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Críticas ordenadas por utilidad
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7
4 de marzo de 2013
4 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine no son sólo imágenes rodadas. En el cine se necesita un imaginero: en este caso tres. Cuando quieres contar hasta seis hay que parpadear seis veces y mirar hacia seis lugares distintos de la habitación. De forma aleatoria, dejándo el proceso de mirada al azar. Una al techo, otra al suelo, a la pared, a la estantería llena de libros, películas y discos. Seis veces y no necesariamente en ese orden o a esos lugares; para luego pensar en cada recodo y hacer germinar historias en la mente.
Yo elegí El Cine cómo las más elevada de las Artes, porque engloba todas las demás. El Septimo Arte: Las Seis más el Espectador; absorto, en proceso catárquico de abstracción.
Más alla de la frontera de cada parpadeo hay una historia, que lleva al computo global de un Todo. No todo lo que se mire tiene que alcanzar la categoria de originalidad, ni ocupar un lugar más relevante que el anterior. Pero cada mirada tiene su encanto, su particular mundo regido por reglas más allá de las nubes, del tiempo y el espacio. ¿No es acaso la vida una sucesión de repeticiones con diferentes matices, y aún así sigue emocionando?
Magnífico trabajo de Andy, Lana Wachowski y Tom Tykwer. Dotado de una arquitectura poderosamente esculpida, que invita a danzar de un lugar a otro con majestuosa música ; repleta de un poderoso y hechizante lirismo.
Por cierto, soy capaz de disfrutar de cada una de las Artes por separado, pero cuando se engarzan con criterio se produce el Milagro.
Yo elegí El Cine cómo las más elevada de las Artes, porque engloba todas las demás. El Septimo Arte: Las Seis más el Espectador; absorto, en proceso catárquico de abstracción.
Más alla de la frontera de cada parpadeo hay una historia, que lleva al computo global de un Todo. No todo lo que se mire tiene que alcanzar la categoria de originalidad, ni ocupar un lugar más relevante que el anterior. Pero cada mirada tiene su encanto, su particular mundo regido por reglas más allá de las nubes, del tiempo y el espacio. ¿No es acaso la vida una sucesión de repeticiones con diferentes matices, y aún así sigue emocionando?
Magnífico trabajo de Andy, Lana Wachowski y Tom Tykwer. Dotado de una arquitectura poderosamente esculpida, que invita a danzar de un lugar a otro con majestuosa música ; repleta de un poderoso y hechizante lirismo.
Por cierto, soy capaz de disfrutar de cada una de las Artes por separado, pero cuando se engarzan con criterio se produce el Milagro.

6,1
8.553
7
24 de octubre de 2021
24 de octubre de 2021
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen por ahí que vuelve Paul Schrader. Y yo les pregunto: ¿cuándo se fue? Es en los últimos años cuando el realizador y guionista norteamericano ha estado más activo. Podemos echar la vista atrás a su magnífica El Reverendo (2017), protagonizada por Ethan Hawke y Amanda Seyfried. No ha tenido que pasar demasiado tiempo para que el director de Michigan se pusiera de nuevo detrás de las cámaras, y una vez más, firmando el libreto, nos haga llegar un nuevo trabajo que se presenta en España a través de la 66 SEMINCI, festival al que ha estado íntimamente ligado en varias ocasiones, que no duda utilizar como puerta de entrada hacia nuestras fronteras.
Schrader escribe y dirige The Card Counter, protagonizada por Oscar Isaac (Dune, 2021), acompañado por Tye Sheridan, Tiffany Haddish y Willem Dafoe. Con su habitual visceralidad nos sumerge en un submundo de traumas, póquer, venganzas y redención. William Tell (Oscar Isaac), es un ex soldado que vaga por Estados Unidos, viviendo de casino en casino, ganándose la vida como jugador profesional de póquer. Es dentro de este mundo de azar y cartas, cuando se cruzará con viejos fantasmas y personas que hagan que su vida dé un vuelco, replanteándose su existencia mientras decide mostrar sus naipes mirando al futuro. Metido dentro de una espiral de obsesiones y noches de insomnio, dónde una noche se junta con otra y que pase el día siguiente. Atrapado sin salida con la única compañía de picas, diamantes, tréboles y corazones.
