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Críticas de Sitodine
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
18 de octubre de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica nº 1212. Con dos cojones:

Avatar es una película visualmente espectacular.
Avatar es técnicamente impresionante.
Avatar tiene la misma escasez de fondo que su tráiler.
Avatar es simple, lineal y predecible. Esquemáticamente estándar.

Mi amigo “Suringen”, hombre de leyes y cinéfilo acreditado, dice que escribir críticas de cine es de pedantes. Yo, por el contrario, distingo entre dar una opinión con más o menos arte y elaborar comentarios con esteroides.

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“Avatar simula una experiencia de inmersión hiperrealista en la materia esquiva de los sueños”.

“Avatar es en el fondo la representación de una iniciación alquímica, con visos de iluminación divina en la que Worthington encarna al personaje lastrado por la tara física, y que necesita superar unas etapas de viaje iniciático siguiendo las tesis campbellianas hasta llegar a su propio camino como ser divino completo en el propio mundo de la representación”.

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El día que yo escriba semejantes florituras en una crítica de… Spiderman 4, por ejemplo, habré cruzado el límite.

Estaré perdido.

¡¡¡PERDIDO!!!
Sitodine
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1
22 de septiembre de 2011
54 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como esta son la causa (o la consecuencia) de la decadencia occidental y de la corriente de subnormalidad (cada vez más común) de la clase media aburguesada moderna que presume de altruismo y de valores neo-románticos cuando en realidad representa una involución atroz en todos los aspectos. Los protagonistas son dos modernillos gilipollas y egoístas obsesionados con obtener la complejidad a toda costa a la par que asesinan la autenticidad de sentimientos y los valores sociales/humanos más básicos. El resultado es una soberana memez que increíblemente crea adeptos y clones como truños, encandilándolos durante los primeros minutos con ese tufillo dramático de presunta originalidad en el que se nos presenta a una mamá que va a morir mientras el niño repelente que quería volar camina junto a la melindrosa de su amiga por mundos oníricos de caucho rezumando paranoias de relleno mal heredadas de la tita Amélie. (Inspirar; Espirar). Después, los crios crecen, y entonces sobreviene el horror, EL HORROR. La cosa prosigue con un argumento magníficamente estúpido e irritante que genera cero simpatía y cero empatía e invita al sufrido espectador a querer asesinar con sus propias manos al par de papanatas que con total impunidad se pasea por la pantalla haciendo el imbécil para, al final, regalarnos una colosal gansada que sólo ha podido parir una mente de majestuosidad mentecata falsamente distinguida, autocomplaciente y sin ningún tipo de remordimiento. La película incluye monólogo “QuieroSerComoTrainspotting” y sucesivas versiones de La Vie en Rose a cual más infame. ¡Oh modernillos!

Bien pensado, y aunque sea una peliculilla absurda y hortera, esta menudamierda puede tomarse como una ilustración de lo que uno tiene que evitar en un mundo donde el número de mindundis pancistas crece exponencialmente.

He aquí un juego para el flamantillo egoísta de singularidad artificial e indecente:

“Pon el muñón de tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo e intenta morderte la oreja derecha mientras cantas La Vie en Rose de Edith Piaf versión techno”.

¿Capaz o incapaz?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sitodine
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2
19 de septiembre de 2011
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, si has llegado hasta aquí, échale un vistazo al reparto de la película. Tenemos al mítico John Huston a Shelley Winters ¡¡Sam Peckinpah!! Mel Ferrer y Glenn Ford (el padre adoptivo de Superman). Cuando me encontré con esto me dije, joder, tiene que estar curioso. Vamos a echarle un vistazo pues.

El visitante del más allá no es ninguna de esas pequeñas cutre-joyas sin éxito comercial que se perdieron y olvidaron en el tiempo y que de vez en cuando tengo la suerte de encontrarme por ahí. No. La película en cuestión es más mala que un canapé de whiskas, de esos que se comen las cucarachas de District 9 con trocitos de neumático. Esta película forma parte de esa estrategia comercial chusca que desempeñó la industria cinematográfica italiana a partir de finales de los setenta y que consistía en envolver las mierdas con lacitos como si de superproducciones se tratase. Como bien titula un usuario en una crítica de Tentáculos: “Viejas glorias arropando películas ridículas”. El productor es el egipcio Ovidio G. Assonitis (AKA Oliver Hellman) cuyos proyectos trataban de imitar a los grandes éxitos americanos del género de terror. Vamos, el equivalente italiano de los turkploitation. Algo más distinguidos, eso sí. Fruto de estas maniobras tenemos cosas como Poder maléfico AKA Chi sei? / Beyond the Door (1974) - "cualquier parecido con "El exorcista" es pura coincidencia" - y Tentáculos (1977). Poder maléfico, que supuso una demanda para la Film Ventures International (FVI) por parte de la Warner, no está ni en la base de datos de filmaffinity, así que mandaré la ficha para que los cuatro mataos que la hemos visto podamos fusilarla a gusto.

La película que nos ocupa es un revoltijo temático de niños rebeldes poseídos por espíritus satánicos procedentes del espacio, con rollo ufológico-religioso incluido y con reminiscencias a los pájaros de Hitchcock. Sí, si; No es coña. El resultado, como no podía ser de otra forma, es un argumento que no tiene ni pies ni cabeza, además, con la imperdonable característica de que es más aburrido que el videojuego de Mar Adentro. Ni una gracieta ni nada, ninguna pifia reseñable, ná de ná.

