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Críticas ordenadas por utilidad
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6,7
1.640
6
29 de octubre de 2009
29 de octubre de 2009
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Peck no era bueno para los westerns. Siempre lo he pensado. Su talante, así se dice ahora, me resulta insuficiente como para ponerse el cinturón, colocarse unas espuelas y cabalgar en solitario en busca de su destino. Y es que erigirse como héroe westeriano exige de una mayor crudeza. Sobre todo estética porque, perdonen que les diga, el poder de acojonamiento de Gregory era muy inferior al de la mayoría de las figuras del género. Quizás uno de los que mejor entendió este aspecto fue Wyler quien le regaló ese papel de señorito del Este, educado y caballeroso, que llegaba a esas tierras sin ley en “The Big Country”, cuya intro recordarán como una de las más maravillosas jamás rodadas. Aquel James McKay representaba perfectamente a Peck, un tipo que siempre convenció más por sus maneras que por su pose.
Sin embargo, “The Bravados” es un western duro, fuerte y que exige de pocos escrúpulos para participar de él. Si no, miren la lista de pendencieros que campan por sus fotogramas: Silva, Van Cleef, Salmi, Boyd….lo mejorcito de cada casa. Tipos que roban, que saquean, que violan y que asesinan, y que necesitan de un brazo ejecutor implacable y que actúe sin contemplaciones. Solo en un par de ocasiones, una de ellas la escena cumbre de la cinta, todo hay que decirlo, Douglas (Peck) logra transmitir esa inquina y esa rabia que han de convertirse en el motor de la historia. Motor que no intención final del director, cuyo mensaje contra la violencia gratuita y a cualquier precio queda plasmada en un final sorprendente y magnífico, propio de un directorazo como era Henry King. Evidentemente diciendo este nombre ya pueden suponer como es la puesta en escena y el cuidado de las imágenes. Esto último quizás sea la principal virtud de la cinta: fotografía exquisita para adentrarnos en las altas sierras mexicanas con un paseo que por momentos es embaucador.
La música del maestro Newman y la preciosa carita de Joan Collins completan este western de enorme mensaje moral, donde la violencia y la venganza dejan paso a la conciencia y el arrepentimiento para desmitificar una forma de actuar que, si bien es innata en el ser humano, se aleja en años luz a lo que entendemos por un comportamiento civilizado.
Sin embargo, “The Bravados” es un western duro, fuerte y que exige de pocos escrúpulos para participar de él. Si no, miren la lista de pendencieros que campan por sus fotogramas: Silva, Van Cleef, Salmi, Boyd….lo mejorcito de cada casa. Tipos que roban, que saquean, que violan y que asesinan, y que necesitan de un brazo ejecutor implacable y que actúe sin contemplaciones. Solo en un par de ocasiones, una de ellas la escena cumbre de la cinta, todo hay que decirlo, Douglas (Peck) logra transmitir esa inquina y esa rabia que han de convertirse en el motor de la historia. Motor que no intención final del director, cuyo mensaje contra la violencia gratuita y a cualquier precio queda plasmada en un final sorprendente y magnífico, propio de un directorazo como era Henry King. Evidentemente diciendo este nombre ya pueden suponer como es la puesta en escena y el cuidado de las imágenes. Esto último quizás sea la principal virtud de la cinta: fotografía exquisita para adentrarnos en las altas sierras mexicanas con un paseo que por momentos es embaucador.
La música del maestro Newman y la preciosa carita de Joan Collins completan este western de enorme mensaje moral, donde la violencia y la venganza dejan paso a la conciencia y el arrepentimiento para desmitificar una forma de actuar que, si bien es innata en el ser humano, se aleja en años luz a lo que entendemos por un comportamiento civilizado.

7,5
2.196
8
13 de abril de 2009
13 de abril de 2009
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es Marco Tulio Giordana un director más que interesante. En el 2003 refunda el neorrealismo italiano con "La Mejor Juventud", premio Donatello de ese año, una extensa producción para la R.A.I. donde reconoce y muestra la existencia de las miserias humanas como tales, pero también sin ignorar la autocomplacencia hacia ellas del ser humano. "I Cento Passi" es un magnífico preámbulo. Giordana se traslada a Cinsi, corazón de Sicilia, para filmar la vida de un héroe real, con una historia real y que los años han demostrado merecía ser contada.