Corazones solitarios que el destino caprichoso se empeña en unir. Schrader, utiliza su estilizado tono sucio, muchas veces envenenado, para mostrar el pasado; echando mano de travellings y lentes deformadas que convierten la experiencia en un mundo claustrofóbico que contagia al espectador. Muchos momentos de póquer profesional en los que el espectador sin conocimientos del juego corre el peligro de hundirse, aunque no lastren la narración fundamental del film. No sólo naipes, sino cartas llenas de remordimientos y frustraciones que se giran sin tapujos en un mundo hostil. Personajes que dan el contrapunto necesario para intentar dar la vuelta a la situación. Y mesas, muchas mesas de juego, con tapete verde en las que se deciden los designios de tantas y tantas almas errantes. Todo al compás de la partitura electrónica de Giancarlo Vulcano y las canciones de Robert Levon Green, que nos acompañan en varios momentos de la película.
Schrader no se desata, prefiere dosificar. Lo que no significa que no tengamos momentos muy potentes a lo largo de la trama. No renuncia a bellas secuencias que reflejan el estado de ánimo y del deseo de cambio interior. Precioso el paseo entre William Tell (Oscar Isaac) y La Linda (Tiffany Haddish) en medio de un parque lleno de bombillas de colores en medio de la noche. Pero tampoco renuncia a ser más explícto con los orígenes de los demonios. Momentos que deben ser olvidados y que no dejan de aflorar, y que de forma inevitable se vuelven recurrentes. La mirada se extiende a esos jóvenes perdidos y sin rumbo, que de no corregir su brújula se ven abocados a una incierta deriva de impredecibles consecuencias.
Catarsis y redención. Si hubiese que elegir dos palabras para definir el mensaje de base de la película serían esas. Esas acciones que se hacen muchas veces llevados por las circunstancias, aquellas que no nos hacen sentir orgullosos y terminan pesando para siempre. Como dos mundos separados por un grueso cristal a modo de penitencia antes de poder volver a tocarse. Paul Schrader no pierde la fe y exige tiempo. Tenso e implacable va dando la vuelta a las cartas a su ritmo. Una buena mano de póquer es fruto del azar. Confiemos en la persona que nos mira directamente a los ojos tras el cristal.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/24/66-seminci-cartas-para-redimir-the-card-counter-paul-schrader-2021/
Schrader escribe y dirige The Card Counter, protagonizada por Oscar Isaac (Dune, 2021), acompañado por Tye Sheridan, Tiffany Haddish y Willem Dafoe. Con su habitual visceralidad nos sumerge en un submundo de traumas, póquer, venganzas y redención. William Tell (Oscar Isaac), es un ex soldado que vaga por Estados Unidos, viviendo de casino en casino, ganándose la vida como jugador profesional de póquer. Es dentro de este mundo de azar y cartas, cuando se cruzará con viejos fantasmas y personas que hagan que su vida dé un vuelco, replanteándose su existencia mientras decide mostrar sus naipes mirando al futuro. Metido dentro de una espiral de obsesiones y noches de insomnio, dónde una noche se junta con otra y que pase el día siguiente. Atrapado sin salida con la única compañía de picas, diamantes, tréboles y corazones.
Corazones solitarios que el destino caprichoso se empeña en unir. Schrader, utiliza su estilizado tono sucio, muchas veces envenenado, para mostrar el pasado; echando mano de travellings y lentes deformadas que convierten la experiencia en un mundo claustrofóbico que contagia al espectador. Muchos momentos de póquer profesional en los que el espectador sin conocimientos del juego corre el peligro de hundirse, aunque no lastren la narración fundamental del film. No sólo naipes, sino cartas llenas de remordimientos y frustraciones que se giran sin tapujos en un mundo hostil. Personajes que dan el contrapunto necesario para intentar dar la vuelta a la situación. Y mesas, muchas mesas de juego, con tapete verde en las que se deciden los designios de tantas y tantas almas errantes. Todo al compás de la partitura electrónica de Giancarlo Vulcano y las canciones de Robert Levon Green, que nos acompañan en varios momentos de la película.
