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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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5 de septiembre de 2022 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es ningún secreto que después de las brillantes películas anteriores existía cierta inquietud entre los fans de Batman. Inquietud por cómo se iba a afrontar este reboot de la saga del murciélago diez años después y con la sombra de Christopher Nolan, tan alargada como la capa del héroe, planeando por encima. Lo cierto es que The Batman (Matt Reeves, 2022) es una película realizada con dignidad y artesanía, pero floja y decepcionante en su resultado general. Sus altas pretensiones, desmarcándose de otras cintas de superhéroes ya desde su original tráiler, han resultado vacuas y sin fundamento. La cinta de DC no apesta a subproducto refrito como otras películas de su rival Marvel, pero en su intento de mezclar el universo de los superhéroes con el de las cintas de detectives más negras -véanse las influencias de David Fincher y películas como Se7en- deviene en un entretenimiento escaso para el gran público y una trama poco atractiva para el cinéfilo más apasionado.

El elenco, para mí gusto, está muy mal escogido. Solo se salvan John Turturro como Carmine Falcone y un hipermaquillado Colin Farrell como el Pingüino. Estos dos personajes son los más carismáticos del film y los únicos que parecen tomarse medianamente en serio su papel, especialmente este último. Lo demás es un desastre. Para empezar, Robert Pattinson en el papel de Batman es un cero a la izquierda. A diferencia de otras opiniones, a mi él me parece un actor respetable, pero su elección me resulta rocambolesca pues Pattinson aporta nula expresividad y sentimiento en su intento. En estos pecados también incurría Ben Affleck, pero al menos este tenía percha para llevar el disfraz de superhéroe, no como Pattinson, al que veo más en un papel de malo. Sin embargo, Zöe Kravitz como Catwoman no está del todo mal aunque su historia tiene un peso muy débil en la trama. Paul Dano como el villano Enigma sobrepasa todos los límites de la decencia cinematográfica cuando su alter ego por fin se carea con Batman en la escena de la cárcel. Este intercambio entre ambos trata de emular al del interrogatorio del Joker en El caballero oscuro pero resulta ridículo por el histrionismo de Dano y la poca imaginación de Reeves para crear una puesta en escena original.

Pero, sin duda, los personajes más irritantes para mí han sido el del mayordomo Alfred y el detective Gordon, de los que Michael Caine y Gary Oldman dan el relevo a los poco carismáticos Andy Serkis y Jeffrey Wright. Entiendo que Caine y Oldman ya tienen una edad, pero el cambio de actores aquí resulta insoportable por las pocas dotes interpretativas de los nuevos elegidos. Por otro lado, al personaje de Lucius Fox -ingeniero de los artilugios de Batman-, otrora interpretado por Morgan Freeman, literalmente se lo cargan del guión y su personaje se esfuma de la saga.

Antes de mencionar los puntos positivos, he de decir que hay otros aspectos que me han decepcionado. Seré breve. Creo que a lo largo de la cinta se abusa de la voz en off para el protagonista, en el naufragado intento de crear un superhéroe sensible y cercano, idea que se ve lastrada por la inexpresividad de Pattinson y el abuso de este estilo de narración. El diseño de la ciudad de Gotham mola, pero el del Batmóvil, la mansión Wayne y los artilugios y armas que usa Batman me resulta mediocre, especialmente al compararlo con la gran imaginación e inventiva que demostraba Nolan en su trilogía. El clímax de la película, la traca final, me ha resultado bastante flojo e inadecuado, con una concatenación de eventos mal trazada y unas peleas y escenas de acción que buscan más guiñar el ojo al espectador que realmente dejar huella.

En los aspectos positivos, me ha gustado bastante la fotografía de Greig Fraser, la iluminación que este realiza en los interiores y -especialmente- en las calles de Gotham resulta profundamente atractiva, original y rompedora con las películas anteriores. El ambiente marcado de cine negro ayuda a hacer más creíble la historia detectivesca. No he visto las pelis de Batman de Tim Burton de los años 90, pero es obvio que esta es una nueva propuesta muy diferente a lo visto en las últimas cintas del hombre murciélago. Los tonos rojizos marcan un antes y un después en la estética de las futuras películas del superhéroe de DC. La banda sonora de la cinta, a cargo de Michael Giacchino, también me ha resultado atractiva pues sus misteriosos acordes contribuyen por momentos a captar la atención del espectador y hacerle más llamativa la historia detectivesca que están presenciando sus ojos.

