Un pastor que vive con su mujer es una isla escocesa, se derrumba cuando se entera que la mina que le daba vida a esa isla, se cierra. Los habitantes de la misma ante esto, deciden mudarse por la falta de trabajo y provoca la desesperación del pastor, por la perdida de fieles y el inevitable cierre de su parroquia. También hay que sumarle la llegada de un visitante inesperado a su casa, que saca a la luz la verdadera personalidad tanto de él como la de su mujer.
Aquí comienza una historia atrapante e inquietante, protagoniza por un soberbio Damian Lewis como el pastor y una gran Andrea Riseborough, como la desdichada y abnegada mujer de él.
Ese paisaje de absoluta soledad, con ese viento implacable, el ver solo campo y mar, le da una atmósfera especial que colabora con un guión que no afloja en casi ningún momento, aunque a veces algunas escenas se tornan aburridas o lentas y pueden bajar el interés, no empañan el resto de la peli.
Es recomendable por la labor actoral, por la historia, por la fotografía y sobre todo por el mensaje que deja sobre lo que provoca la práctica de algunas religiones en las personas.
Sin ser perfecta, es agradable de ver y te atrapa sin que te des cuenta.

La película nos cuenta la historia de un político canadiense, casado y con una hija. Ésta se va a estudiar a la universidad en Montreal, lejos de donde ellos viven.
Sin querer y por ser usuario habitual de páginas porno, descubre que su hija trabaja de prostituta en una de esas páginas que visita asiduamente. Su dolor, su angustia y su decepción hará que viaje a Montreal para averiguar en que anda metida su adorada hija, dónde lo llevará a un mundo desconocido para él y con consecuencias insospechadas.
Buena labor de los protagonistas, sobre todo de Michel Côté, donde interpreta a ese padre perturbado que hará lo imposible para salvar a su hija.
Es un thriller correcto, con cosillas copiadas de pelis americanas, pero que transmite una atmósfera diferente y la trama te va entreteniendo y hasta en cierto punto te atrapa un poco.
Sin ser una súper peli, es agradable de ver.

Los dramas románticos asi como las comedias americanas se renuevan poco y nada y cuando llega alguna película nueva, piensas que alguna te puede llegar a cautivar o hacer pensar que algo nuevo se cuece por allí en cuestión de guiones, pero ésta tampoco es la excepción aunque tampoco me ha disgustado del todo.
El hijo del veterinario del pueblo (que trabaja de lo mismo que el padre), con una "casi novia" que no le convence del todo, se enamora de la nueva vecina de al lado, pero con el inconveniente que ella está de novia y muy felíz parece.
A partir de aquí comienzan los tópicos normales de estas historias, escenas muy edulcoradas, previsibles y hasta calculando como será el final y todo.
Se puede destacar la labor siempre estupenda de Tom Wilkinson que hace de padre del joven protagonista, que no sabemos como ha aterrizado en esta cinta, pero aunque no aparece mucho, aporta bastante y se agradece que participe.
La actríz principal, Teresa Palmer, es guapísima y no desentona del todo, se nota que hace su esfuerzo para hacer creíble su papel pero obviamente no lo borda, pero cumple.
Su compañero protagónico Benjamin Walker, no le ayuda en mucho, es bastante de madera el pobre, y solo se salva porque es guapo y con su físico puede atraer a la platea femenina y a la masculina también.
Es para verla un finde que no tengas ganas de salir de casa y puedes pasar un ratillo agradable y poco más.

Es la historia de una mujer viuda madre de dos hijos, que se hace cargo del campo que le ha dejado su marido fallecido. Todo lo que produce en ese campo lo vende en un mercadillo del pueblo pero no le alcanza y comienza a tener problemas económicos con el banco.
A todo esto un día atropella a un hombre camino a su casa y descubre que no es alguien como los demás, tiene algo distinto que con el transcurso de la peli llegará a conocer más en profundidad.
La actuación tanto de Virginie Efira y de Benjamin Lavernhe es excelente, le dan a sus personajes una calidez y una expresividad que te crees lo que te están contando.
Es cierto que hay partes muy edulcoradas y naíf, pero sobre todo te conmueve y te enternece el personaje de Lavernhe que hace una película recomendable y apta para corazoncillos sensibles como el mío.

A veces me pregunto si no podría existir un filtro "anti dolor de ojos" antes de que salgan a circulación películas de este calibre.
Esta peli es tan mala que no sé como describirla. No es ni historia de amor, ni conmueve, ni te divierte, ni te atrapa, solo te aburre infinitamente, con escenas estúpidas que te mezclan el pasado con el presente, que te dejan mareada por un buen rato, lo que la hace peor de lo que es.
El actor principal es pésimo, ni siquiera se les ha ocurrido poner uno bueno y para colmo el peso de la peli lo lleva él, por lo cual resulta un calvario poder mirarla.
La directora después de parir esto, habrá quedado realmente extenuada, porque sinceramente llamar "película" a este engendro es ser demasiado generosa.
Tendrían que darle dinero a los valientes que la hemos visto hasta el final.