Schrader no se desata, prefiere dosificar. Lo que no significa que no tengamos momentos muy potentes a lo largo de la trama. No renuncia a bellas secuencias que reflejan el estado de ánimo y del deseo de cambio interior. Precioso el paseo entre William Tell (Oscar Isaac) y La Linda (Tiffany Haddish) en medio de un parque lleno de bombillas de colores en medio de la noche. Pero tampoco renuncia a ser más explícto con los orígenes de los demonios. Momentos que deben ser olvidados y que no dejan de aflorar, y que de forma inevitable se vuelven recurrentes. La mirada se extiende a esos jóvenes perdidos y sin rumbo, que de no corregir su brújula se ven abocados a una incierta deriva de impredecibles consecuencias.
Catarsis y redención. Si hubiese que elegir dos palabras para definir el mensaje de base de la película serían esas. Esas acciones que se hacen muchas veces llevados por las circunstancias, aquellas que no nos hacen sentir orgullosos y terminan pesando para siempre. Como dos mundos separados por un grueso cristal a modo de penitencia antes de poder volver a tocarse. Paul Schrader no pierde la fe y exige tiempo. Tenso e implacable va dando la vuelta a las cartas a su ritmo. Una buena mano de póquer es fruto del azar. Confiemos en la persona que nos mira directamente a los ojos tras el cristal.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/24/66-seminci-cartas-para-redimir-the-card-counter-paul-schrader-2021/

6,4
25.428
8
28 de abril de 2022
28 de abril de 2022
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La riqueza de la mitología nórdica y germana cobra una nueva dimensión en este nuevo proyecto dirigido por Robert Eggers (‘La Bruja’, ‘El Faro). Abandona los códigos del cine de terror, aunque no todos ellos, para adentrarse en un largometraje lleno de esoterismo y poética, dentro de la barbarie más descarnada en los inicios del Siglo X.
Nos encontramos en la Islandia de los reinos de granjas, en la que los clanes, acuden juntos al fragor de las batallas vikingas para proteger y aumentar sus haciendas. Una etapa plena de cultos paganos y superstición, donde las familias se asientan en equilibrio con los dioses, confiándoles sus designios y otorgando sacrificios, a cambio de crecimiento y riquezas. Presenciamos ritos de la brujería ancestral del norte, cuando el hombre unía su alma con bestias y animales al amparo del Yggdrasil, árbol de la vida que mantiene unido todas las regiones del universo.
En este contexto regresa al hogar el rey Aurvandil (Ethan Hawke) después de una contienda. Allí se reúne con su mujer e hijo, Gudrún y Amleth (Nicole Kidman, Alexander Skarsgård). Es justo después de un ritual iniciático para Amleth cuando Fjölnir (Claes Bang), hermano bastardo del rey, lleva a cabo su traición para hacerse con el poder y erigirse como nuevo rey. Se lleva a cabo al sometimiento y exterminio del antiguo linaje para que la nueva sangre fluya en el territorio. Amleth, legítimo infante, escapa con la firme determinación de vengar a su padre, rescatar a su madre y asesinar a su tío.
Pasados varios años de penurias y odio acumulado, regresa a Islandia como esclavo desde la región del Rus. Acompañado por Olga (Anya Taylor-Joy), mujer eslava, ducha en conocimientos heréticos, que unirá progresivamente su vida a la de Amleth, convirtiéndose en su íntima confidente.
