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España España · Salamanca
Críticas de ballestaV
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
14 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que buena. Más que mordaz. Más que dañina. Más que inteligente. Más que instructiva. ‘Persépolis’, un pedazo de vida; de esa desoladora vida a la que el pueblo islámico (en especial ellas) se ve obligado a vivir, luchando y muriendo por vete tú a saber qué (¿Por unos ideales? ¿Por Jomeini? ¿Por Alá?), compartiendo unas creencias arcaicas, totalmente desfasadas, jodidamente irracionales, sencillamente inverosímiles (a nuestros ojos, claro), soportando esa represión por pensar cómo quiera, por tener ideas propias. Y la situación en Europa no es mucho mejor. Los hay que se creen nihilistas y no saben disfrutar de su existencia. Los hay que no saben ni lo que son. Los hay que te miran mal por ser de aquí o allá. Los hay trastornados. Los hay que te engañan de forma mezquina. Pues eso: los hay gilipollas, como diría la abuela. Y también los hay buenos, claro que sí. Al igual que en Irán.

Más allá de reflexiones varias, lo cierto es que el argumento se plasma en la pantalla de forma envidiable. Esa estética de blanco y negro se ajusta de manera admirable a lo que nos quieren contar. La música no empalaga, suena cuando debe. Las animaciones son muy fluidas. El ritmo transita sin fisuras, sin decadencias. Y, particularmente, me encanta cómo mezclan esa trágica historia que ha sido, y es, la situación islámica con unas dosis de humor sardónico que parece que alivian el calvario, sin sentimentalismos baratos.

Una notable película. De lo mejor que ha dado la animación “adulta” en mucho tiempo.

“¿Cómo he podido ser tan imbécil? (…) ¿Cómo pude enamorarme de ese capullo, de ese desgraciado, de ese tacaño? (…) Ese mierda con carácter de gilipollas.”
ballestaV
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3
6 de septiembre de 2012
27 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tú, Sergio, tú que me hiciste disfrutar como un niño con esos insólitos primeros planos y ese lacónico, agudo y hermético Clint Eastwood en la genial ‘Por un puñado de dólares’. Tú que me dejaste embobado con esa musiquilla de reloj que anunciaba uno de los duelos más perdurables que ha dado el séptimo arte en la siempre interesante ‘La muerte tenía un precio’. Tú que ratificaste el Spaghetti western con esa reflexión sobre la bondad y la maldad, sobre la exigua diferencia entre ellas, en la notable ‘El bueno, el feo y el malo’. Tú que nos hiciste ver el sinsentido de la revolución y nos entregaste esa visión tan pura de la amistad y de la traición, que serviría como puente de tu obra posterior, en la infravalorada e imperfecta (aunque no por ello deja de ser sensacional) ‘¡Agáchate, maldito!’. Y tú que alcanzaste la cima con la compleja, maravillosa e irrepetible ‘Érase una vez en América’. Tú, Sergio, ¿cómo pudiste engendrar semejante tostón?

No lo sé, no me lo explico. Y lo peor es que parece ser que estoy en ese escaso grupo de personas que se hartan de esos innecesarios estiramientos de planos y prolongaciones de escenas que acaban por aburrir a las monjas, a las ovejas, a las cabras, a los columpios y hasta al malo de Luchino Visconti. El grupo mayoritario afirma que es lo mejor del italiano, que es una obra maestra, que los actores molan, que la Cardinale (¡actuando!) está cojonuda, que Bronson es diez veces Clint (ya le gustaría…), que cocer venganzas a retrovelocidad es divertido, que Henry fonda con barba tiene más sex-appeal… ¡Venga, hombre! ¡Seamos serios! Esta película no merece ni un puñado de reconocimiento.

Un tres por el cuarto de hora tan espléndido del inicio, por su banda sonora y por un par de diálogos más que ingeniosos. Y va que chuta.
ballestaV
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10
3 de julio de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi teléfono sonó. Ipso-facto me levanté, de mala gana. No llegué a cogerlo, aunque tampoco me preocupó. Mi cuerpo volvió a tenderse en el sofá. El DVD rogaba su puesta en marcha. Yo, como ciudadano de bien, hice caso a sus plegarias. No sabía (pobre de mí) hasta que punto acababa de encerrarme en el manicomio del séptimo arte. Pasaron los minutos. Se sucedieron las escenas, las miradas, las risas, las crueldades. El teléfono sonó otra vez. Lo escuché, claro. No le hice ni puto caso. Estaba empezando a odiar a la “enfermerita”. Seguí riendo. Injurié a Forman por esos angustiosos primeros planos; por ese cine que sin palabras, te lo decía todo; por ese cine que con palabras, te dejaba sin ellas. Me enamoré de Candy. Envidié al joven y loco rubiales por “robármela”. Maldije al bueno (¡Sí, sí, al bueno!) de McMurphy por no cargarse a esa ruin doctora. Y al negro por ayudarla. Gocé como nunca por un cristal roto. Y quise ser libre. Quise ser “el jefe”.

