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6,8
4.324
8
14 de noviembre de 2023
14 de noviembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Spoorloos", también conocida como "The Vanishing" en su versión más anglosajona, es esa película que Stephen King, el maestro del terror, proclama como la más aterradora que ha visto. ¿Exageración del rey del horror? Quizás. Pero lo que es seguro es que "Spoorloos" se clava en tu psique como un clavo oxidado, y te deja un regusto amargo cada vez que te detienes en una estación de servicio en un viaje largo.
Dirigida por George Sluizer, esta joya del cine holandés-francés es un thriller psicológico que se cocina a fuego lento, con una premisa tan sencilla como inquietante: una mujer desaparece en un área de descanso, dejando a su pareja en una búsqueda obsesiva por respuestas. Olvídense de monstruos bajo la cama o espectros en el armario; el verdadero terror de "Spoorloos" reside en su realismo, en esa sensación persistente de que lo que ves podría sucederle a cualquiera.
El terror aquí no se sirve con sustos baratos ni con efectos sangrientos. No, señores, este es un menú gourmet de suspense psicológico, sazonado con un estudio detallado de los personajes. La angustia y la obsesión del protagonista son tan palpables, que te encuentras mordiéndote las uñas, sintiendo cada uno de sus desesperados pasos en busca de su amada desaparecida.
Pero lo más perturbador de "Spoorloos" es su villano. Un personaje tan normal, tan corriente, que hiela la sangre. No hay nada más aterrador que el mal que se esconde en la normalidad, y este filme lo explora con una maestría que hace que te cuestiones cada rostro anónimo que encuentras en tu día a día.
La película te lleva en una montaña rusa emocional, con giros que te dejan descolocado y un final que, sin desvelar demasiado, es de esos que te hacen querer gritarle a la pantalla. Un final que justifica cada elogio de King y que te deja con una sensación de vacío y desasosiego.
"Spoorloos" no es una película de terror al uso, es algo mucho más siniestro: un viaje al lado más oscuro del alma humana. No te asusta con monstruos, sino con la realidad, y eso, amigos míos, es mucho más terrorífico.
Cada vez que paro en una estación de servicio en la carretera, no puedo evitar mirar a mi alrededor y recordar "Spoorloos". Una película que se una buena puntuación, no tanto por lo que muestra, sino por lo que insinúa y deja resonando en tu cabeza mucho después de haberla visto.
Dirigida por George Sluizer, esta joya del cine holandés-francés es un thriller psicológico que se cocina a fuego lento, con una premisa tan sencilla como inquietante: una mujer desaparece en un área de descanso, dejando a su pareja en una búsqueda obsesiva por respuestas. Olvídense de monstruos bajo la cama o espectros en el armario; el verdadero terror de "Spoorloos" reside en su realismo, en esa sensación persistente de que lo que ves podría sucederle a cualquiera.
El terror aquí no se sirve con sustos baratos ni con efectos sangrientos. No, señores, este es un menú gourmet de suspense psicológico, sazonado con un estudio detallado de los personajes. La angustia y la obsesión del protagonista son tan palpables, que te encuentras mordiéndote las uñas, sintiendo cada uno de sus desesperados pasos en busca de su amada desaparecida.
Pero lo más perturbador de "Spoorloos" es su villano. Un personaje tan normal, tan corriente, que hiela la sangre. No hay nada más aterrador que el mal que se esconde en la normalidad, y este filme lo explora con una maestría que hace que te cuestiones cada rostro anónimo que encuentras en tu día a día.
La película te lleva en una montaña rusa emocional, con giros que te dejan descolocado y un final que, sin desvelar demasiado, es de esos que te hacen querer gritarle a la pantalla. Un final que justifica cada elogio de King y que te deja con una sensación de vacío y desasosiego.
"Spoorloos" no es una película de terror al uso, es algo mucho más siniestro: un viaje al lado más oscuro del alma humana. No te asusta con monstruos, sino con la realidad, y eso, amigos míos, es mucho más terrorífico.
Cada vez que paro en una estación de servicio en la carretera, no puedo evitar mirar a mi alrededor y recordar "Spoorloos". Una película que se una buena puntuación, no tanto por lo que muestra, sino por lo que insinúa y deja resonando en tu cabeza mucho después de haberla visto.