Eggers hace gala de la mezcla de géneros. Aglutina con habilidad el cine de época, el drama épico y el cine de acción; la visceralidad y los toques de horror quedan desperdigados a lo largo de todo el film. Se cuidan al extremo las localizaciones naturales de Islandia, así como los interiores claustrofóbicos iluminados con la luz de las llamas. El tono de misterio y la belleza de su particular poesía flotan a lo largo de los minutos. Eggers demuestra destreza, no solo con los planos estáticos e inquietantes, sino con las secuencias que requieren movimientos propios de la batalla. Muestra en secuencia la miseria, la podredumbre y, en definitiva, un estilo de vida sucio y escatológico en el que no se ahorra en violencia explícita para rematar el retrato. Con sangre sudor y lágrimas se muestra esta epopeya polar. Con respeto a los dioses y las regiones que habitan, mostrando solemnidad y folklore, sin renunciar a un reparto actoral de primera línea. Mención aparte merece la cantante y actriz Björk, que con su breve aparición en la película, regresa al largometraje veintidós años después de ganar la palma de Oro en Cannes por su papel protagonista en ‘Dancer in the Dark’ (Lars von Trier, 2000).
La película se beneficia de un tratamiento fotográfico tradicional en 35 mm, rehuyendo así al prácticamente omnipresente cine digital actual. De predominancia oscura, no evita las secuencias a plena de luz del día y a cierto preciosismo con tintes macabros. La fotografía saca partido a los grandes contrastes en consonancia con las localizaciones.
Hermosas las llamas a Las Puertas del Hel en medio de una noche eterna. Lustrosas e imponentes las valquirias que conducen a los héroes caídos a las puertas y gloria del Valhalla. El guion está impregnado de influencias claramente shakespearianas, haciendo honor a algunas de sus más célebres tragedias; conjuntando un espléndido trabajo literario al servicio de una historia que nos suena, pero se nos presenta renovada como un inspirado amanecer. Ayuda la música elegida por los compositores que suena gutural y territorial. Acrecenta y empodera unas imágenes impactantes ya extremas de por sí.
Dentro de su estado de descomposición, la película es hermosa. El control de la atmósfera está inspirado con un reparto que cumple con creces. Atención a esa hipnosis que nos produce Anya Taylor-Joy, convertida en musa de su director. Ojo a ese cuerpo anabolizado de Alexander Skarsgård, en el que la mirada se va tornando triste al acaecer de los acontecimientos.
Las cuerdas del destino y esos hilos que unen, mientras nos conducen hacia un nuevo despertar. Una película extraña, de las de antes pero nueva, que resplandece en la copa del Fresno Eterno.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2022/04/28/quebrantas-con-la-fuerza-yo-con-la-inteligencia-el-hombre-del-norte-2022-robert-eggers/
Nos encontramos en la Islandia de los reinos de granjas, en la que los clanes, acuden juntos al fragor de las batallas vikingas para proteger y aumentar sus haciendas. Una etapa plena de cultos paganos y superstición, donde las familias se asientan en equilibrio con los dioses, confiándoles sus designios y otorgando sacrificios, a cambio de crecimiento y riquezas. Presenciamos ritos de la brujería ancestral del norte, cuando el hombre unía su alma con bestias y animales al amparo del Yggdrasil, árbol de la vida que mantiene unido todas las regiones del universo.
En este contexto regresa al hogar el rey Aurvandil (Ethan Hawke) después de una contienda. Allí se reúne con su mujer e hijo, Gudrún y Amleth (Nicole Kidman, Alexander Skarsgård). Es justo después de un ritual iniciático para Amleth cuando Fjölnir (Claes Bang), hermano bastardo del rey, lleva a cabo su traición para hacerse con el poder y erigirse como nuevo rey. Se lleva a cabo al sometimiento y exterminio del antiguo linaje para que la nueva sangre fluya en el territorio. Amleth, legítimo infante, escapa con la firme determinación de vengar a su padre, rescatar a su madre y asesinar a su tío.
Pasados varios años de penurias y odio acumulado, regresa a Islandia como esclavo desde la región del Rus. Acompañado por Olga (Anya Taylor-Joy), mujer eslava, ducha en conocimientos heréticos, que unirá progresivamente su vida a la de Amleth, convirtiéndose en su íntima confidente.
