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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
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17 de octubre de 2019 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No dudo de que la película sea una gran película, ni de que la interpretación de Phoenix sea merecedora de Oscar (de hecho creo que estaría bastante de acuerdo con ello), pero admitiendo esto, y reconociendo la capacidad de transmitir ese desasosiego, esa sensación de perturbación, ese drama enfermizo, Joker no es mi tipo de película.

Sabía más o menos lo que iba a ver por lo que no puedo hablar de decepción, aunque quizá podría haberle pillado más el punto de haber introducido otros elementos. Sabía que no iba a ver una película de superhéroes, pero quizá esperaba una versión que recordara más al cómic. No estoy hablando de que aparezca Batman ni nada similar, pero sí que me hubiera gustado tener la sensación de que estamos en la Gotham city de los cómics, de que este iba a ser el villano que unos años después atormentaría a Batman.

Soy consciente de que el problema aquí es mío, no de la película, puesto que estos elementos darán un poco igual al gran público y en general a la valoración de la calidad cinematográfica de la cinta, pero el caso es que eso, sumado a un ritmo algo lento que parece que no termina de arrancar (quizá porque uno se pasa la mayor parte de la película esperando el momento en el que se convierta "oficialmente" en el Joker) hace que la experiencia no me resulte tan satisfactoria como parece que sí le pasa a la mayoría.

No obstante, insisto, pese a que la película no me haya llegado de la manera que parece estar llegando a la mayoría, reconozco todos su méritos y considero que es una película que hay que ver. Eso sí, yo me sigo quedando con Heath Ledger.
30 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta crítica un poco como homenaje a Alan Rickman, fallecido recientemente en el momento en que escribo esto. Las jóvenes generaciones lo considerarán siempre como Snape, de Harry Potter, pero para los que crecimos en los 80 Alan Rickman será para siempre Hans Gruber, el ladrón (¿quién ha dicho que fuera terrorista?) alemán que con frialdad y elegancia le amarga la vida a un policía de Nueva York más solo que Gary Cooper ante el peligro. Y es que en esta modélica película de acción en la que casi todo funciona como un engranaje perfecto, hay mucho más que un gran villano (que deja a la altura del betún a cualquier malo del tres al cuarto de las posteriores películas de acción de los 80 y los 90, e incluso de las posteriores secuelas de la saga) hay también un gran héroe. Ya que si Alan Rickman construye un villano de lujo, Bruce Willis construye un héroe de acción para la eternidad, y si alguien duda de ello, por favor, que me diga el nombre de alguno de esos héroes musculados interpretados por Van Damme, Steven Seagal, Schwarzenegger y hasta el mismísimo Chuck Norris. ¿No? ¿Ninguno? Creo que John McLane podría explicarnos por qué.

La jungla de cristal ha sido plantilla para la gran mayoría de las películas del género en los años posteriores, pero casi ninguna le llegaba a los talones. Ninguno de esos héroes tenía el carisma y la socarronería del policía de Nueva York que se encontraba en el peor sitio en el momento más inadecuado y ninguno de esos villanos tenía el magnetismo del ladrón (¿quién ha dicho que fuera terrorista) alemán que casi hasta el final de la película aún parecía que podía ganar.

Aquí no encontraremos artes marciales, ni héroes desarmados que tumban a mamporros a 17 enemigos armados. No tenemos a un malo malísimo al que hasta sus secuaces temen y que se los carga cuando fracasan como si le sobraran. Lo que sí es tenemos a un policía que es un ser humano, puede que sea un tipo duro, pero no es un superhéroe. No es un ex-fuerzas especiales, no es el número 1 de su departamento, no es un famoso agente entrenado por el gobierno (aunque eso cambiaría poco a poco en las secuelas). Es solo un tipo que empieza la película con sus problemas personales, problemas cotidianos que todo el mundo puede entender en un grado u otro, y que se topa con una situación que no esperaba y que le supera.

Es un grano en el culo para los malos, pero le cuesta sangre, sudor y lágrimas (literalmente) y que a pesar de las pequeñas victorias que va logrando no deja de estar en una situación desesperada en toda la película.