CONCLUSIÓN

La vuelta de tuerca que ha supuesto esta nueva película de Batman me ha parecido, en general, sumamente torpe e innecesaria. La mayoría de aspectos de la producción no encajan como deberían, condenados por la poca eficacia de un director escogido con mal gusto. Además, el metraje de casi tres horas está horriblemente estirado, lo que provoca que The Batman se haga más larga que un finde sin dinero.

En definitiva, esta es una película que no escapa a la sombra de sus entregas anteriores -Batman Begins, El caballero oscuro y La leyenda renace-. Poseedora de una pretenciosidad que nunca llega a justificar, The Batman se tambalea debido a unos cimientos poco sólidos y acaba cayendo cual castillo de naipes, pues detrás de la que parecía una de las propuestas más atractivas de la temporada resulta que solo había humo, puro humo.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/03/the-batman-el-renovado-murcielago-es.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin revelar spoliers -aunque tampoco fastidiarían mucho, pues el film tiene tan poca chicha como Robert Pattinson en el papel de superhéroe-, la nueva cinta de Batman comienza pocos años después de que este se haya enfundado su nueva identidad. A Bruce Wayne las dudas le asaltan porque no sabe aún si realmente está contribuyendo a mejorar su ciudad. Es en estas cuando un villano llamado Enigma salta a la palestra. Este tal Enigma se dedica a asesinar personalidades conocidas de Gotham -el alcalde, el comisario de policía, el fiscal- acusándoles de corrupción y tratando de exponerlos delante de la opinión pública. «Este cabrón no solo te mata sino que encima destruye tu reputación» llega a decir uno de los personajes. Y a partir de ahí viene la clásica historia en la que el héroe debe superar sus problemas personales a la vez que intenta parar los pies al villano, en un crescendo en el que Batman salva a la ciudad y además gana como persona. Vamos, el clásico argumento de toda película de superhéroes que se tercie.

¿Qué falla en The Batman? Intentaré primero no atizar demasiado al director Matt Reeves, pues tampoco es un cineasta muy prestigioso y no se le pueden pedir peras al olmo ni uvas al espino. Ya sabemos que Christopher Nolan y su trilogía dejaron el listón muy alto. Pero vamos, Reeves demuestra suma torpeza en la dirección de las escenas de acción, especialmente porque mete al héroe en jardines de los que luego no lo sabe sacar: la huida de Batman del edificio de policía, planeando como una ardilla, resulta absurda. La escena en la que en coche persigue al Pingüino, también. Desde luego que los ejecutivos de la Warner cometieron un error al contratar para una superproducción de Hollywood a un director cuya filmografía consta en su mayoría de reboots o remakes y ni una sola película destacada o memorable.
5 de septiembre de 2022 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de ciencia ficción Contact (Robert Zemeckis, 1997) es una de las más infravaloradas de los últimos veinticinco años. Tras varios films dramáticos consecutivos, me apetecía ver algo diferente y recordé que soy un gran fan de las películas de extraterrestres, por lo que pensé que ya era hora de volver a degustar un largometraje de este género. Mi problema es que ya he visto todas las que son más conocidas, por lo que indagando un poco me topé con esta película, que tenía buena pinta. El resultado no ha podido ser más satisfactorio porque Contact me ha parecido una de las cintas más interesantes referente a temas ufológicos. Además, cuenta con el plus de ser una superproducción con un reparto de actores bastante famosos cuyo desarrollo me ha recordado a otras cintas como Interstellar (Christopher Nolan, 2014) o La llegada (Denis Villeneuve, 2016), con las que comparte unas cuantas similitudes.

En todo momento el film se mantiene muy seguro de sí mismo y resulta convincente. Esto se debe en gran parte a que el guión del mismo está adaptado de una novela de Carl Sagan -uno de los científicos y divulgadores más importantes del siglo XX-. Como apunte, el director dedica el film a él puesto que había fallecido un año antes. El debate que Contact plantea entre ciencia y fe resulta muy interesante, especialmente en el tramo final de la cinta, lo que otorga a la cinta un simbolismo muy potente que engrandece su legado. También nos ofrece una representación bastante evidente de la estupidez humana, pues se retrata a una sociedad demasiado inmadura para asimilar un acontecimiento de tal calibre, en la línea de la más reciente No mires arriba (Adam McKay, 2021).

