gemelas todavía sin terminar, Manhattan, pasando por debajo del puente de Brooklyn...gran regalo para el espectador.
- Tras el robo de un museo y fuga de una cárcel viene el asalto a la comisaría de Brooklyn que es genial. La verdad es que es una escena propia de la mejor comedia y que sin embargo Peter Yates consigue ensamblar en una cinta de acción. Muy meritorio esto.
- Por otra parte, el paseo sobre la Nueva York de principios de los setenta en helicóptero tambíén está muy pero que muy bien. Esas Torres Gemelas todavía sin terminar, Manhattan, pasando por debajo del puente de Brooklyn...gran regalo para el espectador.
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