Eggers hace gala de la mezcla de géneros. Aglutina con habilidad el cine de época, el drama épico y el cine de acción; la visceralidad y los toques de horror quedan desperdigados a lo largo de todo el film. Se cuidan al extremo las localizaciones naturales de Islandia, así como los interiores claustrofóbicos iluminados con la luz de las llamas. El tono de misterio y la belleza de su particular poesía flotan a lo largo de los minutos. Eggers demuestra destreza, no solo con los planos estáticos e inquietantes, sino con las secuencias que requieren movimientos propios de la batalla. Muestra en secuencia la miseria, la podredumbre y, en definitiva, un estilo de vida sucio y escatológico en el que no se ahorra en violencia explícita para rematar el retrato. Con sangre sudor y lágrimas se muestra esta epopeya polar. Con respeto a los dioses y las regiones que habitan, mostrando solemnidad y folklore, sin renunciar a un reparto actoral de primera línea. Mención aparte merece la cantante y actriz Björk, que con su breve aparición en la película, regresa al largometraje veintidós años después de ganar la palma de Oro en Cannes por su papel protagonista en ‘Dancer in the Dark’ (Lars von Trier, 2000).
La película se beneficia de un tratamiento fotográfico tradicional en 35 mm, rehuyendo así al prácticamente omnipresente cine digital actual. De predominancia oscura, no evita las secuencias a plena de luz del día y a cierto preciosismo con tintes macabros. La fotografía saca partido a los grandes contrastes en consonancia con las localizaciones.
Hermosas las llamas a Las Puertas del Hel en medio de una noche eterna. Lustrosas e imponentes las valquirias que conducen a los héroes caídos a las puertas y gloria del Valhalla. El guion está impregnado de influencias claramente shakespearianas, haciendo honor a algunas de sus más célebres tragedias; conjuntando un espléndido trabajo literario al servicio de una historia que nos suena, pero se nos presenta renovada como un inspirado amanecer. Ayuda la música elegida por los compositores que suena gutural y territorial. Acrecenta y empodera unas imágenes impactantes ya extremas de por sí.
Dentro de su estado de descomposición, la película es hermosa. El control de la atmósfera está inspirado con un reparto que cumple con creces. Atención a esa hipnosis que nos produce Anya Taylor-Joy, convertida en musa de su director. Ojo a ese cuerpo anabolizado de Alexander Skarsgård, en el que la mirada se va tornando triste al acaecer de los acontecimientos.
Las cuerdas del destino y esos hilos que unen, mientras nos conducen hacia un nuevo despertar. Una película extraña, de las de antes pero nueva, que resplandece en la copa del Fresno Eterno.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2022/04/28/quebrantas-con-la-fuerza-yo-con-la-inteligencia-el-hombre-del-norte-2022-robert-eggers/
1 de julio de 2022
1 de julio de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La visita al museo conduce a Camila hacia la vitrina. Allí contempla varias especies y a esa ausencia entre cristales; en su lugar una fotografía, cara a cara, mirada frente a frente. Ella, una vez allí. Después, en busca de dignidad.
La cineasta argentina, Inés Barrionuevo, dirige este intimísimo retrato sobre la mujer adolescente y el cambio. De forma sutil, confiando en las sensaciones producidas en el espectador, se extiende un amplio espectro de atmósferas y situaciones que, en gran parte de las ocasiones, son mucho más elocuentes y demoledoras que los propios diálogos del film. Una película que se nutre de miradas, descubrimiento y poderosas metáforas con diversos grados de hermetismo. Una opacidad que se sintoniza con los pensamientos de Camila (Nina Dziembrowski), nuestra protagonista en estado de crisálida, aguardando la eclosión y la metamorfosis hacia la adultez.
Camila abandona La Plata junto con su madre y hermana, trasladándose al bullicio de Buenos Aires, para estar cerca de su abuela, gravemente enferma. Allí se abre paso en un mundo totalmente nuevo, en el que cada movimiento en el tablero marcará su forma de ser para siempre. Los adultos adoptan roles prácticamente irrelevantes, siendo el joven elenco el encargado de cargar con esos avatares. Poco sabemos de la separación de los padres de Camila, aunque sí queda clara una relación rebelde y tirante con su madre que no pasa por sus mejores momentos.