Peppino Impastato fue un activista antimafioso que nació en el seno de la propia mafia italiana en Cinsi (Palermo). Su padre, antiguo compañero de cárcel con Mussolini de un capo de la zona, vivía instaurado en la complicidad con los criminales, como el resto de la sociedad siciliana, permitiéndoles ser los amos y señores de la isla italiana. Como bien dice un compañero de Impasto: "Y digamos que nosotros los Sicilianos, queremos a la mafia y no porque nos hagan temerle sino porque da seguridad, porque nos identifica, ¡porqué nos gusta!. Nosotros somos la mafia".
Y este es el mensaje que Giordana transmite con total claridad y transparencia. Como decía al principio, plantea la manera en la que la sociedad se reconoce criminalizada y como la autosatisfacción evita cualquier atisbo de rehabilitación, de acabar con el cáncer. La figura de Peppino enseña al espectador la impotencia y el mal final que tiene el que intenta levantar el puño contra ellos. Y levantar el izquierdo o el derecho, más arriba o más abajo. Porque sus ideas comunistas en este caso no eran relevantes; lo importante eran sus ideas antifamafiosas y su actividad frente a ellas. El meterlo en el mismo saco que los Brigadas Rojas que secuestraron y mataron a Aldo Moro en aquellos años sería una injusticia y un desconocimiento del personaje. Y sí, lo digo por alguna crítica escrita por aquí. Quizás Giordana si insista demasiado y ancle buena parte del film y sus personajes en la idea política, o más bien en enseñar demasiada simbología comunista, y este si puede que sea su fallo más grave. Sin embargo creo que se debe ver más allá. Cuando hay un gran enemigo común poco importa ser de estos o de aquellos.
La cinta también está bien interpretada. Luigi Lo Cascio en el papel principal (repetiría también con Giordana en "La Mejor Juventud") cumple bastante bien sobre todo en la primera parte. Pero sin duda son los veteranos secundarios los que le dan un gran poso y un excelente aire a la cinta. Con una banda sonora fresca y bien ambientada y con algunos textos poderosos y magnificamente ejecutados, "I Cento Passi" representa una notabilísima pieza en la filmografía de este notabilísimo director y sin duda de cita obligatoria para entender la sociedad siciliana desde sus entrañas.
Peppino Impastato fue un activista antimafioso que nació en el seno de la propia mafia italiana en Cinsi (Palermo). Su padre, antiguo compañero de cárcel con Mussolini de un capo de la zona, vivía instaurado en la complicidad con los criminales, como el resto de la sociedad siciliana, permitiéndoles ser los amos y señores de la isla italiana. Como bien dice un compañero de Impasto: "Y digamos que nosotros los Sicilianos, queremos a la mafia y no porque nos hagan temerle sino porque da seguridad, porque nos identifica, ¡porqué nos gusta!. Nosotros somos la mafia".
Y este es el mensaje que Giordana transmite con total claridad y transparencia. Como decía al principio, plantea la manera en la que la sociedad se reconoce criminalizada y como la autosatisfacción evita cualquier atisbo de rehabilitación, de acabar con el cáncer. La figura de Peppino enseña al espectador la impotencia y el mal final que tiene el que intenta levantar el puño contra ellos. Y levantar el izquierdo o el derecho, más arriba o más abajo. Porque sus ideas comunistas en este caso no eran relevantes; lo importante eran sus ideas antifamafiosas y su actividad frente a ellas. El meterlo en el mismo saco que los Brigadas Rojas que secuestraron y mataron a Aldo Moro en aquellos años sería una injusticia y un desconocimiento del personaje. Y sí, lo digo por alguna crítica escrita por aquí. Quizás Giordana si insista demasiado y ancle buena parte del film y sus personajes en la idea política, o más bien en enseñar demasiada simbología comunista, y este si puede que sea su fallo más grave. Sin embargo creo que se debe ver más allá. Cuando hay un gran enemigo común poco importa ser de estos o de aquellos.
La cinta también está bien interpretada. Luigi Lo Cascio en el papel principal (repetiría también con Giordana en "La Mejor Juventud") cumple bastante bien sobre todo en la primera parte. Pero sin duda son los veteranos secundarios los que le dan un gran poso y un excelente aire a la cinta. Con una banda sonora fresca y bien ambientada y con algunos textos poderosos y magnificamente ejecutados, "I Cento Passi" representa una notabilísima pieza en la filmografía de este notabilísimo director y sin duda de cita obligatoria para entender la sociedad siciliana desde sus entrañas.
