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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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22 de abril de 2020 1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que hacen mención a El corazón de las tinieblas, me echo mano a la cartera a ver si sigue en su sitio, aunque cada vez más escuálida. Salvando la versión apocalíptica de Coppola, claro. No hay más que juntar un viaje de descubrimiento, remontar una corriente y descubrir que efectivamente lo que estabas buscando es un monstruo (propio) o un fake.

Aquí juntan esos mimbres con los eternos de las películas gringas donde el padre ya no sale a comprar tabaco porque está mal visto, pero sí a degustar una hamburguesa grasienta y si te he visto no me acuerdo y deja a sus vástagos, casi en su totalidad del género masculino, devastados. Sin béisbol, sin pesca, sin acampadas y con el corazón destrozado, mientras la madre trabaja como un animal, aguanta al retoño con las hormonas y la ansiedad al límite y rezonga en voz cada vez más alta.

Brad Pitt adelgaza, pone su cara más triste, esa que se le quedó cuando Angelina le dejó plantado, y pasea por el espacio hasta Neptuno y sus anillos con unos efectos especiales que dejan bastante que desear. Por no hablar del "relato", como dirían los políticos de hoy, que es patético. Lo de defenderse con un trozo de chapa cogida al desgaire de un satélite varado para atravesar uno de los anillos de Neptuno, parece más propio del Doctor Bacterio. Y algunos sets están montados en el garaje de algún miembro -cutre- del staff.

¡Ah! y es aburrida...
alfonso
12 de marzo de 2021 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Euskadi, 2009, ETA está a punto de dejar las armas mientras la kale borroka se intensifica, Itoiz, la autovía de Leikarán, el TAV. En Vitoria Gazteiz la tensión se puede sentir en la piel de la calle, en los institutos y los gaztetxes. Una madre separada echa en falta a su hija que no ha venido a dormir y emprende una búsqueda que va a acabar por descubrirle, para su sorpresa y la de su ex, a una persona que no conocía.

Quizá de lo poco salvable del cine autóctono, con un debutante que sabe narrar y llevar la cámara atreviéndose con los planos medios y esquinados, tan devotos de Jaime Rosales cuando no le da la venada de la polivisión como en La soledad. Las dos actrices, un poco excesivas ambas, han recibido un Goya fruto de su trabajo. Probablemente la madre consigue ese gesto tan violentado y amargo pensando en la gala de ese monumento a la mediocridad y el ombliguismo del cine español.

Banda sonora casi ausente menos la emocionante Volver a los diecisiete de Violeta (aquí en la Tierra).

Hablada en euskera, tan atropelladamente silabeado que cuesta seguir los subtítulos, no llego a adivinar si el guion del director tropieza en la realidad o acierta con ella, porque en 2009 escandalizarse porque una joven de 17 se quede embarazada y milite en la kale borroka, o llamar puta (sic, en castellano) a la madre porque sube a casa a veinteañeros, es como ahora descubrir que la TV es un arma de destrucción masiva o que Eurovisión es una horterada tóxico-reptiliana.

O quizá la realidad es más tozuda, más rotunda, que nuestros prefabricados mentales.

alfonso
http://www.delgadalinearoja.com/2021/03/ane.html
25 de enero de 2020 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película más del robótico director, capaz de contar una historia tremebunda sin insuflarle alma, como en el caso extremo de Ágora pero sin renunciar a editorializar sus opiniones y subrayar lo que más le conviene en detrimento de la inteligencia del respetable.

Por otro lado, una dirección impecable aunque sigue afanado en mover ampulosamente la grúa, perpetrar un sinnúmero de travellings laterales y componer una música invasiva, sobre todo cuando mete ópera en los momentos más trágicos. Buena dirección de actores, incluidos o sobre todo los secundarios. Eduard Fernández está pasado, pero ¿quién no, interpretando al tarado de Millán Astray? Aseada puesta en escena, sin exagerar. Salamanca se presta a ello.

Y qué decir del cretino del personaje histórico, un bocachancla que creía que su real persona podía hacer y decir lo que quería en virtud de no se sabe qué, mientras corregía galeradas a todo aquel que tenía el valor suficiente para soportarle. Uno de esos tipos que se cala la txapela a rosca y que paradójicamente representa bien a la España de la que abomina.