Camila asiste a su nueva escuela. Un lugar que se convierte en la cantera del proceso del cambio. Conocer a los alumnos, nuevos compañeros; alianzas y traiciones en un ambiente mucho más conservador y hostil que clama revolución. Un estricto entorno que tiene su válvula de escape durante las noches. Fiestas, bares, música y sexo, contrapuestos a la falsa moral del centro educativo, donde las lecciones de alto nivel apuñalan por la espalda según termina la jornada lectiva. Jóvenes abandonados a su suerte, mientras buscan el consuelo en ese otro alguien.
La vacuidad de valores encuentra su camino a través de las relaciones más íntimas, aunque esto signifique la más descarnada de las disputas. Agonía y silencio aun estando acompañado. Sugerentes y ásperas texturas ayudan a conseguir un efecto de soledad, con un grito ahogado que busca el abrazo y la compañía. Viviendas casi deshabitadas; camas asépticas hambrientas de piel al caer la noche. El beso furtivo que se escapa en el alfeizar de la ventana. Representaciones sacras opuestas al alarido pagano de protesta. Una por otra, otra por una.
Un viaje iniciático que no conoce otro trayecto que no sea el de querer avanzar. Un alma que se apaga y libera a otras muchas. Ese despertar distinto que guía por el sendero oculto en busca del reflejo. No hay ausencia. Ella, ahora sí allí; mirada frente a frente y en compañía.
Un film enigmático, atmosférico, lleno de profundas reflexiones y revelaciones. La música nos mece, la fotografía oprime. El canto del cisne hacia un nuevo despertar. Se siente nueva. Camila: etérea, intangible y digna.
https://cinemiamor.wordpress.com/2022/07/02/alguna-vez-te-replantearas-si-vale-la-pena-seguir-teniendo-miedo-camila-saldra-esta-noche-2021-ines-barrionuevo/
La cineasta argentina, Inés Barrionuevo, dirige este intimísimo retrato sobre la mujer adolescente y el cambio. De forma sutil, confiando en las sensaciones producidas en el espectador, se extiende un amplio espectro de atmósferas y situaciones que, en gran parte de las ocasiones, son mucho más elocuentes y demoledoras que los propios diálogos del film. Una película que se nutre de miradas, descubrimiento y poderosas metáforas con diversos grados de hermetismo. Una opacidad que se sintoniza con los pensamientos de Camila (Nina Dziembrowski), nuestra protagonista en estado de crisálida, aguardando la eclosión y la metamorfosis hacia la adultez.
Camila abandona La Plata junto con su madre y hermana, trasladándose al bullicio de Buenos Aires, para estar cerca de su abuela, gravemente enferma. Allí se abre paso en un mundo totalmente nuevo, en el que cada movimiento en el tablero marcará su forma de ser para siempre. Los adultos adoptan roles prácticamente irrelevantes, siendo el joven elenco el encargado de cargar con esos avatares. Poco sabemos de la separación de los padres de Camila, aunque sí queda clara una relación rebelde y tirante con su madre que no pasa por sus mejores momentos.
Camila asiste a su nueva escuela. Un lugar que se convierte en la cantera del proceso del cambio. Conocer a los alumnos, nuevos compañeros; alianzas y traiciones en un ambiente mucho más conservador y hostil que clama revolución. Un estricto entorno que tiene su válvula de escape durante las noches. Fiestas, bares, música y sexo, contrapuestos a la falsa moral del centro educativo, donde las lecciones de alto nivel apuñalan por la espalda según termina la jornada lectiva. Jóvenes abandonados a su suerte, mientras buscan el consuelo en ese otro alguien.
La vacuidad de valores encuentra su camino a través de las relaciones más íntimas, aunque esto signifique la más descarnada de las disputas. Agonía y silencio aun estando acompañado. Sugerentes y ásperas texturas ayudan a conseguir un efecto de soledad, con un grito ahogado que busca el abrazo y la compañía. Viviendas casi deshabitadas; camas asépticas hambrientas de piel al caer la noche. El beso furtivo que se escapa en el alfeizar de la ventana. Representaciones sacras opuestas al alarido pagano de protesta. Una por otra, otra por una.
