You must be a loged user to know your affinity with KRIVO
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
6
1 de abril de 2024
1 de abril de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
La vi en su época de estreno y me pareció una película interesante, atractiva, pero desigual e irregular. Grandilocuente y casi presumida obra de su director, que termina por ensombrecer un producto que pudo ser brillante. La volví a ver hace poco tiempo y, en general, mantengo mi apreciación. Y no eludiré las comparaciones con los clásicos sobre el tema.
Kenneth Branagh entrega una puesta en escena tan deslumbrante como hiperbólica, con un tono a veces excesivo, de teatralidad filmada. Se nota que quiere alcanzar la majestuosidad como cine, tanto en lo técnico (decorados, paisajes, fotografía, ambientación) como en la dirección propiamente tal (cámara nerviosa, por momentos apabullante). Es una película imponente en su factura, creo que no hay duda. Claro, el bueno de Keneth dispuso de un generoso financiamiento. Pero destaco sobre el conjunto, la monumental banda sonora de Patrick Doyle, acorde con el ritmo de la película, aunque casi no da respiro.
Algunas interpretaciones planas, otras correctas y algunas pasadas de rosca (especialmente la del propio Branagh). Curiosamente, la más contenida es la del histrión Robert de Niro, en el papel de un monstruo que mucho me recuerda (en su caracterización facial y de vestuario) al compuesto por Christopher Lee para "La maldición de Frankenstein", de la Hammer, 1957.
La cinta se me hizo larga, al incluir la parte de la travesía polar ártica, buscando ceñirse a la obra literaria. A diferencia de las versiones de la Universal y de la Hammer, que son mucho más sintéticas y van al grano. Por eso mismo, son más eficaces, narrativamente hablando.
Esta versión de Branagh (y Coppola como productor) se inicia con la expedición hacia el Polo Norte del capitán Walton y su sorpresivo encuentro con Victor Frankenstein, quien tiene una larga, extraña y sobrecogedora historia que contar. Y desde ahí, en un racconto, transcurre toda la película para terminar en el mismo punto de partida, y con un final sorprendente. En todo caso, es un comienzo y final con notables imágenes, pero que más parece cine de aventuras.
Branagh muestra a Víctor Frankenstein en su niñez rodeada del cariño familiar, aquí hace otro guiño al clásico de Hammer, y construye un personaje con cierta complejidad psicológica, con su particular concepto de la ciencia, de la moral y de la vida. Algo entra en las disquisiciones existencialistas, éticas y antropológicas que caracterizan a tan interesante figura, pero sin profundizar. Más bien, prima lo frenético. Prefiere la acción, a ratos atropellada, el melodrama personal y de pareja, para el lucimiento propio. Todo es rápido, incluso las escenas en el laboratorio que necesitaban ralentizarse para crear más atmósfera (qué diferencia con el magnífico clásico de la Universal,1931). Su personaje es el centro absoluto de la película, con buena dosis de sus reconocidos dramatismos shakesperianos, que en ocasiones peca de narcisista (por ejemplo, la excesiva escena de la creación del “monstruo” o su exhibicionismo a torso desnudo y lubricado).
Y el corolario casi demencial es la creación-resucitación de la esposa de Víctor, una histriónica, pero en general correcta, Helena Bonham Carter, en un añadido innecesario, además de trepidante como escena. Tal vez es un homenaje de Branagh al otro clásico de Universal, la soberbia “La novia de Frankenstein”, 1935.
¿Y la criatura? Compleja construcción y desafío para De Niro. Como el inmenso actor que es, sabemos que logra prácticamente todos los registros. Aquí, creo que hay una mezcla de elementos. Nos entrega una interpretación cercana al espíritu del original literario, en el sentido de que el “monstruo” es un ser desvalido, solitario y que se siente rechazado por la sociedad. Un ser incomprendido e incompleto. Pero aprende a hablar, a leer y otras reglas básicas de la socialización, demostrando un cierto nivel cognitivo. No es el simple bruto asesino solamente. Mantiene conversaciones con su creador, tiene sentimientos y hasta llora. Está correcto el oscarizado De Niro, en líneas generales. Pero ocurre que es De Niro (y no un actor desconocido) y entonces, hay varios gestos y muecas suyas que me recuerdan a sus malvados de otras películas. Como Max Cady de “Cabo de Miedo” por nombrar uno. Y en la célebre escena del encuentro e interacción con el ciego (momento mítico del clásico de 1935), hay un esfuerzo por construir una interpretación propia, diferente y humana. Está bien Robert. Pero no puedo sustraerme de la inmortal creación de Boris Karloff, para el mismo momento, con mayor grado de emotividad, bajo los sones del Ave María, logrando la mayor humanización del monstruo que se ha visto en pantalla. Sobre esta misma escena, pero en un sentido muy diferente, recomiendo revisar la genial parodia de Mel Brooks ("El Jovencito Frankenstein"), en la cual aparece un divertido Peter Boyle como la criatura y un espléndido Gene Hackman como el ciego. Escena de una hilaridad suprema, y con veneración al clásico.