Mi teléfono volvió a sonar; y no era rojo; y me dieron ganas de volar; y no precisamente a Moscú…


“-¿Ha oído usted alguna vez el refrán “piedra que corre no cría moho”?
-Seh.
-¿Qué significa para usted?
-Ehmmm… eh… algo así como “no laves la ropa sucia en público”.
-No comprendo qué quiere decir.
-Soy más listo que él, ¿verdad?”

GENIAL
ballestaV
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8
20 de junio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escarlata, joven hermosa, soñadora, risueña, caprichosa. Tú que te paseas con aire deslumbrante, desatando, con tu solo caminar, las pasiones de los muchachos (y no tan muchachos) de Georgia. Tú que fantaseas con un futuro lleno de lujos y facilidades, en el que conservar el encanto sea la mayor de tus preocupaciones. Tú que aseguras amar locamente a Ashley. Tú, Escarlata, dime: ¿Estás segura de lo que es el amor?

Escarlata, mujer hermosa, iracunda, valiente, infatigable. Tú, con las manos e ilusiones marchitadas por los Yankees. Tú, egoísta y manipuladora, capaz de arruinar la felicidad de tu hermana por el beneficio personal y, a la vez, de sacar adelante a la familia con tu dureza y energía. Tú que dices odiar a la única de tus amigas y al único de tus amores. Tú, Escarlata, dime: ¿Estás segura de lo que es el odio?

Escarlata, madre hermosa, hastiada, desengañada, infeliz. Tú que has experimentado el lado más dulce y más amargo de la vida. Tú que tienes la riqueza y prosperidad que en un tiempo ansiabas, y más tarde añorabas. Tú que vuelves al lugar de origen con la esperanza de hallarte viva de nuevo. Tú, Escarlata, dime: ¿Estás segura de que ése es tu sitio?

Sí, tu sitio es Tara, querida Escarlata. Allí volverás a ser esa joven hermosa, soñadora, risueña y caprichosa de antes. Pero ahora será diferente, el viento te ha dado y quitado muchas cosas. Porque al final, mañana será otro día, y entre tantos amores imposibles, confusos y no correspondidos, lo que de verdad perdura es el amor por la tierra.

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Puede que no sea la obra maestra que muchos proclaman, pero, desde luego, es de esas leyendas que bien merecida tiene la cima.
ballestaV
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2
2 de junio de 2012
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con películas como ‘El expreso de medianoche’ de Parker o ‘El intercambio’ de Eastwood, por poner un par de ejemplos, a uno le invade un ligero sentimiento de decepción, ya que la historia de ambas daba para mucho más. Pero a pesar del tenue desencanto, desde una perspectiva objetiva, son películas llevadas con corrección y eficacia, aunque ausentes de la emotividad y turbación que se les presuponía (de Clint Eastwood uno siempre espera grandes films).

Con ‘Una mente maravillosa’, sin embargo, la desilusión es máxima, porque Howard destroza una, a priori, gran historia; la de ese intelecto superior que es el señor Nash. Primero, eligiendo a un pésimo Russell Crowe para interpretar a este indescifrable, y a la vez fascinante, personaje. Segundo, explicando las situaciones acontecidas de una forma banal, insípida, epidérmica y poco consistente. Tercero, (SEMI-SPOILER) con unas paranoias fruto de la esquizofrenia que más que seducir o acojonar, hacen descuajaringarse. (FIN del SEMI-SPOILER). Cuarto, sosteniendo, como bien dijo el propio John Nash, “muchos errores y licencias, incluso en los lugares de rodaje”. Y quinto, desperdiciando a la hermosa Jennifer Connelly (¡Oh, musa del cine, yo te amo y te adoro!) con una actuación francamente intrascendente.

Resumiendo: una obra en la que nada fluye con la naturalidad, la sensibilidad ni la complejidad que exigía la leyenda de Nash.

Vale que la competencia no era para tirar cohetes, pero darle el Óscar a esto me parece de cachondeo. ‘Una mente maravillosa’ está muy, muy lejos de ser buen cine.
ballestaV
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