28 de abril de 2010
28 de abril de 2010
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se encuentra uno con otra cinta más de esa serie b americana, de alma negra, y no espera más que lo de siempre: sorprenderse ante el buen, buenísimo cine que se llegó a hacer en esa época. Siegel, Fleischer, Ulmer…directores que se desmarcaron de las reglas de juego establecidas en los grandes estudios para adentrarse en el terreno de la improvisación, de la libertad y de la pericia.
Y la primera sorpresa que nos depara “Murder by Contract” es fascinante. Como si de un polar francés se tratara, Lerner filma una película con todas las características que luego aflorarían brillantemente en el cine de, por ejemplo, Melville. Ese soniquete musical sesentero, ese estudio profundo del personaje a través de su mirada, de sus comportamientos, esa abstracción que rodea parte de la cinta…todo nos induce a pensar que lo que vemos no es un film americano, sino un producto del más profundo y excepcional cine francés. No me cabe la menor duda de que este film anticipa claramente a la fantástica “Le Samouraï” (Melville, 1967); y no solo en el argumento o en el desarrollo de la historia de un frío y perfeccionista asesino a sueldo, no. Va más allá de simples coincidencias. Es el espíritu, los matices. Los aires de ambas cintas provienen del mismo lugar.
Así, Lerner nos hace el retrato perfecto de Claude (imponente Vince Edwards), un ciudadano ejemplar cuyo trabajo no alcanza para poder comprar su sueño, una casita en Ohio River. De esta manera, se inicia en el mundo criminal realizando “contratos” para un “agente inmobiliario” por los que es generosamente remunerado. Después de algunos asesinatos, grabados en elipsis con un resultado brillante, Claude se tiene que trasladar a L.A. donde tiene que ocuparse de una testigo que va a declarar en el juicio de un pez gordo. A partir de su llegada a la gran ciudad, Claude se desnudará ante el espectador mostrando su implacable manera de actuar y dejando ver sus fobias, sus manías y sus miedos. El desarrollo del personaje es brutal, antológico y culminará en un final inolvidable.
“Es la película que más me ha influido. Había puesto un extracto de ella en Calles Salvajes, pero tuve que quitarlo porque era muy largo y un tanto esotérico. Hay una escena de entrenamiento físico que recuerda mucho a la de Taxi Driver. En Taxi Driver traté de reencontrar el espíritu de Murder by Contract. Lerner era un artista que sabía trabajar taquigráficamente, como Bresson y Godard. Esta película nos avergüenza a todos, por su economía de estilo, sobre todo al principio, en la escena del asesinato en la peluquería. Vince Edwards está sensacional en el papel del asesino incapaz de matar a una mujer. A los tipos del barrio que no sabían nada de cine les gustaba Murder by Contract. Les gustaba la película simplemente porque veían en ella algo único.”
Palabras de Scorsese que espero que, junto a las mías, les animen a ver un film único e irrepetible. Disfrútenlo.
Y la primera sorpresa que nos depara “Murder by Contract” es fascinante. Como si de un polar francés se tratara, Lerner filma una película con todas las características que luego aflorarían brillantemente en el cine de, por ejemplo, Melville. Ese soniquete musical sesentero, ese estudio profundo del personaje a través de su mirada, de sus comportamientos, esa abstracción que rodea parte de la cinta…todo nos induce a pensar que lo que vemos no es un film americano, sino un producto del más profundo y excepcional cine francés. No me cabe la menor duda de que este film anticipa claramente a la fantástica “Le Samouraï” (Melville, 1967); y no solo en el argumento o en el desarrollo de la historia de un frío y perfeccionista asesino a sueldo, no. Va más allá de simples coincidencias. Es el espíritu, los matices. Los aires de ambas cintas provienen del mismo lugar.
Así, Lerner nos hace el retrato perfecto de Claude (imponente Vince Edwards), un ciudadano ejemplar cuyo trabajo no alcanza para poder comprar su sueño, una casita en Ohio River. De esta manera, se inicia en el mundo criminal realizando “contratos” para un “agente inmobiliario” por los que es generosamente remunerado. Después de algunos asesinatos, grabados en elipsis con un resultado brillante, Claude se tiene que trasladar a L.A. donde tiene que ocuparse de una testigo que va a declarar en el juicio de un pez gordo. A partir de su llegada a la gran ciudad, Claude se desnudará ante el espectador mostrando su implacable manera de actuar y dejando ver sus fobias, sus manías y sus miedos. El desarrollo del personaje es brutal, antológico y culminará en un final inolvidable.
