Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
You must be a loged user to know your affinity with Zydrunas
Críticas 92
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
1
15 de noviembre de 2010
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hombres que tienen la fortuna de pasar los ochenta años no suelen lucir un cuerpo digno de Míster Universo. De hecho, algunos no pueden ni andar. Tampoco sus hogares son el súmmum de la decoración y el buen gusto. Si viven solos y consiguen que sus casas no huelan a vómitos y orines, es un logro. Su vida social habitualmente no tiene mucho en común con la de una superestrella de la NBA, y sus viajes no suelen pasar del bar de la esquina o la panadería más cercana. En lo referente a sus ideas, es poco común que un ferviente franquista de los cuarenta cuelgue un cuadro de Lenin en su sala de estar a los ochenta años. Estamos de acuerdo, ¿verdad?

Paul Hafner es un doctor de economía que ejerció una próspera carrera como empresario porcino y desarrollador de un aparato para hacer yogures. En la Segunda Guerra Mundial perteneció a la SS como un mero oficial que no llegó a ser Standartenführer, Obersturmbannführer, Gruppenführer, Obergruppenführer ni Standartenführer. ¿Qué crímenes de guerra cometió? Hasta que alguien demuestre lo contrario (y ese alguien desde luego que no ha sido el director del documental), su delito fue pertenecer a las Waffen-SS hasta los 22 años y, como todos los oficiales, se le declaró automáticamente perteneciente a una organización criminal. Cumplió su condena por partida doble con las potencias vencedoras y desarrolló su vida en España sin ocultar su identidad en ningún momento y sin ser requerido por la justicia austriaca.

En el momento en que hace la entrevista, como miles de ex-combatientes por el Tercer Reich, se declara nacionalsocialista, admirador de la figura de Adolf Hitler y negacionista. Nada nuevo bajo el sol.

El tal Günter Schwaiger, que debe ser muy listillo, coge al nazi de cuarta fila Paul Hafner, que ya estaba bastante mayor y un poco gagá, y ni corto ni perezoso se marca una especie de documento audiovisual de setenta minutos con un calidad y montaje dignos de "Se acabó el petróleo", donde en vez de sonsacarle a Hafner algún crimen de guerra que haya podido cometer, le saca en humillantes primeros planos mostrando sus genitales y sus glúteos cuando se cambia el bañador o en calzoncillos cuando hace pesas. Hasta con todo detalle muestra cómo se cambia la dentadura encontrándose en un claro estado de enfermedad y de no poder comparecer ante las cámaras con la mínima entereza.

Lamentable documental que saca las miserias de un hombre octogenario en vez de indagar, aunque fuese un pelín, en sus crímenes de guerra o sus actividades como oficial. Vamos, que al final acabas sabiendo mucho mejor cómo es el escroto de Hafner antes que sus funciones en el III Reich, y no es coña.
Cuba and the Cameraman
Documental
Estados Unidos2017
7,8
1.599
Documental
8
22 de junio de 2023 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Cuba y la camaraman", Jon Alpert nos ofrece un testimonio visual que revela la cruda realidad de la Cuba bajo el régimen castrista. A través de décadas de filmaciones y entrevistas, este documental nos sumerge en un país marcado por la opresión, la miseria y la falta de libertades fundamentales.

Desde el comienzo, Alpert nos muestra la esperanza y la ilusión que algunos cubanos depositaron en la Revolución liderada por Fidel Castro. Sin embargo, a medida que la historia se desarrolla, queda claro que estas promesas de progreso y justicia social se desvanecen rápidamente en un mar de pobreza y represión.

El director capta magistralmente la lenta y dolorosa decadencia de una nación que alguna vez fue próspera y llena de vida. A través de las historias personales de los cubanos comunes, presenciamos el impacto desgarrador del sistema castrista en la vida diaria de las personas: la escasez de alimentos, la falta de acceso a servicios básicos, la represión política y la ausencia de oportunidades.

A lo largo del metraje, Alpert muestra valientemente las terribles consecuencias del castrismo en la salud y el bienestar de la población cubana. Las escenas de hospitales abarrotados, donde los pacientes sufren debido a la falta de medicamentos y equipamiento médico adecuado, son desgarradoras. Se revela una realidad en la que la salud y el bienestar de los ciudadanos son sacrificados en aras de mantener un sistema político disfuncional.