Un viaje iniciático que no conoce otro trayecto que no sea el de querer avanzar. Un alma que se apaga y libera a otras muchas. Ese despertar distinto que guía por el sendero oculto en busca del reflejo. No hay ausencia. Ella, ahora sí allí; mirada frente a frente y en compañía.
Un film enigmático, atmosférico, lleno de profundas reflexiones y revelaciones. La música nos mece, la fotografía oprime. El canto del cisne hacia un nuevo despertar. Se siente nueva. Camila: etérea, intangible y digna.
https://cinemiamor.wordpress.com/2022/07/02/alguna-vez-te-replantearas-si-vale-la-pena-seguir-teniendo-miedo-camila-saldra-esta-noche-2021-ines-barrionuevo/
31 de octubre de 2021
31 de octubre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gran misterio se esconde entre las imágenes y sonidos del primer largometraje dirigido por Nathalie Álvarez Mesén. Clara Sola, es un film que funciona desde diversas capas de lectura independientes, con un nexo de unión propiciado por Wendy Chinchilla Araya, su protagonista. Son capas que van desde lo aparente y real, que pasan por un ente natural cósmico todopoderoso, y que se refugian en microcosmos de seres, testigos de lo maravilloso. El corazón de la película se cubre de diferentes niveles, que confían en el espectador para lograr su acceso. Es posible que haya quien permanezca en lo obvio y obtenga válidas conclusiones, pero existe la posibilidad de bucear en un mundo más allá de lo tangible, en el que existe un ecosistema y una percepción extrasensorial fabulosa y perturbadora.
Clara es una mujer entrada en los 40 años, que vive con su familia en una casa en medio de la selva costarricense. Es una persona introvertida, con problemas físicos de espalda, que posee un alto grado de sensitividad para entrar en contacto con el mundo natural del que se ve envuelta. Es capaz de entablar una íntima conexión con Yuca, su yegua, escuchar los sonidos de La Tierra; o tener un nexo muy especial con el escarabajo que habita en el terrario de su habitación. La madre aprovecha de sus cualidades especiales para que lleguen multitudes de personas a la zona, y dejando un generoso donativo se beneficien de las propiedades “curativas” de su hija. Clara observa su entorno. Ve como su sobrina, María, inicia una relación sentimental. En un momento determinado se produce un terremoto que despierta a Clara de su letargo. Es a partir de ahí cuando su personalidad se desarrolla, y empieza a tomar decisiones que cambian su destino y el de los que la rodean.
Provista de una compleja puesta en escena, la película se filma en localizaciones naturales de la selva tropical. La aparición de elementos puramente latinos se mezclan con los propios de la cinematografía sueca, quedando claras las raíces escandinavas de de la directora; dejando patentes las influencias de cineastas como Ingmar Bergman, elementos del cine de Dreyer, incluso tocando, ya desde EE UU, parámetros del cine de Terrence Malick. Álvarez Mesén diseña un potente coctel en el que se adueña de un estilo muy personal gracias a un estilizado tratamiento audiovisual. La cámara transita diferentes espacios naturales en consonancia con los interiores; se obtiene una fotografía muy contrastada que combina diferentes modos de ver el mundo: lo cotidiano y resplandeciente en contraposición a lo místico y mágico. Se añade un tratamiento orgánico, en el que la sensación de estar en contacto con el mundo vivo fluye con una fuerza imperiosa.
La bailarina Wendy Chinchilla Araya ofrece una interpretación llena de sentido y sentimiento. Sus fuertes rasgos chocan con un interior lleno de sensibilidad y profundidad. Asistimos a un recital de miradas, parcas palabras y silencios llenos de significado. Nos adentramos en una personalidad fascinante, en la que su reivindicación como mujer se produce a través de cauces menos convencionales y más valientes, que se desmarcan de lo sencillo utilizando modos intrincados. Ofir, el escarabajo verde volador, la pureza de la yegua Yuca, o esas luciérnagas que acompañan a Clara en alguno de sus momentos más íntimos. Esa Clara que se torna rebelde e iconoclasta, cuando desafía a la tradición dominante y asistimos boquiabiertos a la ruptura de las leyes físicas conocidas.