ConciertoSerie

7,6
307
9
8 de abril de 2023
8 de abril de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Edad de Oro", presentado por la inimitable Paloma Chamorro, fue sin duda uno de los programas más innovadores y arriesgados que se emitieron en la televisión española a principios de los años 80. Con su mezcla única de música, arte, cine y moda, Chamorro y su equipo crearon un espacio verdaderamente vanguardista que rompió con los moldes de lo que se consideraba televisión convencional.
El programa presentó artistas y grupos que más tarde se convertirían en iconos de la cultura pop, como The Smiths, The Jesus and Mary Chain, Echo and The Bunnymen y Nick Cave. Pero no sólo se centró en la música, sino que también ofreció una plataforma para artistas emergentes de otras disciplinas, como el cine, la moda o el arte contemporáneo.
Pero lo que realmente destacó de "La Edad de Oro" fue su enfoque transgresor y subversivo. Chamorro se atrevió a mostrar obras de arte controvertidas, películas independientes y a entrevistar a personajes que no solían tener cabida en los medios convencionales. El programa tuvo una gran influencia en la cultura underground española, abriendo una ventana a un mundo desconocido y emocionante.
Con su estilo único y visionario, "La Edad de Oro" marcó un antes y un después en la televisión española, y dejó una huella imborrable en la memoria de toda una generación de espectadores. Sin duda, un programa que siempre será recordado como un hito en la historia de la televisión y de la cultura pop en España.
El programa presentó artistas y grupos que más tarde se convertirían en iconos de la cultura pop, como The Smiths, The Jesus and Mary Chain, Echo and The Bunnymen y Nick Cave. Pero no sólo se centró en la música, sino que también ofreció una plataforma para artistas emergentes de otras disciplinas, como el cine, la moda o el arte contemporáneo.
Pero lo que realmente destacó de "La Edad de Oro" fue su enfoque transgresor y subversivo. Chamorro se atrevió a mostrar obras de arte controvertidas, películas independientes y a entrevistar a personajes que no solían tener cabida en los medios convencionales. El programa tuvo una gran influencia en la cultura underground española, abriendo una ventana a un mundo desconocido y emocionante.
Con su estilo único y visionario, "La Edad de Oro" marcó un antes y un después en la televisión española, y dejó una huella imborrable en la memoria de toda una generación de espectadores. Sin duda, un programa que siempre será recordado como un hito en la historia de la televisión y de la cultura pop en España.
9
7 de abril de 2023
7 de abril de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie de ficción "Winning Time" es una joya de la comedia que sigue la historia de cómo Los Angeles Lakers se convirtieron en el equipo de baloncesto profesional más exitoso de la década de 1980. Aunque la rivalidad con los Celtics y otros equipos es inevitable en la historia del baloncesto, esta serie se centra en la evolución de la franquicia angelina.
Quincy Isaiah es impresionante como Magic Johnson, el jugador que cautivó a la audiencia con su estilo de juego innovador y sus extravagancias fuera de la cancha. Además, la serie lo muestra como un promiscuo, lo que añade un toque de humor y humanidad a la leyenda del baloncesto.
Pero "Winning Time" no se limita a los jugadores estrella, también se enfoca en Jerry Buss, el propietario de los Lakers, quien es retratado con una perspectiva humorística que lo convierte en uno de los personajes más divertidos de la serie. En cambio, Jerry West, interpretado por Jason Segel, es retratado como alguien que no para de perder los nervios, lo que le da un giro interesante al icono de los Lakers.
La serie está llena de momentos divertidos y escenas que mantienen al espectador al borde de su asiento. Además, la estética de la época está muy bien representada, desde la ropa hasta la música. Y aunque la serie recibió críticas de algunos de los protagonistas, HBO no pidió disculpas, argumentando que los hechos son como los plasma en la serie.
En definitiva, "Winning Time" marca el ritmo de la cancha y de la comedia. Es una serie de obligada visualización para los aficionados al baloncesto y para aquellos que simplemente quieren reírse y pasar un buen rato.