Todos los detalles de la producción están muy bien cuidados y escogidos, gracias al presupuesto de 90 millones de dólares con el que contó. En la dirección encontramos a Robert Zemeckis, que venía engrandecido después de comerse el mundo con su anterior película, la muy mítica Forrest Gump (1994). El cambio de registro de una a otra es bastante evidente y la producción no estuvo exenta de polémica, ya que otros famosos directores como Francis Ford Coppola o George Miller también quisieron adaptar la novela de Sagan y litigaron para ello, aunque fue Zemeckis quien se llevó el gato al agua. Este deja su sello en la película con detalles marca de la casa como el científico misterioso que aparece para cambiarlo todo -como en Regreso al futuro- o el uso de las imágenes de televisión y telediarios para hacer avanzar la trama de forma ágil y llamativa -como en la mencionada Forrest Gump-. Al ser una película de ciencia ficción sobre extraterrestres obviamente Contact necesitaba de unos efectos digitales a la altura que cumplen con creces y que han envejecido bastante bien.

La actriz protagonista, en el papel de la doctora Arroway, es Jodie Foster, que logra una actuación bastante emotiva, muy infravalorada al ser una película de este género. Foster, una de las mejores actrices de su generación, es la absoluta estrella del film más allá de su argumento o puesta en escena. Ella logra una implicación emocional con su personaje muy potente, que conecta con el espectador haciéndole dudar si de verdad está actuando o es así de verdad, porque su interpretación es soberbia. El otro protagonista, aunque con mucho menos peso que la Foster, es el también famoso Matthew McConaughey, que hace el papel del reverendo Palmer Joss. Su personaje es el que plantea el trasunto teológico de la historia. El hecho de que sea un hombre de fe da pie a que el actor tejano haga una interpretación bastante contenida. Uno de los pocos problemas que le he encontrado a Contact es que apenas existe química entre ambos protagonistas, Foster y McConaughey.

En los papeles secundarios encontramos a destacadas figuras como James Woods o John Hurt, y sólidos actores como Tom Skerritt o Angela Bassett. Otros dos aspectos que suelo comentar, como son la banda sonora y la fotografía también son de buen nivel, lo que otorga a la cinta un resultado bastante redondo. El metraje de dos horas y media de duración no se hace largo y ayuda a que el argumento tenga el suficiente recorrido para crecer y el desarrollo emocional de los personajes sea el adecuado.

CONCLUSIÓN

Contact es una de las más convincentes cintas sobre extraterrestres que se han realizado en Hollywood. Con bases sólidas -como el guión, los actores y el gran presupuesto- Zemeckis logra una de sus mejores películas que inexplicablemente es poco conocida a día de hoy entre el gran público y habitualmente criticada por los cinéfilos por sus connotaciones religiosas que, a decir verdad, encajan como un guante en la trama guste o no.

Este film de finales los noventa obtuvo un destacado éxito de taquilla, donde estuvo cerca de doblar su presupuesto. En un año de enorme competencia recibió una testimonial nominación al Óscar a mejor sonido y una más relevante nominación al Globo de Oro como mejor actriz dramática para Jodie Foster. En las galas especializadas en cine fantástico sí que logró un mayor reconocimiento. Actualmente esta joyita de la ciencia ficción contemporánea se puede reproducir por streaming en HBO Max.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/02/contact-de-verdad-existen-los.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento de Contact nos presenta a una científica de enorme vocación que trabaja en un observatorio, allí se dedica a rastrear señales de radio procedentes del espacio. Tras muchos años de curro paciente, trabas burocráticas y falta de financiación, una noche capta una señal encriptada procedente de un sistema solar lejano de nombre Vega. La científica protagonista -llamada Eleanor Arroway- decide anunciar su descubrimiento al mundo pues es un claro indicio de que existe vida extraterrestre inteligente en algún lugar del universo. De este modo y para su frustración, pierde el control de la investigación a manos del gobierno estadounidense. De ahí en adelante, y sin desvelar spoilers -pues en las películas de ciencia ficción es donde más duelen-, la trama se desarrolla de forma bastante segura y plantea importantes dilemas éticos y religiosos que resultan fundamentales para la película.
25 de septiembre de 2022
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con las películas ya programadas más los estrenos aplazados por la pandemia, 2021 fue un año glorioso para el séptimo arte. En 2022 la tónica es bastante diferente, con una cartelera más floja y en clara decadencia. No obstante, de vez en cuando aparecen títulos interesantes que convierten una visita al cine en un plan atractivo y disfrutable. Más aún si esas películas se proyectan en un festival de cine tan importante como el de San Sebastián. Y de una de esas pelis vengo a hablar hoy: se titula Modelo 77 (Alberto Rodríguez, 2022) y es una cinta española áspera, tensa e intrigante que ya se puede ver en -casi- todos los cines.