Como indicamos anteriormente, respecto al maquillaje facial y al abrigo que porta la criatura (en esta versión de 1994) cuando sale a enfrentarse a la sociedad y al mundo, la principal inspiración para ese aspecto del rostro y esa indumentaria, está en la primera película de la Hammer sobre el tema (la ya citada del '57). Quizás, otro homenaje del director, como británico que es.
En resumen, no está del todo mal, pero pudo ser un producto muy superior. Esta versión queda un poco ahogada por la fastuosidad y el efectismo impuesto por su director. Es decir, acá prima la forma sobre el fondo.
Kenneth Branagh entrega una puesta en escena tan deslumbrante como hiperbólica, con un tono a veces excesivo, de teatralidad filmada. Se nota que quiere alcanzar la majestuosidad como cine, tanto en lo técnico (decorados, paisajes, fotografía, ambientación) como en la dirección propiamente tal (cámara nerviosa, por momentos apabullante). Es una película imponente en su factura, creo que no hay duda. Claro, el bueno de Keneth dispuso de un generoso financiamiento. Pero destaco sobre el conjunto, la monumental banda sonora de Patrick Doyle, acorde con el ritmo de la película, aunque casi no da respiro.
Algunas interpretaciones planas, otras correctas y algunas pasadas de rosca (especialmente la del propio Branagh). Curiosamente, la más contenida es la del histrión Robert de Niro, en el papel de un monstruo que mucho me recuerda (en su caracterización facial y de vestuario) al compuesto por Christopher Lee para "La maldición de Frankenstein", de la Hammer, 1957.
La cinta se me hizo larga, al incluir la parte de la travesía polar ártica, buscando ceñirse a la obra literaria. A diferencia de las versiones de la Universal y de la Hammer, que son mucho más sintéticas y van al grano. Por eso mismo, son más eficaces, narrativamente hablando.
Esta versión de Branagh (y Coppola como productor) se inicia con la expedición hacia el Polo Norte del capitán Walton y su sorpresivo encuentro con Victor Frankenstein, quien tiene una larga, extraña y sobrecogedora historia que contar. Y desde ahí, en un racconto, transcurre toda la película para terminar en el mismo punto de partida, y con un final sorprendente. En todo caso, es un comienzo y final con notables imágenes, pero que más parece cine de aventuras.
Branagh muestra a Víctor Frankenstein en su niñez rodeada del cariño familiar, aquí hace otro guiño al clásico de Hammer, y construye un personaje con cierta complejidad psicológica, con su particular concepto de la ciencia, de la moral y de la vida. Algo entra en las disquisiciones existencialistas, éticas y antropológicas que caracterizan a tan interesante figura, pero sin profundizar. Más bien, prima lo frenético. Prefiere la acción, a ratos atropellada, el melodrama personal y de pareja, para el lucimiento propio. Todo es rápido, incluso las escenas en el laboratorio que necesitaban ralentizarse para crear más atmósfera (qué diferencia con el magnífico clásico de la Universal,1931). Su personaje es el centro absoluto de la película, con buena dosis de sus reconocidos dramatismos shakesperianos, que en ocasiones peca de narcisista (por ejemplo, la excesiva escena de la creación del “monstruo” o su exhibicionismo a torso desnudo y lubricado).
Y el corolario casi demencial es la creación-resucitación de la esposa de Víctor, una histriónica, pero en general correcta, Helena Bonham Carter, en un añadido innecesario, además de trepidante como escena. Tal vez es un homenaje de Branagh al otro clásico de Universal, la soberbia “La novia de Frankenstein”, 1935.