El documental también arroja luz sobre el deterioro de los derechos humanos en Cuba, con testimonios de represión, censura y detenciones arbitrarias. La libertad de expresión y la disidencia política son aplastadas, dejando a los cubanos sin voz ni opción de expresar su descontento o buscar un cambio.

"Cuba y la camaraman" es un recordatorio impactante de las consecuencias devastadoras del castrismo en Cuba. A través de imágenes conmovedoras y testimonios sinceros, Jon Alpert nos muestra la realidad detrás de la fachada de propaganda que ha mantenido al mundo en la oscuridad durante décadas.

Es importante destacar que este documental no es una crítica al pueblo cubano, sino una denuncia al sistema político y las políticas opresivas que han sumido a la nación en la miseria. Alpert logra capturar la desesperanza y el sufrimiento que muchos cubanos han enfrentado a lo largo de los años, pero también nos muestra su espíritu resiliente y su deseo de libertad.

En resumen, "Cuba y la camaraman" es un testimonio poderoso y desgarrador del impacto devastador del castrismo en Cuba. A través de imágenes impactantes y testimonios conmovedores, el documental nos obliga a confrontar la realidad de un sistema político que ha sumido a una nación en la pobreza y la opresión. Es una llamada de atención para reflexionar sobre las consecuencias de las ideologías extremas y recordar la importancia de la libertad y los derechos humanos.
Los hermanos Menendez
Documental
Estados Unidos2024
6,0
1.108
Documental, Intervenciones de: Lyle Menendez, Erik Menendez
4
17 de abril de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay documentales que intentan arrojar luz sobre casos oscuros. Otros, directamente, apagan la linterna, te meten en una habitación sin ventanas y encima pretenden que aplaudas por el esfuerzo. The Menéndez Brothers entra de cabeza en esta segunda categoría. Nos venden una historia de trauma, de supuestos abusos, de víctimas convertidas en verdugos... y se olvidan de contarnos que estos dos angelitos se paseaban por Beverly Hills tirando de American Express como si fueran los dueños del Monopoly.

Porque sí, claro que es fácil conmover al espectador con una narrativa victimista, con lagrimones en cámara lenta y música dramática de fondo. Pero, ¿qué hay del contenido? ¿Qué hay del contexto? ¿Qué hay de la verdad, esa vieja amiga que ya nadie quiere invitar al documental? A ver si nos aclaramos: Erik y Lyle Menéndez no son los protagonistas de una tragedia shakespeariana ni los mártires de una familia desestructurada. Son asesinos. Con premeditación. Con ensañamiento. Con frialdad absoluta.

Por si alguien lo ha olvidado (o si este panfleto emocional ha querido evitar recordarlo), ambos hermanos habían protagonizado una serie de robos a vecinos de su comunidad en Calabasas, incluyendo casas de amigos, lo que llevó a Erik a estar en libertad condicional. Pero la cosa no queda ahí: ellos mismos escribieron una obra de teatro, titulada irónicamente Friends, en la que un joven mata a sus padres para heredar su fortuna. Obra que, para más inri, mecanografió su propia madre. Como si el universo les estuviera dejando pistas sobre lo que se avecinaba.

Días antes del crimen, los Menéndez viajaron hasta San Diego, compraron una escopeta con una identificación falsa y evitaron el período de espera obligatorio. No, no fue un arrebato. No fue un “ya no aguantamos más”. Fue un plan. Frío, meticuloso y sin remordimientos.

El crimen fue una carnicería. No contentos con el primer tiroteo, salieron a la calle para recargar el arma y volver a entrar a la casa, rematando a su madre con un disparo en la mejilla mientras se arrastraba, aún con vida. Y luego, como si no hubiera pasado nada, comenzaron una vida de derroche obsceno: más de 700.000 dólares gastados en caprichos de nuevo rico —coches de lujo, relojes, restaurantes, ropa— en menos de un año.

Por si fuera poco, intentaron manipular testigos para que mintieran durante el juicio. Manipulación que, claro, el documental ni menciona o, peor aún, banaliza como parte del "desesperado intento de defenderse".

El colmo llega cuando este producto audiovisual —porque documental no es— se atreve a presentar a José Menéndez como una figura abusiva sin prueba alguna. Basándose en testimonios inconexos, recuerdos repletos de lagunas, e interpretaciones que no superarían ni el filtro de una clase de primer año de criminología. Aquí no hay equilibrio, ni análisis, ni contexto. Hay guion. Guion emocional. Guion victimista. Guion diseñado para emocionar a base de omitir hechos.