Quincy Isaiah es impresionante como Magic Johnson, el jugador que cautivó a la audiencia con su estilo de juego innovador y sus extravagancias fuera de la cancha. Además, la serie lo muestra como un promiscuo, lo que añade un toque de humor y humanidad a la leyenda del baloncesto.
Pero "Winning Time" no se limita a los jugadores estrella, también se enfoca en Jerry Buss, el propietario de los Lakers, quien es retratado con una perspectiva humorística que lo convierte en uno de los personajes más divertidos de la serie. En cambio, Jerry West, interpretado por Jason Segel, es retratado como alguien que no para de perder los nervios, lo que le da un giro interesante al icono de los Lakers.
La serie está llena de momentos divertidos y escenas que mantienen al espectador al borde de su asiento. Además, la estética de la época está muy bien representada, desde la ropa hasta la música. Y aunque la serie recibió críticas de algunos de los protagonistas, HBO no pidió disculpas, argumentando que los hechos son como los plasma en la serie.
En definitiva, "Winning Time" marca el ritmo de la cancha y de la comedia. Es una serie de obligada visualización para los aficionados al baloncesto y para aquellos que simplemente quieren reírse y pasar un buen rato.
9
7 de abril de 2023
7 de abril de 2023
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"Black Mirror" es una serie de ficción que se ha ganado merecidamente un lugar en la cultura popular por su capacidad de reflexionar sobre las implicaciones sociales, éticas y morales que tienen las nuevas tecnologías en nuestras vidas. A través de episodios independientes entre sí, la serie de Charlie Brooker se sumerge en un futuro no muy lejano para examinar cómo la tecnología ha cambiado nuestra forma de interactuar, relacionarnos y vivir.
La serie destaca por su capacidad de mantener un equilibrio constante entre la innovación tecnológica y las cuestiones éticas y morales que plantea. Cada episodio se presenta como una pequeña cápsula de ciencia ficción que, a través de una trama ingeniosa, nos muestra las consecuencias de la tecnología en la vida humana. Desde el control mental hasta la vigilancia masiva, la serie aborda una variedad de temas que van más allá de lo que se podría esperar de una serie de televisión convencional.
Pero lo que hace que "Black Mirror" sea una serie verdaderamente única es su capacidad para cuestionar nuestra relación con la tecnología. En lugar de simplemente mostrar el lado negativo de la tecnología, la serie nos invita a cuestionar la forma en que la utilizamos y cómo puede afectar nuestras vidas en el futuro. Nos hace pensar en las consecuencias que tendrá la tecnología en nuestra sociedad, en la ética y en la moral. La serie nos recuerda que, a pesar de todas las ventajas que nos ofrece la tecnología, siempre debemos estar vigilantes y pensar en las consecuencias a largo plazo.
En resumen, "Black Mirror" es una obra maestra televisiva que aborda temas complejos de manera inteligente y cautivadora. La serie ofrece una visión crítica e inquisitiva sobre cómo la tecnología está cambiando nuestras vidas, y nos hace reflexionar sobre lo que podemos hacer para garantizar que sigamos siendo humanos en un mundo cada vez más tecnológico. Si aún no la has visto, deberías darle una oportunidad.
La serie destaca por su capacidad de mantener un equilibrio constante entre la innovación tecnológica y las cuestiones éticas y morales que plantea. Cada episodio se presenta como una pequeña cápsula de ciencia ficción que, a través de una trama ingeniosa, nos muestra las consecuencias de la tecnología en la vida humana. Desde el control mental hasta la vigilancia masiva, la serie aborda una variedad de temas que van más allá de lo que se podría esperar de una serie de televisión convencional.
Pero lo que hace que "Black Mirror" sea una serie verdaderamente única es su capacidad para cuestionar nuestra relación con la tecnología. En lugar de simplemente mostrar el lado negativo de la tecnología, la serie nos invita a cuestionar la forma en que la utilizamos y cómo puede afectar nuestras vidas en el futuro. Nos hace pensar en las consecuencias que tendrá la tecnología en nuestra sociedad, en la ética y en la moral. La serie nos recuerda que, a pesar de todas las ventajas que nos ofrece la tecnología, siempre debemos estar vigilantes y pensar en las consecuencias a largo plazo.