Lo que también tenemos es un malo que no es un villano de opereta. Es un asesino y un criminal como muchos de los que (por desgracia) puede haber en este mundo. No echa risotadas maléficas, no es un tipo duro que casi podría derrotar al bueno a puñetazos, ni tiene un ejército de sicarios anónimos e intercambiables. Es un criminal inteligente y planificador que ha reunido a un grupo de criminales como él, profesionales, con los que en algún momento se deja entrever que no son meros mercenarios, que son amigos, compañeros y parte del plan. No los va a traicionar para quedarse él solo con el botín. Él es la cabeza, el que ha planificado el golpe, pero esto es un trabajo en equipo. “Reina” entre los malos por puro carisma, no por violencia o intimidación (muchos de sus compañeros podrían hasta darle una paliza sin problemas) y le siguen porque saben que él es el más apto para guiar el golpe. Y todo eso está en la gran interpretación de Alan Rickman que supo darle ese carisma y apartarlo del villano típico (se dice que en el guion original Hans Gruber vestía con uniforme militar, pero Alan Rickman propuso que sería mejor que vistiera de traje y corbata).

Al final uno de los puntos fuertes de la película es el duelo de ingenio entre el héroe y el villano, ya sea hablando por walkie-talkie o las pocas veces que se ven cara a cara, y todo lo que rodea a ese duelo convierte a la película en una montaña rusa donde nunca sabes exactamente cuál va a ser el siguiente movimiento de los malos o del bueno. Una montaña rusa guiada con precisión por la mano de John McTiernan, que sazona con humor socarrón espectaculares escenas de acción sin necesidad del CGI con una gran factura técnica y una limpia fotografía que llega al clímax en la gloriosa escena en la que los malos logran abrir la caja fuerte con el himno de la alegría sonando.

Por supuesto, hay que reconocer los fallos que tiene la película, en los que quizá se abunde en ciertos clichés sobre los policías, periodistas e incluso agentes del FBI demasiado tontos para darse cuenta de que son tontos y le están bailando el agua a los malos. En su esfuerzo por demostrar la gran planificación y la superioridad intelectual de los malos a veces la peli cae en mostrar personajes un tanto tópicos.

Aún así, estos defectos, no consiguen desequilibrar el mecanismo de relojería que mencionaba al principio. Posiblemente una de las mejores películas en su género, gracias, no solo a los tiros y a las explosiones, sino a las interpretaciones. Algo a lo que contribuyó en gran medida ese gran actor que era Alan Rickman.

Le echaremos de menos, pero siempre nos quedará el Nakatomi Plaza.
8 de abril de 2014 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos creíamos que la pata más floja del franquicia de Los Vengadores construida por Disney/Marvel era la relacionada con el Capitán América. Aunque considero a su primera incursión en el cine un producto más que digno, hay que reconocer que el Capi lo tiene difícil para calar en los corazones de los espectadores más allá de las fronteras de Estados Unidos. Pero en Marvel han sabido hacer las cosas bien y han logrado convertir esta película sobre el héroe abanderado, no solo en un éxito rotundo, sino en una de las mejores películas echas hasta ahora por el joven estudio. Para empezar, en Marvel, muy sabiamente, han prescindido casi totalmente del patriotismo yanqui que muchos asociarían con el personaje, algo que ya se veía en sus dos previas apariciones en la gran pantalla y que en esta se confirma, dando un primer indicio del intento de acercar al personaje al gran público.


En segundo lugar han apostado por diversificar géneros más allá del puramente superheroico y han construido un tecno-thriller de espionaje que incorpora un superhéroe. Éste es el mayor acierto de la película, el de introducir al personaje en un mundillo, el del espionaje, que le va como anillo al dedo y que da lugar a una de las cintas más redondas de Marvel y una de las mejores películas de acción e intriga de los últimos tiempos.


La película te atrapa casi desde el primer momento, ya que tras una pequeña introducción enseguida pasamos a ver al Capitán en acción y en este caso, a diferencia de en las películas anteriores se nos muestra plenamente por qué se le considera un supersoldado. El despliegue de habilidades con los puños y con el escudo está extremadamente logrado y tiene un resultado visualmente espectacular en pantalla, con hazañas dignas del Capitán América. Pero no todo el mérito de la espectacularidad se la lleva el Capi. La película está llena de momentos para el lucimiento de todos los personajes, llena de persecuciones, tiroteos brutales, peleas cuerpo a cuerpo e incluso combates aéreos. Todo realizado de manera impecable, de manera que te atrapa y no resulta cargante dando lugar a algunas de las mejores escenas de acción que se recuerdan.