Ya lo dijo don Antonio Machado: "Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo."

Mientras, la guerra dura entre tertulianos, políticos basura y gurús del que más le pague. Solo es español el que no ha podido nacer en otra parte.
alfonso https://www.delgadalinearoja.com/2020/01/mientras-dure-la-guerra.html
31 de enero de 2021 1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien sabía Buñuel y ahora Terry Malick, de cualquier trabajo alimenticio puede hacerse una gran obra. No hay más que asistir a la actuación de Carey Mulligan sobre esta ramplona película contada con poca gracia. Pero para destacar y disfrutarla hay que atender a Carey, a su sutil sutil, discreta y elegantísima actuación de una de las mejores del oficio desde que debutó en An Education, muy bien secundada por un tristón Fiennes que recuerda al abatido abogado de El lector.

Se trata de una excavación sobre unos túmulos que descollan en Suffolk, tierra de penumbra, que acaban siendo tumbas sobre barcos, rito vikingo, aunque perpetrado por los merovingios, anglosajones del siglo VI.

El tesoro, las monedas y el arte funerario atestiguan según los protagonistas la cultura y civilización de ese pueblo tenido por feroces guerreros siempre enfrascados en guerras y matanzas. La ironía es que se dice cuando está a punto de empezar la II Guerra Mundial.

No obstante a la guionista le reprochamos hacer hablar a un niño de siete años como si fuera consejero espiritual de algún programa de citas de una televisión basurera y algunos otros anacronismos que chirrían como una uña sobre el pizarrón.

Como en el psicoanálisis, excavar sobre el pasado, remover a los muertos, agitar las nieblas, no trae más que disgustos, malas sorpresas y plomo en las alas. Una profesión de riesgo solo apta para cuentacuentos argentinos, perdón por la redundancia.
alfonso
http://www.delgadalinearoja.com/2021/01/la-excavacion.html
Marisol, llámame Pepa
Documental
España2024
6,4
996
Documental, Imagen de archivo: Pepa Flores "Marisol". Intervenciones de: Vicky Flores, Amaia ...
1
22 de diciembre de 2024
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oí hablar de Marisol antes de tener que ir a ver sus empalagosas películas. Mi padre había trabajado con Luis Lucia en Molokai, la pringosa película sobre un cura en la isla de leprosos del mismo nombre, que hacía las delicias del Obispo Morcillo, alias El Biscúter, y de todos los espectadores que se partían de risa en las escenas más dramáticas. Me habló, digo, de una niña que era un fenómeno, andaluza rubia y de ojos azules, que cantaba con una voz que producía el mismo efecto que rascar la pizarra de clase con las cinco uñas, y que cayó secuestrada por el clan Goyanes.

O sea, que el documental recién estrenado prometía, porque como todos sabemos, la historia de esta mujer ilustraba muy bien una etapa clave de este país: franquismo (junto con Raphael), Transición, izquierdismo infantil de la mano del siniestro estalinista Ignacio Gallego, destape de la mano de César Lucas, fotógrafo de Interviu, casada en Cuba con el gran Antonio Gades, un hombre que se arrimaba a una falda como una polilla a una bombilla. Pepa le pilló en pleno romance, es un decir, con Laura del Sol en el set de El amor brujo y dijo basta. Y luego, como en los números de los magos más carpetovetónicos desapareció de escena, un mutis de los que hacen historia. Para bien.

Pues todo eso da para un gran documental o largometraje, pero el equipo perpetrador lo frustra con ahínco para montar un batiburrillo feo, sin gracia, aburrido y manipulador, para mayor deleite del clan de feministas dementes que ramonean por el metraje diciendo tonterías, estupideces, mentiras como pirámides, en boca de eximias portavoces de la estupidez hispana como Elvira Lindo, Cristina Almeida, Vicky Flores y, -atentos-, Esperanza Aguirre.

Es como si encontráramos una botella de whiskey irlandés 10 años, Connemara, por ejemplo, y lo mezcláramos con Coca Cola.

Imbebible, intragable como este engendro cinematográfico que se subtitula Proceso a un mito, cuando a la que había que procesar es a su directora. Y condenarla. A galeras, por lo menos.

alfonso

alfonso
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