El film cuenta con un diseño de sonido muy cuidado y preciso. Cada sonido está mimado con un cariño respetuoso y especial. Además la banda sonora de Ruben De Gheselle nos hace partícipes de la emoción pura que destila cada una de las secuencias del film, con la utilización predominante de cuerdas.
Clara otorga nombres secretos a los seres vivos. Su recelo a compartirlos se puede comparar a encontrarla sola en uno de esos momentos de intimidad absoluta. En algún lugar del mundo, metida en esa selva llena de prodigios y magia. Mientras la contemplamos con ese vestido azul deudor de los cuentos de hadas. Sola hacia la eternidad.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/31/66-seminci-cual-es-tu-nombre-secreto-clara-sola-nathalie-alvarez-mesen-2021/
Clara es una mujer entrada en los 40 años, que vive con su familia en una casa en medio de la selva costarricense. Es una persona introvertida, con problemas físicos de espalda, que posee un alto grado de sensitividad para entrar en contacto con el mundo natural del que se ve envuelta. Es capaz de entablar una íntima conexión con Yuca, su yegua, escuchar los sonidos de La Tierra; o tener un nexo muy especial con el escarabajo que habita en el terrario de su habitación. La madre aprovecha de sus cualidades especiales para que lleguen multitudes de personas a la zona, y dejando un generoso donativo se beneficien de las propiedades “curativas” de su hija. Clara observa su entorno. Ve como su sobrina, María, inicia una relación sentimental. En un momento determinado se produce un terremoto que despierta a Clara de su letargo. Es a partir de ahí cuando su personalidad se desarrolla, y empieza a tomar decisiones que cambian su destino y el de los que la rodean.
Provista de una compleja puesta en escena, la película se filma en localizaciones naturales de la selva tropical. La aparición de elementos puramente latinos se mezclan con los propios de la cinematografía sueca, quedando claras las raíces escandinavas de de la directora; dejando patentes las influencias de cineastas como Ingmar Bergman, elementos del cine de Dreyer, incluso tocando, ya desde EE UU, parámetros del cine de Terrence Malick. Álvarez Mesén diseña un potente coctel en el que se adueña de un estilo muy personal gracias a un estilizado tratamiento audiovisual. La cámara transita diferentes espacios naturales en consonancia con los interiores; se obtiene una fotografía muy contrastada que combina diferentes modos de ver el mundo: lo cotidiano y resplandeciente en contraposición a lo místico y mágico. Se añade un tratamiento orgánico, en el que la sensación de estar en contacto con el mundo vivo fluye con una fuerza imperiosa.
La bailarina Wendy Chinchilla Araya ofrece una interpretación llena de sentido y sentimiento. Sus fuertes rasgos chocan con un interior lleno de sensibilidad y profundidad. Asistimos a un recital de miradas, parcas palabras y silencios llenos de significado. Nos adentramos en una personalidad fascinante, en la que su reivindicación como mujer se produce a través de cauces menos convencionales y más valientes, que se desmarcan de lo sencillo utilizando modos intrincados. Ofir, el escarabajo verde volador, la pureza de la yegua Yuca, o esas luciérnagas que acompañan a Clara en alguno de sus momentos más íntimos. Esa Clara que se torna rebelde e iconoclasta, cuando desafía a la tradición dominante y asistimos boquiabiertos a la ruptura de las leyes físicas conocidas.
El film cuenta con un diseño de sonido muy cuidado y preciso. Cada sonido está mimado con un cariño respetuoso y especial. Además la banda sonora de Ruben De Gheselle nos hace partícipes de la emoción pura que destila cada una de las secuencias del film, con la utilización predominante de cuerdas.
Clara otorga nombres secretos a los seres vivos. Su recelo a compartirlos se puede comparar a encontrarla sola en uno de esos momentos de intimidad absoluta. En algún lugar del mundo, metida en esa selva llena de prodigios y magia. Mientras la contemplamos con ese vestido azul deudor de los cuentos de hadas. Sola hacia la eternidad.
Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/31/66-seminci-cual-es-tu-nombre-secreto-clara-sola-nathalie-alvarez-mesen-2021/
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