“Es la película que más me ha influido. Había puesto un extracto de ella en Calles Salvajes, pero tuve que quitarlo porque era muy largo y un tanto esotérico. Hay una escena de entrenamiento físico que recuerda mucho a la de Taxi Driver. En Taxi Driver traté de reencontrar el espíritu de Murder by Contract. Lerner era un artista que sabía trabajar taquigráficamente, como Bresson y Godard. Esta película nos avergüenza a todos, por su economía de estilo, sobre todo al principio, en la escena del asesinato en la peluquería. Vince Edwards está sensacional en el papel del asesino incapaz de matar a una mujer. A los tipos del barrio que no sabían nada de cine les gustaba Murder by Contract. Les gustaba la película simplemente porque veían en ella algo único.”
Palabras de Scorsese que espero que, junto a las mías, les animen a ver un film único e irrepetible. Disfrútenlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi escena favorita:
muchos estaremos de acuerdo. En la barbería, cuando tiene que finiquitar uno de sus “contratos”. Qué papel más espléndido hace Edwards. Qué creíble, qué fuerza le imprime a su personaje…y creo que en esta escena se resume perfectamente todo lo anteriormente dicho. ¿Delon? Sí, a mí también me encanta. Pero por favor, no se pierdan a este tipo.
muchos estaremos de acuerdo. En la barbería, cuando tiene que finiquitar uno de sus “contratos”. Qué papel más espléndido hace Edwards. Qué creíble, qué fuerza le imprime a su personaje…y creo que en esta escena se resume perfectamente todo lo anteriormente dicho. ¿Delon? Sí, a mí también me encanta. Pero por favor, no se pierdan a este tipo.

7,2
1.855
8
7 de noviembre de 2009
7 de noviembre de 2009
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leyendas. Mitos. Vidas gestadas en un ambiente hostil, salvaje y donde el más fuerte era el que se mantenía en pie. Bueno, el más fuerte no. Ya lo saben: el más rápido. Así se forjaron las historias de estos hombres. Billy “el Niño”, Jesse James, Pat Garrett, Bat Masterson, Wild Bill Hickok. Porque, ¿quién no ha oído esos nombres alguna vez?, ¿quién no ha querido ser Billy o Jesse, asaltar un tren de la Western Union para luego huir a México? Y dormir al raso, bajo las estrellas, y que tu nombre retumbe desde Silver City hasta El Paso, pasando por Dodge City y Cheyenne. Llegando al Este, protagonizado los titulares de los grandes periódicos y con una bonita cifra llena de ceros debajo de tu retrato, en carteles colgados a lo largo de unos cuantos estados con un “wanted live or dead” escrito en ellos.
Sí, sí, ya lo sé. Historias infladas, de asesinos fríos y con pocos escrúpulos. Que distan mucho de la realidad y que están lejos de ser ejemplos a seguir. Pero que quieren que les diga. También leo la Odisea y disfruto con Ulises. No me planteo realidades. Leo, imagino y me divierto. Pues aquí exactamente igual. Porque los cuentos, las leyendas, los mitos…no se plantean. Se viven. Y eso es lo que quiere King que hagamos con su versión sobre la vida del más conocido de los forajidos. Vida de Robin Hood a la que es fácil unirse y sentirse identificado: “espectador, usted no se encontraría muy lejos de Jesse en circunstancias parecidas” viene a decirnos, en un comienzo donde los canallas quedan bien representados. El resto es una inevitable sucesión de atracos, persecuciones, tiroteos y traiciones de las que solo se sale para mostrar un fotografía buenísima y una historia de amor que sirve para bajar a la realidad tanto a Jesse como al público. Evidentemente la inclusión en el reparto de tipos tan afables como Power (Jesse) y Fonda (Frank), amén de Randolph Scott, refuerza esta romántica representación de la vida del forajido que nos regala King. Incluso la presencia de Henry Full como nota de humor constante acentúa este carácter con el que está filmada la cinta: siempre del lado de Jesse.
Así pues, y engañado felizmente por Henry y por su historia, le planto un ocho a esta cinta y me justifico fácilmente con dos palabras: leyenda y entretenimiento. Prueben con ella. Creo que les ocurrirá lo mismo.