Modelo 77 mezcla la historia real con hechos ficcionados. El punto de partida es el año 1976, poco después de la muerte del dictador Francisco Franco. La trama comienza con el encarcelamiento de Manuel, un joven contable, en la cárcel Modelo de Barcelona, acusado de un delito de desfalco; el hijo de su jefe dice que robó un millón de pesetas de la caja de la empresa. Indefenso en un panorama de gran incertidumbre legal, podría pasar hasta cuatro años en prisión provisional antes de ser juzgado. Poco a poco, su realidad se va desmoronando y no le queda otra salida que mirar hacia dentro, adaptarse a la vida en esa jungla de barrotes mientras trata de establecer amistades para evitar las palizas y los chantajes.

De manera indiscutible la película cuenta con dos protagonistas principales. Uno es el mencionado Manuel, lógicamente, interpretado por Miguel Herrán y el otro es Pino, un veterano recluso, interpretado por Javier Gutiérrez. Los dos dan el callo de manera considerable y consiguen hacer la trama bastante creíble, aunque la poca profundización en el pasado de ambos personajes hace difícil identificarse con ellos. El resto del reparto está genialmente escogido pues hasta el rostro del recluso más remoto nos da cierta información de su personalidad. Sobresalen secundarios de lujo como Catalina Sopelana, Jesús Carroza o el conocido Fernando Tejero. Por eso hay que destacar el trabajo de casting y la dirección de actores como dos pilares fundamentales del largometraje.

Este buen trabajo viene firmado por el director de la cinta, Alberto Rodríguez, veterano cineasta español responsable de otros exitosos títulos como La isla mínima (2014), El hombre de las mil caras (2016) o 7 vírgenes (2005). Tras un repaso a su filmografía se concluye que la seña de identidad de su cine es la de uno o dos personajes masculinos que mediante su historia personal vehiculan algún acontecimiento importante de la historia de España o están atrapados en la dura realidad social de este país.

En este caso se cumplen las dos premisas ya que en Modelo 77 no solo importa la complicada existencia de sus protagonistas, si no el contexto de fondo en el que se encuentran: la transición española. Y, aunque sean presos, ellos también viven su lucha para obtener derechos y libertades en la incipiente democracia. Esta lucha social vehicula la trama, lo que en la jerga cinéfila se conoce como un Macguffin. Aunque personalmente creo que la auténtica identidad de la película radica en la historia de amor entre Miguel, el contable, y la chica que lo visita.

CONCLUSIÓN

Veo Modelo 77 como un buen ejercicio cinematográfico, duro a los ojos del espectador e impecable en su trabajo técnico y puesta en escena. Pero es una película que no me acaba de enamorar por la escasa relevancia de la personalidad de los personajes, en un ejercicio cinematográfico en el que la mayor parte del tiempo cobra más importancia el contexto histórico de la trama. Una especie de cine social.

Las duras condiciones de la vida en prisión es lo que más impresión causa al espectador durante la proyección. En este género, el drama carcelario, se pueden enmarcar algunas de las mejores películas de la historia del cine. Aún con mis reticencias, creo que Modelo 77 es un notable, buen largometraje para ver en una bella ciudad como San Sebastián, con su festival y su encanto, acompañado de una aún más bella compañía.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/09/modelo-77-una-vida-entre-rejas-festival.html
5 de septiembre de 2022
7 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película española Alcarràs (Carla Simón, 2022) constituye un magnífico y conmovedor testimonio de la vida en el campo. Este largometraje, con visos de comedia y drama, se ha convertido en todo un fenómeno sociológico en la zona de España en la que se ambienta, las vegas de la provincia de Lleida. Cines que llevaban décadas cerrados volvieron a abrir para proyectar esta estupenda película en la que, he aquí la clave, cualquiera que vive o haya vivido en el medio rural puede verse reflejado. De un realismo extremo, casi documental, en Alcarràs se muestran las serias dificultades que conlleva labrar y vivir de la tierra en la era de las multinacionales, el individualismo y el capitalismo feroz.