A destacar algún que otro intento estético. Pero vamos, se queda en eso, un intento.

Entre tú y yo: Si hay que verla, pues la ves. Si verdaderamente crees que la situación es urgente como para que haya que verla que pa eso está, pues la ves. No porque la veas vas a ser más ná, eso también te lo digo. Hay mucho cine interesante que disfrutar como para perder el tiempo, aunque no quiero desmerecer a los que de vez en cuando nos tragamos mierdas como esta. Respetos al máximo en ese aspecto.

Pero una cosa te voy a decir:

Verla, lo que se dice verla, pa ná... Es tontería.
Sitodine
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8
17 de septiembre de 2011
89 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras recibir la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes, El árbol de la vida se convertía en una de las películas más esperadas del año. Su estreno ya venía cargado de polémica entre aquellos que la calificaron de obra maestra y sus no menos detractores que se refirieron a ella como una película que, revestida de un lirismo metafísico, fracasaba en su intencionalidad reveladora, configurando un ejercicio pedante e incluso ridículo.

Salgo del cine repleto de emociones, habiendo asistido a una obra de gran atractivo audiovisual que me ha regalado grandes momentos de impacto pero que, en mi opinión, tiene dificultades al mostrarse como un todo consistente. Podemos apreciar esto en la anodina intervención de Sean Penn, tanto al principio como al final, y en un cierre poco significativo donde se nos presenta una idea del cielo un tanto reiterativa.

La película gira en torno a las dudas existenciales de Jack (aunque no será el único personaje que nos hable) al que vemos al principio como una persona que ha crecido marcada por la muerte de uno de sus hermanos y que vive inmerso en una turbia relación con su padre. Es el punto de partida para evocarnos hacia la historia de su infancia, en el seno de una familia regida por un padre autoritario (excelente Brad Pitt). No es casualidad que la introducción venga acompañada de un pasaje del libro de Job, pues lo que se nos plantea es la eterna pregunta de dónde está Dios (en caso de existir) en lo bueno y en lo malo, por qué le ocurren desgracias a la gente honesta y virtuosa y cuáles son los designios de la elección entre un camino u otro (la naturaleza que se complace a sí misma en contraste a lo divino que se entrega al universo). Tanto nos quiere plantear el señor Malick todas estas cosas que el tío nos lleva hasta el principio de los tiempos, inclinándose en todo momento por la presencia real de lo divino (ahí vemos al dinosaurio renunciando a su presa). Asistimos a toda una experiencia sensorial con imágenes del cosmos, la Tierra y algún que otro plesiosaurio. Reconociendo que dichas imágenes puedan parecer un tanto implantadas, la verdad es que son de una belleza apabullante, reforzadas por las sugerentes piezas musicales de Alexandre Desplat. ¿Desmesura? Es posible, pero es una desmesura apasionante, ofrendada bajo la supervisión del ya mítico Douglas Trumbull (2001: A Space Odyssey; Close Encounters of the Third Kind; Blade Runner).

Al spoiler sin spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sitodine
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7
15 de septiembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho esta película. Todd Solondz puede llegar a ser cruel, haciendo incluso que sonrías cuando no deberías hacerlo, y a pesar de todas sus excentricidades, creo que en Palíndromos sabe muy bien qué quiere contar y por qué. Es evidente que Solondz nos habla a varios niveles y que el más tangible puede llegar a generar rechazo al espectador, quien tachará al director de degenerado, perturbado o directamente demente. Caer en eso me parece bastante injusto. Cualquier recurso puede ser utilizado para transmitir experiencias, ideas o historias. Incluso aquellos cuya naturaleza rebasa el límite de la llamada “cultura del buen gusto”, siempre y cuando lo hagan con inteligencia. Y en esta película no hay pasos en falso.

Palíndromos se acerca de una forma sutil a la premisa de Welcome to the Dollhouse, película que en el aspecto humano me interesó más que la ultra desasosegante Happiness. ¿Qué pasa si realmente no podemos cambiar? Eso es una de las cosas que Todd Solondz nos plantea de una forma brutal. Es posible que el ser humano, haga lo que haga, termine como empezó. La gente cree que cambia pero realmente no es así. Puedes adelgazar, envejecer, perder el pelo u operarte las tetas, pero en esencia, desde delante hasta atrás, siempre serás la misma persona: un palíndromo. Todd nos muestra al personaje de Aviva cambiando de apariencia e incluso de nombre, pero al final es siempre Aviva, ya lo leas de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda. Uno no tiene más remedio que elegir o hacer lo que hace porque todas esas cosas las determina la aleatoriedad genética. Y aquí llegamos a la conclusión que, con un pesimismo demoledor, arroja la película: El que es un “pringao” siempre será un “pringao”. No hay esperanza. Nada de lo que hagas para cambiarlo funcionará. Y si esta categoría social está perfectamente delimitada por la naturaleza, condicionando en gran parte nuestro destino… ¿Existe el alma? ¿Existe Dios?

Nadie mejor que un “nerd” para hablarnos de todo esto.

Gran película del señor Todd Solondz.
Sitodine
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