Sí, sí, ya lo sé. Historias infladas, de asesinos fríos y con pocos escrúpulos. Que distan mucho de la realidad y que están lejos de ser ejemplos a seguir. Pero que quieren que les diga. También leo la Odisea y disfruto con Ulises. No me planteo realidades. Leo, imagino y me divierto. Pues aquí exactamente igual. Porque los cuentos, las leyendas, los mitos…no se plantean. Se viven. Y eso es lo que quiere King que hagamos con su versión sobre la vida del más conocido de los forajidos. Vida de Robin Hood a la que es fácil unirse y sentirse identificado: “espectador, usted no se encontraría muy lejos de Jesse en circunstancias parecidas” viene a decirnos, en un comienzo donde los canallas quedan bien representados. El resto es una inevitable sucesión de atracos, persecuciones, tiroteos y traiciones de las que solo se sale para mostrar un fotografía buenísima y una historia de amor que sirve para bajar a la realidad tanto a Jesse como al público. Evidentemente la inclusión en el reparto de tipos tan afables como Power (Jesse) y Fonda (Frank), amén de Randolph Scott, refuerza esta romántica representación de la vida del forajido que nos regala King. Incluso la presencia de Henry Full como nota de humor constante acentúa este carácter con el que está filmada la cinta: siempre del lado de Jesse.
Así pues, y engañado felizmente por Henry y por su historia, le planto un ocho a esta cinta y me justifico fácilmente con dos palabras: leyenda y entretenimiento. Prueben con ella. Creo que les ocurrirá lo mismo.

7,9
4.781
10
17 de octubre de 2008
17 de octubre de 2008
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el cine utilizado en muchas ocasiones para transmitir mensajes e "Incident" es uno de esos ejemplos. En apenas setenta y dos minutos, Wellman nos hace una crónica sobre la irracionalidad y sobre el peligro de las conciencias vacías. Unos hechos no esclarecidos despiertan la ira en un pequeño pueblo de Nevada, comenzando así una espiral de acontecimientos que sobrecogen y te llevan a reflexionar sobre el comportamiento de la sociedad. De la de antes y de la de ahora porque ni que decir tiene que lo que nos cuenta el film sigue vigente hoy en día.
La película en sí es perfecta. Un ritmo altísimo no deja al espectador ni un momento de respiro. La estupenda fotografía de Arthur C. Miller nos regala planos inolvidables y simbólicos y que, junto a la buena mano de Wellman, dan lugar al ambiente sombrío y trágico que envuelve toda la película. Estupendas interpretaciones con un gran reparto. Reparto encabezado por un Henry Fonda magnético a más no poder y mostrando una mirada perdida que es reflejo perfecto del abismo al que se dirigen los protagonistas. Y luego está Dana Andrews. Este magnífico actor que con su aparición hace que abras los ojos y despiertes todos tus sentidos, por si acaso todavía no estabas convencido.
Con enorme violencia en su desarrollo, "Ox-Bow Incident" tiene sin embargo la misión de alertarnos sobre el derecho primordial que tenemos todos a un juicio justo y al peligro que corremos si intentamos aplicar por nuestra cuenta la ley del ojo por ojo. Porque eso lleva a más violencia y a cometer fallos irreparables. Es sin duda un mensaje para épocas pasadas pero que es contemporáneo a los tiempos que vivimos. Totalmente recomendable. Excelente contenido y excelente continente.
La película en sí es perfecta. Un ritmo altísimo no deja al espectador ni un momento de respiro. La estupenda fotografía de Arthur C. Miller nos regala planos inolvidables y simbólicos y que, junto a la buena mano de Wellman, dan lugar al ambiente sombrío y trágico que envuelve toda la película. Estupendas interpretaciones con un gran reparto. Reparto encabezado por un Henry Fonda magnético a más no poder y mostrando una mirada perdida que es reflejo perfecto del abismo al que se dirigen los protagonistas. Y luego está Dana Andrews. Este magnífico actor que con su aparición hace que abras los ojos y despiertes todos tus sentidos, por si acaso todavía no estabas convencido.
Con enorme violencia en su desarrollo, "Ox-Bow Incident" tiene sin embargo la misión de alertarnos sobre el derecho primordial que tenemos todos a un juicio justo y al peligro que corremos si intentamos aplicar por nuestra cuenta la ley del ojo por ojo. Porque eso lleva a más violencia y a cometer fallos irreparables. Es sin duda un mensaje para épocas pasadas pero que es contemporáneo a los tiempos que vivimos. Totalmente recomendable. Excelente contenido y excelente continente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La carta final es una lección moral tremenda e inolvidable. Una carta del asesinado leida a los asesinos. Sus caras apoyados en la barra del Darby´s reflejan el castigo al que, desde ese momento y hasta que mueran, les someterá sus conciencias. A todos. Menos a siete.
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