La trama es simple, se desarrolla en la actualidad, y nos presenta a una familia de agricultores -dos abuelos, tres hijos casados, muchos nietos- que se ha reunido a comienzos de verano en la casa de campo familiar para comenzar la cosecha estival. Cosecha fundamentalmente compuesta por melocotones, pues el hogar se ubica en el centro de una enorme finca copada por árboles frutales. Hasta aquí todo bien, pero la familia se enfrenta a un problema: la finca no es suya, están de préstamo. Su dueño original les dio el derecho a cultivarla después de que ellos le proporcionaran cobijo durante la Guerra Civil para salvar su vida de terrateniente. Ahora, más de ochenta años después, uno de sus herederos reclama el terreno como suyo y advierte a la familia que una vez la cosecha toque a su fin todos sus miembros deberán abandonar las tierras, pues tiene pensado instalar placas solares.

Así pues, una catarata de sentimientos ahoga a los miembros de la familia ya que su modo básico de vida se va a extinguir en septiembre y legalmente no pueden hacer nada para impedirlo. La película es muy emocionante porque el enfoque que propone la directora tras conocer este punto de partida es original, divertido y conmovedor a partes iguales. Para empezar, Alcarràs está interpretada por actores no profesionales, que bordan su papel y aportan una veracidad imprescindible al relato. Jordi Pujol Dolcet, Anna Otín, Xenia Roset, Albert Bosch... Ni un solo nombre conocido pero sus rostros y caracterizaciones son tan buenas que durante el visionado se hace difícil pensar que realmente no conforman una familia. Se nota que la joven cineasta conoce profundamente el tema del que habla, pues también coescribe el guión de esta su segunda película.

Este largometraje me ha traído reminiscencias a otra película imprescindible, Las uvas de la ira (John Ford, 1940). Porque a pesar de estar realizada muchas décadas más adelante y con evidentes diferencias técnicas, Alcarràs narra la historia eterna del modo de vida más humilde y tradicional que es aplastado por el poder de los terratenientes y las grandes corporaciones. Una especie de canto contra el darwinismo social. Si en la obra maestra de Ford el drama llegaba de la mano de la sequía, aquí lo hace en forma de acta notarial. «No podéis cultivar el campo, ya no es vuestro, nunca lo fue». La particularidad de la película de Carla Simón es que nos hace sentir que el argumento no tiene principio ni final. Digamos que no existe una línea por la que vayan transitando los hechos de la película, sino que se suceden de forma natural según los actos de sus personajes.

Me ha encantado lo bien cuidada que está la producción de la película y lo bien retratados que se encuentran todos los protagonistas, pues con un par de pinceladas de cada uno nos da una idea que una vez colocada en la mente funciona estupendamente. Alcarràs presenta estereotipos que todos conocemos pero que luego están muy bien tirados; el abuelo nostálgico, el padre sacrificado, el nieto fiestero, la nieta en la edad del pavo, el tío guay, la abuela charlatana, la otra tía urbanita, etc. Con detalles tan nimios como camisetas de Kortatu, fundas de móviles o sombras de ojos la directora crea un universo identificable que la convierte en una película muy confortable durante su visionado. Además, la fotografía es cálida y cercana.

Mención aparte merecen escenas casi lacrimógenas como la del espectáculo que dan los niños en casa en un día lluvioso, que termina con una canción de camaradería del abuelo -ese abuelo callado que solo rompe su estado zen para acercarse al bar a echar la partida-. U otros momentos tremendamente cómicos, como cuando uno de los nietos sale de la Florida después de un largo after. Grandes escenas para una película que no se recrea en maniqueísmos y que empieza y termina en el punto justo.

CONCLUSIÓN

Alcarràs no solo es una magnífica película, es admirable. Sin duda alguna, el mejor estreno que he visto este año en el cine. Su grandeza reside en que consigue implicar al espectador en la trama de una manera fortísima y totalmente natural. Gran parte del mérito es de su directora, Carla Simón, que a sus 35 años se consagra como una de las cineastas más prometedoras de nuestro país. Dotada de un lenguaje propio e inspirada por el estilo más realista, el nombre de la catalana junto a otros como el de Pilar Palomero (Las niñas, 2020) hay que tenerlo en cuenta para el futuro del séptimo arte patrio.

En otros aspectos, Alcarràs ha logrado hasta el momento un gran respaldo del público en términos de taquilla con más de un millón de euros recaudados y casi 200.000 espectadores. En las galas de premios el éxito ha sido aún mayor pues el pasado febrero se alzó con el premio gordo en el Festival de Cine de Berlín, el Oso de Oro, otorgado por el ilustre presidente del jurado M. Night Shyamalan. Un triunfo muy importante para el cine español gracias a una gran película. Dos pulgares arriba.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/05/alcarras-los-melocotones-de-la-ira.html
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