Y yo me pregunto: ¿de verdad estamos tan anestesiados moralmente que somos incapaces de distinguir entre contexto y excusa? ¿De verdad alguien puede ver este documental y pensar que dos disparos a quemarropa por la espalda, una escopeta recargada fuera de la casa y un disparo final en la cara de una madre moribunda tienen algún atisbo de legitimación moral?

The Menéndez Brothers es otro ejemplo más del lavado de imagen selectivo, de la narrativa wokista que blanquea criminales con tal de cumplir con la cuota de empatía postmoderna. Que no os engañen: esto no es periodismo, no es justicia, no es memoria. Es una operación de cosmética emocional para convertir a dos monstruos en pobres chicos incomprendidos.

Y a mí, sinceramente, no me cuela.
10 de febrero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que desafían la lógica desde el minuto uno, y Against All Odds es una de ellas. Una historia donde Jeff Bridges interpreta a un exjugador de fútbol americano, aunque su físico y su manera de moverse sugieren cualquier cosa menos un atleta profesional. Da igual. Aquí lo que importa no es el realismo, sino la estética, la atmósfera, la forma en que la imagen y la música te envuelven en un trance ochentero de lujo decadente, pasión y traición.

La historia arranca con el personaje de Bridges, que acepta un encargo de James Woods (ese especialista en tipos repulsivos y manipuladores) para encontrar a su amante desaparecida, Rachel Ward. Lo que sigue es una espiral de deseo y peligro en escenarios que parecen diseñados para una campaña publicitaria de Ralph Lauren: la Riviera Maya, las calles de Los Ángeles iluminadas por neón, interiores lujosos donde la pasión se desborda con sudor y miradas intensas. Todo con esa sensación de delirio febril que también tenían Double Body o Vestida para matar.

Hackford dirige la película con una elegancia que transforma lo absurdo en hipnótico. La trama tiene giros que desafían el sentido común, pero la forma en que está rodada, el magnetismo visual y la banda sonora (con Phil Collins poniendo la guinda en el momento perfecto) convierten todo en un espectáculo del que es imposible apartar la vista.

Es una fantasía ochentera de las buenas. Puede que el guion haga aguas por todos lados, pero cuando las imágenes, la música y el erotismo funcionan con esta precisión, ¿a quién le importa la lógica?
1 de febrero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que pretenden ser homenajes, pero terminan siendo una caricatura desdibujada de aquello que intentan ensalzar. "Segundo Premio" es precisamente eso: un intento fallido de capturar la esencia de "Una semana en el motor de un autobús", el mejor disco de los 90 en España, y de la banda que definió una década entera. En su lugar, nos encontramos con 110 minutos de tópicos, drogas, descontrol y una narrativa que parece un déjà vu de cualquier otra película musical hecha con el piloto automático puesto.

Lo que debería haber sido un viaje al corazón creativo de una de las bandas más influyentes de la música española se queda en un desfile de clichés sobre el rock and roll: adicciones, peleas, caos emocional y ese aire de autodestrucción impostada que ya hemos visto mil veces en biopics de segunda. ¿Dónde está la grandeza del disco? ¿Dónde la magia de sus letras, la profundidad de sus melodías, la angustia existencial canalizada en arte? Perdida entre secuencias de personajes desganados y escenas de consumo de estupefacientes que no aportan nada más que minutos de metraje.

La película no consigue captar ni un ápice de lo que hacía especial a la banda. No hay un intento real de explorar su proceso creativo, ni de contextualizar el impacto cultural de su música. En su lugar, el director parece más interesado en recrear una postal decadente que en contar una historia que merezca ser recordada. Y lo peor de todo: la banda queda reducida a un puñado de estereotipos que podrían pertenecer a cualquier otro grupo, en cualquier otra década.

Si alguien esperaba descubrir algo nuevo sobre "Una semana en el motor de un autobús" o entender por qué ese disco es una obra maestra, que se prepare para la decepción. "Segundo Premio" es un ejercicio vacío de nostalgia mal entendida, un tostón que no añade nada a la leyenda y que, de hecho, la empequeñece.

En resumen, 110 minutos desperdiciados. Para eso, mejor ponerse el disco, cerrar los ojos y dejarse llevar por la música de verdad.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para