¿Y la criatura? Compleja construcción y desafío para De Niro. Como el inmenso actor que es, sabemos que logra prácticamente todos los registros. Aquí, creo que hay una mezcla de elementos. Nos entrega una interpretación cercana al espíritu del original literario, en el sentido de que el “monstruo” es un ser desvalido, solitario y que se siente rechazado por la sociedad. Un ser incomprendido e incompleto. Pero aprende a hablar, a leer y otras reglas básicas de la socialización, demostrando un cierto nivel cognitivo. No es el simple bruto asesino solamente. Mantiene conversaciones con su creador, tiene sentimientos y hasta llora. Está correcto el oscarizado De Niro, en líneas generales. Pero ocurre que es De Niro (y no un actor desconocido) y entonces, hay varios gestos y muecas suyas que me recuerdan a sus malvados de otras películas. Como Max Cady de “Cabo de Miedo” por nombrar uno. Y en la célebre escena del encuentro e interacción con el ciego (momento mítico del clásico de 1935), hay un esfuerzo por construir una interpretación propia, diferente y humana. Está bien Robert. Pero no puedo sustraerme de la inmortal creación de Boris Karloff, para el mismo momento, con mayor grado de emotividad, bajo los sones del Ave María, logrando la mayor humanización del monstruo que se ha visto en pantalla. Sobre esta misma escena, pero en un sentido muy diferente, recomiendo revisar la genial parodia de Mel Brooks ("El Jovencito Frankenstein"), en la cual aparece un divertido Peter Boyle como la criatura y un espléndido Gene Hackman como el ciego. Escena de una hilaridad suprema, y con veneración al clásico.
Como indicamos anteriormente, respecto al maquillaje facial y al abrigo que porta la criatura (en esta versión de 1994) cuando sale a enfrentarse a la sociedad y al mundo, la principal inspiración para ese aspecto del rostro y esa indumentaria, está en la primera película de la Hammer sobre el tema (la ya citada del '57). Quizás, otro homenaje del director, como británico que es.
En resumen, no está del todo mal, pero pudo ser un producto muy superior. Esta versión queda un poco ahogada por la fastuosidad y el efectismo impuesto por su director. Es decir, acá prima la forma sobre el fondo.
4
10 de julio de 2023
10 de julio de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
El tema es interesante, no cabe duda. Pero vi la película, y desde el desafortunado título, ya me pareció, estereotipada y desenfocada. Además, una pareja de "viejos", interpretada por actores jóvenes, ¿Qué significa esto? Se puede interpretar como una exploración actoral, un trabajo de experimentación. Pero el resultado no es satisfactorio. Le resta credibilidad, ese “experimento” no convence, al margen de la buena labor de ambos (como actuación).
Por otra parte, esta pareja de adultos mayores mantiene una mala relación de convivencia, llena de tensiones, son dos personas casi desagradables el uno para el otro, no tienen tema de conversación, lo único que comen es pan con tecito. Es la pobreza, se entiende el contexto, pero es una visión deformada de las carencias. No conversan, no hay reflexión, no hay interacción, más allá de la simplicidad y precariedad de lo cotidiano. Queda esbozada una crítica social, pero es epidérmica.
En la película no hay casi nada de lo que podría haber, tratándose del tema del envejecimiento. Sólo lugares comunes (de hecho, esa película argentina, con tal nombre, es un producto muy superior sobre la misma temática).
Sólo al final la cinta sube peldaños con un buen clímax dramático, más que nada por el buen hacer de los protagonistas.
En resumen, una oportunidad desperdiciada para hacer una película mucho más profunda, con mayor sentido, más existencial si se quiere, y de todas maneras más entretenida, acerca del conflicto gerontológico y sus variadas aristas. Y sin tanto estereotipo esterilizante.
Termino con una frase del antropólogo Ashley Montagu: "La idea es morir joven, lo más tarde posible". Eso me interpreta mil veces más que esta película fallida.
Trama y Desarrollo = 3.0
Protagonistas = 7.0
Fotografía y Ambientación = 4.0
Música = 3.0
PROMEDIO = 4.25
Por otra parte, esta pareja de adultos mayores mantiene una mala relación de convivencia, llena de tensiones, son dos personas casi desagradables el uno para el otro, no tienen tema de conversación, lo único que comen es pan con tecito. Es la pobreza, se entiende el contexto, pero es una visión deformada de las carencias. No conversan, no hay reflexión, no hay interacción, más allá de la simplicidad y precariedad de lo cotidiano. Queda esbozada una crítica social, pero es epidérmica.
En la película no hay casi nada de lo que podría haber, tratándose del tema del envejecimiento. Sólo lugares comunes (de hecho, esa película argentina, con tal nombre, es un producto muy superior sobre la misma temática).
