La brillantez de esta película radica, (aparte de en una magnífica interpretación del Sr. Cagney que vuelve a protagonizar el papel en el que más a gusto está, el de un brutal y violento delincuente con complejo de Edipo, un niño pequeño con una pistola, o un mono con un saco de bombas, en resumidas, un tipo muy muy peligroso… ) en un guión trepidante, repleto de violencia, con un ritmo vertiginoso, donde los malos son muy malos y los buenos intentan parecerse a los malos sin conseguirlo ( el policía infiltrado en la banda dará mucho juego posteriormente).

Virginia Mayo tiene un punto de chica mala que la hace parecer mucho más atractiva, más de a lo que nos tiene acostumbrados, aunque sólo brilla, no resplandece eclipsada por Ma Jarrett, que junto con su hijo Cody dirigen férreamente una banda de criminales sin escrúpulos donde la consigna principal es “Todo por la pasta”.

El respeto hacia el personaje de Cody Jarret se ve alterado, ante la ausencia de este, por su mujer, cansada de sus brotes psicóticos y su enfermiza violencia, y de la sombra producida por la madre, verdadero amor y apoyo del niño con pistola. Al final el flirteo con el otro gallito del corral produce una sustanciosa baja, aunque queda todavía un perro mucho más fiero para seguir con la rabia acumulada.

Walsh dirige magistralmente. La definición del resultado es una obra perfecta de “Heirst Films”, (cine de atracos) que conjugada con el género carcelario ha generado un producto de cine negro mas que notable. Imprescindible.

Soy contrario a la opinión de Sergi Sánchez, de Diario La Razón, cuando opina que “5 metros cuadrados” carece de retorcido sentido del humor, comparando la cinta con “El pisito”, la comedia de 1959 de Marco Ferreri. Señor Sánchez, no estamos ante una comedia, estamos ante un drama, un drama que denuncia la corrupción urbanística, a políticos sin vergüenza y a empresarios mas sinvergüenzas todavía que se aprovechan del común de la población, esa población a la que le cuesta llegar a fin de mes y que trabajan como pueden ahorrando para comprarse una vivienda digna donde poder vivir. El film también toca otros aspectos cotidianos del día a día y de las relaciones humanas, como la falta de confianza, la insolidaridad e incomprensión de los problemas ajenos, la perseverancia, la arrogancia que da tener dinero y una buena posición social, etc, etc, etc.

Sinceramente no veo dónde puede encajar el humor en esta película. Tal vez al ver a la cómica pareja protagonista ha pensado Vd. que es una comedia. Creo que estamos ante una buena película dentro del dantesco panorama del cine español. Efectivamente no se da solución al problema, pero la cinta creo que tiene el final más justo que se puede esperar, y la forma de tratar la historia creo que es seria y cargada de humanidad.

Si el costumbrismo hispánico es robar y engañar, pues si estamos ante una película costumbrista. Creo que el tema es serio y no es para hacer mofa de él; y si no que le pregunten a los miles de estafados por bandoleros del mismo calibre, seguro que no les hace ni pizca de gracia.

Fernando Tejero desarrolla quizás el mejor papel de toda su carrera, destacando sobre su pareja en el film. El resto del reparto actúa de comparsa, cumpliendo por lo justo, pero cumpliendo.

El resultado creo que es más que aceptable, satisface la función de denuncia de esta dramática situación real. Podría haber dado más, si, y tener un poco más de fuerza pero… no se puede pedir todo.

El acierto de “Un cadáver a los postres” radica en el guión de Neil Simon, con unos diálogos magistrales, rápidos y ágiles nacidos de las ocurrencias más absurdas de todos y cada uno de los personajes, junto a las insuperables interpretaciones, a cada cual mejor, en esta parodia del género policiaco y detectivesco llena de despropósitos que hacen que la película avance a un ritmo vertiginoso.

Del plantel de actores no puede decirse nada, es impresionante, destacando todos por igual.

La acción de personajes encerrados sin poder salir hace que toda la trma esté prácticamente rodada en un único decorado, con una estructura narrativa del film de tipo teatral, donde no destacan los grandes efectos visuales, no necesarios ya que la película se sustenta perfectamente con las actuaciones y los diálogos.