Pero no solo de explosiones vive el hombre y hay que destacar un aspecto que viene siendo la tónica general en las pelis de Marvel últimamente: las interacciones entre los personajes. Casi todo el reparto raya a un nivel altísimo. Todos resultan convincentes y cómodos en sus papeles. Si alguien seguía teniendo dudas sobre Chris Evans estoy seguro que tras esta película desaparecerán. Evans se hace totalmente con el papel y se comporta y luce exactamente como uno se imagina que lo haría el Capitán América, mostrando no solo sus habilidades físicas sino también toda la nobleza y carisma que se le supone. De ScarJo como la Viuda Negra se puede decir algo muy parecido, aunque muchos seguían sin verla en el papel tras dos películas, en esta tercera ha logrado convencer a propios y extraños y meterse totalmente en la piel de Natasha Romanoff. Anthony Mackie como el Halcón ha resultado ser un gran hallazgo teniendo el peso justo en la trama. También Nick Furia e incluso Maria Hill tienen sus momentos en la película y la presencia de Robert Redford, aunque los años no pasen en balde, siempre da empaque. El único pero, de los pocos de la película, habría que ponerlo en el villano que da título a la cinta. Y es que, el Soldado de Invierno, pese a ser una amenaza física realmente intimidante resulta no tener tanto peso en la trama como da a entender el título.


En cuanto al argumento, seguimos estando ante una película de superhéroes y por tanto mantiene ciertos convencionalismos del género, pero se encuentra brillantemente revestida de una trama de intrigas muy del estilo de las películas de espionaje de los 70, cuyo único pero puede ser que el pastel se revela algo pronto, pero que aún así consigue engancharte y hacer que disfrutes de la historia tanto como de las escenas de acción.


A todo esto hay que añadir, para aquellos que no son espectadores casuales, sino que están al loro de todas las películas relacionadas con la franquicia de los Vengadores, que esta película realmente remueve las aguas en el universo cinematográfico de Marvel dejando la cosa en una situación realmente apasionante de cara a la esperada secuela de los Vengadores.


En conclusión, estamos ante la que para mí sería una de las tres mejores películas de Marvel Studios, que resulta ser una cinta de una factura notable y hecha de manera inteligente, que sin estar exenta de fallos (menores) resulta ser no solo un espectáculo de primera categoría sino también una muy buena película por méritos propios. (Ah y además está repleta de guiños, algunos de ellos no hace falta saber de comics para pillarlos).
1 de enero de 2014 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que soy un gran defensor del primer Thor, pero tras ver esta secuela no cabe duda de que supera a su predecesora en casi todos los aspectos. Thor: El mundo oscuro es ante todo una película de puro entretenimiento, un buen espectáculo para el disfrute de cualquier espectador, sea conocedor de las aventuras impresas del personaje o simple neófito que se acerca al cine con la intención de pasar el rato. Creo sinceramente que la mayoría de la gente saldrá del cine al menos con la impresión de haber disfrutado de una diversión digna y muchos saldrán totalmente satisfechos e incluso emocionados.

Naturalmente, como he dicho, para ello es importante ser consciente de que es una película destinada a producir nada más y nada menos que dos horas de evasión y de disfrute. Quien vaya buscando otra cosa, desde luego no la va a encontrar. Lo cual no quiere decir que sea ni mucho menos un demérito de la película. Saber hacer un entretenimiento plenamente satisfactorio no es algo al alcance de todos (no hay más que dar un repaso a las carteleras semanalmente para contrastarlo) y esta cinta tiene todos los ingredientes para lograrlo.

Pero antes de enumerar sus virtudes, destacaré sus defectos, que, sinceramente, no son muchos. Es cierto que la película tarda en arrancar, puede haber momentos en los que parece que la acción no llega (pero llega, vaya si llega) y al mismo tiempo da la impresión de que Thor no acaba de tener su momento de gloria durante la película. Sin duda esto último es una percepción plenamente subjetiva, por lo que puede que ni siquiera la mayoría de los que hayan disfrutado de la película hayan reparado en ese hecho, pero es cierto que durante tramos de la película se echa de menos contemplar cuan realmente poderoso es Thor.