Sólo al final la cinta sube peldaños con un buen clímax dramático, más que nada por el buen hacer de los protagonistas.
En resumen, una oportunidad desperdiciada para hacer una película mucho más profunda, con mayor sentido, más existencial si se quiere, y de todas maneras más entretenida, acerca del conflicto gerontológico y sus variadas aristas. Y sin tanto estereotipo esterilizante.
Termino con una frase del antropólogo Ashley Montagu: "La idea es morir joven, lo más tarde posible". Eso me interpreta mil veces más que esta película fallida.
Trama y Desarrollo = 3.0
Protagonistas = 7.0
Fotografía y Ambientación = 4.0
Música = 3.0
PROMEDIO = 4.25

7,4
12.263
8
3 de junio de 2023
3 de junio de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Tan magnífica (por lo que propone) como controvertida cinta de Peckinpah, la única del género bélico que realizó. Es un feroz alegato contra la inutilidad, el sinsentido y la estupidez de la guerra, de los simbolismos bélicos y del impuesto sentido del deber militar. Se ubica en el frente de la Europa Oriental, con las escaramuzas entre los nazis y los soviéticos, pero desde la mirada de los primeros. Por lo tanto, es una película poco habitual entre el cúmulo de obras cinematográficas sobre la 2da. Guerra Mundial. Rompe esquemas y hace pensar, dentro de la pletórica y a veces algo atropellada acción . Ese es un mérito grande, que deja la hebra para la reflexión. El mensaje se sobrepone a los aspectos más técnicos de la filmación (en este item tiene sus carencias).
Con un frenético uso de la cámara y un sentido implacable de la acción, que son marca de la casa, nos entrega un relato crítico, lleno de de escepticismo sobre este invento humano que es la guerra, pero también con escenas descarnadas que muestran una visión del conflicto bélico desde adentro. Notable personaje e interpretación de James Coburn y muy correctos James Mason, Maximilian Schell y David Warner en sus roles. Senta Berger, episódica y como siempre bella.
En su estreno en EEUU no fue popular, obviamente, pues relata los hechos del enfrentamiento nazi-soviético y más encima, desde la perspectiva del bando alemán. En Europa, en cambio, fue un éxito, en unos países más que en otros. Es una cinta nada ideológica ni tampoco patriotera, como “Buscando al soldado Ryan”, por ejemplo, que destila nacionalismo yanqui por los cuatro costados.
Trama y Desarrollo = 9.0
Interpretaciones = 9.0
Ambientación y fotografía = 8.0
Música = 7.0
PROMEDIO = 8.25 -
Con un frenético uso de la cámara y un sentido implacable de la acción, que son marca de la casa, nos entrega un relato crítico, lleno de de escepticismo sobre este invento humano que es la guerra, pero también con escenas descarnadas que muestran una visión del conflicto bélico desde adentro. Notable personaje e interpretación de James Coburn y muy correctos James Mason, Maximilian Schell y David Warner en sus roles. Senta Berger, episódica y como siempre bella.
En su estreno en EEUU no fue popular, obviamente, pues relata los hechos del enfrentamiento nazi-soviético y más encima, desde la perspectiva del bando alemán. En Europa, en cambio, fue un éxito, en unos países más que en otros. Es una cinta nada ideológica ni tampoco patriotera, como “Buscando al soldado Ryan”, por ejemplo, que destila nacionalismo yanqui por los cuatro costados.
Trama y Desarrollo = 9.0
Interpretaciones = 9.0
Ambientación y fotografía = 8.0
Música = 7.0
PROMEDIO = 8.25 -
8
20 de mayo de 2023
20 de mayo de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Es un western admirado y seguido por la mayoría de cinéfilos del género. ¿Se puede agregar algo más a todo lo dicho, sin caer en la reiteración? ¿Se pueden matizar las opiniones, partiendo del reconocimiento de esta notable película? Siempre se puede.
¿Las actuaciones? En general, destacadas, sin llegar a la brillantez. Ni el correctísimo Fonda repite sus roles memorables ni el también correcto Bronson, logra zafarse de sus registros conocidos. La sensual Cardinale sorprende positivamente (demuestra ser más que un cuerpo y un rostro inmensamente atractivos). Robards convincente y los secundarios cumplen.
¿Ambientación y fotografía? Espléndidas.