En resumen estamos ante una excelente comedia que no dejará indiferente a nadie, incluso al público más crítico con el género. Altamente recomendable.

En palabras de Bergman “ El séptimo sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad”.

Bergman traslada a la edad media el marco contextual de su obra para retratar los horrores del hombre actual “hacia una supuesta bomba atómica” con un trasfondo religioso que se manifiesta claramente de principio a fin, sin pretender ser una imagen realista de Suecia en la Edad Media, sino un ejemplo de poesía moderna que traduce las experiencias vitales de Bergman en un ejercicio de auto introspección planteando cuestiones y reflexiones que todo el mundo en algún momento se ha planteado.

Los interrogantes que se plantea Antonius de vuelta en casa buscan encontrar un sentido a su existencia. Tras burlar a la muerte en la guerra, Antonious se encuentra con que ésta lo persigue, camina a su lado. Antonius ve a la muerte disfrazada de peste asolando Suecia, al igual que juega con ella una partida de ajedrez en un intento desesperado de ganar tiempo y buscar respuestas que solucionen las preguntas que torturan su mente.

Todo esto se vera plasmado en “El séptimo sello”, una obra cargada de simbolismos donde se nos muestra que la muerte nos hace a todos iguales, actuando como nexo común de todos los hombres.

Para comprender la obra de Bergman es necesario conocer sus obsesiones, fruto de una educación rígida basada en conceptos como el castigo, el perdón, el pecado o la confesión. La relación de amor-odio que Bergman mantiene con sus padres y que no esta desprovista de cariño marcará toda su obra en una pugna latente entre lo racional y lo espiritual.

Aparte de todo esto, Bergman es un gran cineasta, con una amplia cultura cinematográfica y con un dominio de la técnica como pocos, lo que no impide que realice un cine complejo donde las metáforas son difíciles de desgranar.

La contundencia con la que Buñuel aborda el tema de la marginalidad de los adolescentes en esta película es tan brutal que causó un gran revuelo en México, tanto que la cinta fue repudiada hasta que consiguió la palma de oro en Cannes al mejor director. Esto es lo que tiene encargar películas a Don Luis.

La conjunción de realismo y surrealismo se dan la mano. La crudeza de la historia es brutal, y Buñuel la relata sin miramientos, siendo testigo invisible que no critica y que más que denunciar expone una serie de hechos como algo normal y cotidiano.

Esto es lo que hace que la obra no deje indiferente al espectador que asiste impasible a un cruel devenir de los hechos donde la fatalidad se supera según avanza la película.

Encontramos la maldad en estado puro, la inocencia, el deshonor, la mentira, la ira, la violencia indiscriminada contra los más débiles, la pureza, el desamor, el abandono, etc. predominando la malicia de la que hará gala durante todo el film el protagonista principal.

La dualidad entre el bien y el mal vienen del enfrentamiento entre Pedro y el Jaibo. Pero el mal esta tan anclado en los olvidados que la redención de Pedro no será suficiente. Es más, la cinta es una continua demostración de la supremacía del mal sobre el bien. Los únicos personajes puros y limpios de maldad serían ojitos, una presencia constante en el film que anuncia a modo de recordatoria que no todo esta perdido, y el director de la escuela, la mano que siempre se tiende abierta para ayudar; aunque estos dos reductos de esperanza se ven engullidos por el resto de los personajes como un vaso de agua en el océano.

A todo esto hay que añadir el fetichismo de Buñuel con la madre de Pedro lavándose los pies o la joven derramado leche sobre sus muslos, la escena del pederasta que vemos tras el cristal del escaparate o la verdadera cara del ciego en plan morboso con la joven; además están los gallos y gallinas, presentes a lo largo de todo el film.

Los olvidados es una película dura y cruel hasta el final, no da tregua al espectador, pero también te envuelve y atrapa como pocas. La narración impecable y la maestría de Buñuel detrás de la cámara se notan.

Una obra IMPRESCINDIBLE de ver.