A partir de aquí, todo positivo. Sin duda, la gran baza de la película es el aspecto visual, con un diseño de producción espectacular y unos efectos especiales sobresalientes la imaginería y los escenarios poseen una belleza que ya quisieran para sí muchas otras grandes producciones. Aquí por fin entramos de lleno en la ciudad dorada y vemos a sus habitantes en su vida cotidiana y contemplamos los páramos de los 9 mundos, algo que el anterior film no nos dejaba ver, es sin duda algo que enriquece a la película. Todo el reparto raya a un gran nivel y aunque los tres guerreros y la dama Sif (quien por cierto participa en una trama que la película abre y no resuelve, según parece por cuestiones del montaje final dando más protagonismo a Loki) ven su participación un tanto mermada, el resto del plantel de secundarios tienen mayor peso en la película (incluida René Russo como la diosa Freya, que tiene una gran escena, y Jane Foster a la que dotan de mayor importancia en la trama). Sin duda el dúo protagonista destaca sobre todos los demás, y aunque Loki resulta ser todo un “fan favourite”, que tiene algunas de las mejores frases de la película, no es menos cierto que Chris Hemsworth ha hecho suyo el papel de Thor de la misma manera que Robert Downey Jr. ha hecho suyo el papel de Iron Man. Juntos componen una relación de amor-odio fraternal que impregna toda la película y le da empaque.

Finalmente, algo que resulta fundamental en el funcionamiento de la cinta es el bien llevado equilibrio entre acción y humor. A la manera en que ya ocurriera con Los Vengadores las escenas de acción más grandes que la vida se encuentran trufadas de hilarantes frases y situaciones que entran en la categoría de memorables.

Al final el conjunto le deja a uno con un muy buen sabor de boca convirtiendo a Thor: El mundo oscuro en otro gran acierto de Marvel Studios y una demostración de cómo hacer bien las cosas sin extravagancias ni giros argumentales extraños (sí, te estoy mirando a ti, Iron Man 3) y como se nos promete al final de los créditos, Thor volverá, primero con sus amiguetes y luego nuevamente en solitario, y yo personalmente le estaré esperando.
7 de diciembre de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
Lo único nuevo que introduce esta secuela con respecto a sus predecesoras es la renovación de casi la totalidad del reparto. Por lo demás, no hay nada remotamente original en esta película que no hayamos visto ya en las anteriores. Y el caso es que tiene un buen comienzo, pero al final deriva a lo de siempre. Ningún esquema nuevo, ningún intento de que parezca un nuevo arranque para la franquicia, nada que pueda sorprender al espectador, solamente las mismas explosiones, la misma destrucción masiva, las mismas carreras, las mismas persecuciones, las mismas (y ultraviolentas) peleas robóticas y los mismos diálogos lapidarios ridículos. La historia, como era de esperar es de lo más simplona, pero eso por sí mismo no sería problema si estuviera bien aderezada con los elementos adecuados para crear un entretenimiento digno, lo cual, por supuesto, no ocurre, a lo que hay que añadir que el montaje, como ya ocurriera con su predecesora, tiene fallos gordos, saltos de ritmo, personajes que se olvidan durante gran parte del metraje y luego salen de la nada etc

Pero en realidad el pecado más grave de ésta película es precisamente que en su enorme exageración puede lograr incluso lo contrario de lo que se propone, y es que ser un entretenimiento vacuo es perdonable (e incluso a veces se puede agradecer) pero si además de su nula calidad cinematográfica, la película aburre, entonces apaga y vámonos. Con todo y con eso, le doy un aprobadillo raspado puesto que, como ocurría en sus antecesoras, hay secuencias de acción que desde el punto de vista visual pueden resultar interesantes e incluso hay algún momento que te hace esbozar una sonrisa (y no sé que tendrá Stanley Tucci que por mala que sea la película, e incluso su personaje, se las apaña siempre para ser solvente).

En el análisis final se podría considerar que es un producto de calidad cinematográfica ciertamente baja (o nula), incluso insultante para los fans de los amados robots transformables (la caracterización de los autobots, incluido Optimus Prime, es nefasta y no guarda relación alguna con lo que podríamos saber de los personajes por sus versiones en otros medios) pero es posible que baste con desconectar el cerebro durante el metraje de la película y planteársela como si uno tuviera 7 años para por lo menos evadirse durante las casi tres horas que dura. Si uno intenta ver algo más en ella es lógico que le duela la pérdida de tiempo y/o dinero invertido, si uno va sabiendo a lo que va y es plenamente consciente de ello, quizá hasta logre pasar un rato distraído.
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