¿La música? Excelsa y cautivante, tiene identidad propia. El monumental Morricone es un tercio de la calidad de la cinta, a lo menos.
¿La dirección? Bueno, aquí voy a detenerme y puntualizar algunos aspectos, entrando en el juego de las opiniones. Se trata del maestro Leone. Con su indudable sello de calidad, mostrado en ésta y en la trilogía del dólar, con las influencias del neorrealismo italiano, con el ritualismo de la violencia y de la muerte. Lo que hizo en sus películas, evidentemente fue crear un estilo único (copiado hasta la saciedad) transformando el western en una notable experiencia sensorial (Morricone incluido).
Sin embargo, considero que en "Érase una vez en el Oeste", el que muchos catalogan como la cumbre del western leoniano, el maestro romano se ceba demasiado en las formas, es decir, se deleita en un estilismo barroco, academicista, con un estiramiento del tiempo narrativo casi hasta el paroxismo. Es prácticamente un alarde de técnica cinematográfica, dentro de una película larga y particularmente lenta. La forma (sobresaliente) supera al fondo (interesante). Más que la historia que se narra, es la manera de hacerlo. Y no es ningún despropósito decirlo, pues nada de lo anterior le quita el espacio privilegiado que esta película, por derecho propio, se ha ganado en la historia del género. Lo que sí yo le quitaría son 15 ó 20 minutos de metraje.
Tiene un comienzo y un final (incluido el épico duelo) soberbios, pero con toda su magnificencia y comparando con la trilogía, como película global, está un peldaño por debajo de "El bueno, el malo y el feo" y me atrevería a decir, también de "Por unos dólares más", ambas con menor empaque técnico y de producción (aunque igualmente muy bien realizadas), pero con mayor chispa, vivacidad y ritmo.
Me resulta complicado evaluarla, pues mi calificación varía según la perspectiva.
Actuación protagonistas = 8.0
Secundarios = 6.0
Ambientación = 10
Trama y desarrollo = 7.0
Música = 10
PROMEDIO = 8.2
¿Las actuaciones? En general, destacadas, sin llegar a la brillantez. Ni el correctísimo Fonda repite sus roles memorables ni el también correcto Bronson, logra zafarse de sus registros conocidos. La sensual Cardinale sorprende positivamente (demuestra ser más que un cuerpo y un rostro inmensamente atractivos). Robards convincente y los secundarios cumplen.
¿Ambientación y fotografía? Espléndidas.
¿La música? Excelsa y cautivante, tiene identidad propia. El monumental Morricone es un tercio de la calidad de la cinta, a lo menos.
¿La dirección? Bueno, aquí voy a detenerme y puntualizar algunos aspectos, entrando en el juego de las opiniones. Se trata del maestro Leone. Con su indudable sello de calidad, mostrado en ésta y en la trilogía del dólar, con las influencias del neorrealismo italiano, con el ritualismo de la violencia y de la muerte. Lo que hizo en sus películas, evidentemente fue crear un estilo único (copiado hasta la saciedad) transformando el western en una notable experiencia sensorial (Morricone incluido).
Sin embargo, considero que en "Érase una vez en el Oeste", el que muchos catalogan como la cumbre del western leoniano, el maestro romano se ceba demasiado en las formas, es decir, se deleita en un estilismo barroco, academicista, con un estiramiento del tiempo narrativo casi hasta el paroxismo. Es prácticamente un alarde de técnica cinematográfica, dentro de una película larga y particularmente lenta. La forma (sobresaliente) supera al fondo (interesante). Más que la historia que se narra, es la manera de hacerlo. Y no es ningún despropósito decirlo, pues nada de lo anterior le quita el espacio privilegiado que esta película, por derecho propio, se ha ganado en la historia del género. Lo que sí yo le quitaría son 15 ó 20 minutos de metraje.
Tiene un comienzo y un final (incluido el épico duelo) soberbios, pero con toda su magnificencia y comparando con la trilogía, como película global, está un peldaño por debajo de "El bueno, el malo y el feo" y me atrevería a decir, también de "Por unos dólares más", ambas con menor empaque técnico y de producción (aunque igualmente muy bien realizadas), pero con mayor chispa, vivacidad y ritmo.
Me resulta complicado evaluarla, pues mi calificación varía según la perspectiva.