En resumen, "Black Mirror" es una obra maestra televisiva que aborda temas complejos de manera inteligente y cautivadora. La serie ofrece una visión crítica e inquisitiva sobre cómo la tecnología está cambiando nuestras vidas, y nos hace reflexionar sobre lo que podemos hacer para garantizar que sigamos siendo humanos en un mundo cada vez más tecnológico. Si aún no la has visto, deberías darle una oportunidad.
27 de abril de 2025
27 de abril de 2025
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En un año donde las carteleras siguen copadas de superhéroes cansinos y remakes que nadie pidió, aparece "Thelma", una bocanada de aire fresco (y melancólico) que, sin necesidad de trajes de licra ni CGI desbocados, logra hacerte reír, emocionarte y, sobre todo, hacerte pensar.
"Thelma" no es simplemente una comedia ligera sobre una abuela que se mete en líos. Es una elegía, una reflexión delicada y sin dramatismos baratos sobre la vejez, la dignidad y el paso del tiempo. Que no os despisten algunos gags cómicos (brillantemente dosificados), porque debajo de esa superficie amable late una historia profundamente humana, construida con el respeto y la ternura que rara vez vemos en el cine actual.
June Squibb, esa secundaria eterna que ha brillado durante décadas en la sombra, se apodera aquí del protagonismo a sus más de noventa años con una naturalidad y una gracia que ya quisieran muchos actores jóvenes sobreactuados. Su interpretación de Thelma no sólo es entrañable; es, sencillamente, magistral. Transmite fortaleza, vulnerabilidad, tozudez y amor con una autenticidad desarmante. Cada arruga de su rostro parece contar su propia historia.
A su lado, Richard Roundtree —sí, el mismísimo Shaft, aunque aquí cambie la gabardina por la sabiduría serena de los años— ofrece una de esas actuaciones que te arrancan una sonrisa cómplice y un nudo en la garganta. Y por si no fuera suficiente, Malcolm McDowell, en un papel pequeño pero jugoso, le pone el broche de oro con esa mezcla de cinismo y fragilidad que tan bien domina.
"Thelma" no necesita gritar para ser escuchada. No necesita aspavientos para conmover. Es una película que acaricia más que golpea, que retrata la vejez no como un epílogo lúgubre, sino como una etapa donde aún caben la aventura, la rebeldía y el amor.
En definitiva, una pequeña joya que, en su modestia, deslumbra más que muchas supuestas "grandes obras" de la temporada. No dejéis que pase desapercibida.
"Thelma" no es simplemente una comedia ligera sobre una abuela que se mete en líos. Es una elegía, una reflexión delicada y sin dramatismos baratos sobre la vejez, la dignidad y el paso del tiempo. Que no os despisten algunos gags cómicos (brillantemente dosificados), porque debajo de esa superficie amable late una historia profundamente humana, construida con el respeto y la ternura que rara vez vemos en el cine actual.
June Squibb, esa secundaria eterna que ha brillado durante décadas en la sombra, se apodera aquí del protagonismo a sus más de noventa años con una naturalidad y una gracia que ya quisieran muchos actores jóvenes sobreactuados. Su interpretación de Thelma no sólo es entrañable; es, sencillamente, magistral. Transmite fortaleza, vulnerabilidad, tozudez y amor con una autenticidad desarmante. Cada arruga de su rostro parece contar su propia historia.
A su lado, Richard Roundtree —sí, el mismísimo Shaft, aunque aquí cambie la gabardina por la sabiduría serena de los años— ofrece una de esas actuaciones que te arrancan una sonrisa cómplice y un nudo en la garganta. Y por si no fuera suficiente, Malcolm McDowell, en un papel pequeño pero jugoso, le pone el broche de oro con esa mezcla de cinismo y fragilidad que tan bien domina.
"Thelma" no necesita gritar para ser escuchada. No necesita aspavientos para conmover. Es una película que acaricia más que golpea, que retrata la vejez no como un epílogo lúgubre, sino como una etapa donde aún caben la aventura, la rebeldía y el amor.
En definitiva, una pequeña joya que, en su modestia, deslumbra más que muchas supuestas "grandes obras" de la temporada. No dejéis que pase desapercibida.
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