Actuación protagonistas = 8.0
Secundarios = 6.0
Ambientación = 10
Trama y desarrollo = 7.0
Música = 10
PROMEDIO = 8.2

5,0
78
6
19 de mayo de 2023
19 de mayo de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Entretenido spaghetti western, cumple con eso, sin mayores pretensiones reflexivas, profundización psicológica de personajes ni un guión muy elaborado. Para eso veo alguna obra maestra de Ford o Hawks. Tampoco una dirección estilizada y enfoque neorrealista, convirtiendo al cine western en una notable experiencia sensorial. Para eso veo otra obra maestra, esta vez, de Leone.
Entonces ¿Qué tenemos en esta película de Stegani? Una historia sencilla y bien ambientada, con un buen Giuliano Gemma, que se muestra como un pistolero ágil y hábil con el revólver y puños, incluso cuchillos. Similar a su simpático personaje de Ringo, aunque aquí sufre más y le borran la sonrisa del rostro. Sale airoso de todas las situaciones difíciles, en ocasiones algo exageradas. En cuanto a las peleas a puño limpio, creo que Gemma es uno de los mejores exponentes del spaghetti western, por su agilidad y técnica (el italiano practicó boxeo y actividades circenses en su juventud).
Esta cinta tiene buenos tiroteos y peleas, con una trama y enfoque más parecido al western estadounidense clásico (por ejemplo, ¨El último tren a Gun Hill¨), que a un spaghetti. Guardando las distancias con la notable película de Sturges por supuesto. Me refiero solamente a cierto aspecto de la historia que se cuenta, del jovencito mimado hijo del ricachón y casi dueño del pueblo, que se ha metido en líos con sus malas juntas, y que no es "tan bueno" como lo creen. Incluso aquí tenemos un final inesperado y quizás apresurado.
Vemos un sheriff correcto y moderado, lo mismo que el médico del pueblo, lo mejorcito entre secundarios más bien planos. Ambos ayudan al héroe. Tenemos unos villanos regulares en su papel, hay uno por ahí que abusa de las risotadas, hasta en su momento postrero. Varios personajes menores pueblan la película, y tenemos una historia de amor con la chica rescatada por el bueno de Gemma, que encuentro deslavada, le falta nervio. Más que nada por la ausencia de carisma y fuerza del personaje femenino, una bella Ida Galli.
En resumen, está claro que no es de los mejores productos en su género, pero es más que digno y sale airoso en su objetivo de entretener.
Trama y desarrollo = 4.0
Personajes secundarios = 6.0
Gemma = 8.0
Música = 6.0
PROMEDIO = 6.0
Entonces ¿Qué tenemos en esta película de Stegani? Una historia sencilla y bien ambientada, con un buen Giuliano Gemma, que se muestra como un pistolero ágil y hábil con el revólver y puños, incluso cuchillos. Similar a su simpático personaje de Ringo, aunque aquí sufre más y le borran la sonrisa del rostro. Sale airoso de todas las situaciones difíciles, en ocasiones algo exageradas. En cuanto a las peleas a puño limpio, creo que Gemma es uno de los mejores exponentes del spaghetti western, por su agilidad y técnica (el italiano practicó boxeo y actividades circenses en su juventud).
Esta cinta tiene buenos tiroteos y peleas, con una trama y enfoque más parecido al western estadounidense clásico (por ejemplo, ¨El último tren a Gun Hill¨), que a un spaghetti. Guardando las distancias con la notable película de Sturges por supuesto. Me refiero solamente a cierto aspecto de la historia que se cuenta, del jovencito mimado hijo del ricachón y casi dueño del pueblo, que se ha metido en líos con sus malas juntas, y que no es "tan bueno" como lo creen. Incluso aquí tenemos un final inesperado y quizás apresurado.
Vemos un sheriff correcto y moderado, lo mismo que el médico del pueblo, lo mejorcito entre secundarios más bien planos. Ambos ayudan al héroe. Tenemos unos villanos regulares en su papel, hay uno por ahí que abusa de las risotadas, hasta en su momento postrero. Varios personajes menores pueblan la película, y tenemos una historia de amor con la chica rescatada por el bueno de Gemma, que encuentro deslavada, le falta nervio. Más que nada por la ausencia de carisma y fuerza del personaje femenino, una bella Ida Galli.
En resumen, está claro que no es de los mejores productos en su género, pero es más que digno y sale airoso en su objetivo de entretener.
Trama y desarrollo = 4.0
Personajes secundarios = 6.0
Gemma = 8.0
Música = 6.0
PROMEDIO = 6.0
Más sobre KRIVO
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here