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Voto de Sitodine:
8
5,9
52.126
Drama
Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
17 de septiembre de 2011
89 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras recibir la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes, El árbol de la vida se convertía en una de las películas más esperadas del año. Su estreno ya venía cargado de polémica entre aquellos que la calificaron de obra maestra y sus no menos detractores que se refirieron a ella como una película que, revestida de un lirismo metafísico, fracasaba en su intencionalidad reveladora, configurando un ejercicio pedante e incluso ridículo.
Salgo del cine repleto de emociones, habiendo asistido a una obra de gran atractivo audiovisual que me ha regalado grandes momentos de impacto pero que, en mi opinión, tiene dificultades al mostrarse como un todo consistente. Podemos apreciar esto en la anodina intervención de Sean Penn, tanto al principio como al final, y en un cierre poco significativo donde se nos presenta una idea del cielo un tanto reiterativa.
La película gira en torno a las dudas existenciales de Jack (aunque no será el único personaje que nos hable) al que vemos al principio como una persona que ha crecido marcada por la muerte de uno de sus hermanos y que vive inmerso en una turbia relación con su padre. Es el punto de partida para evocarnos hacia la historia de su infancia, en el seno de una familia regida por un padre autoritario (excelente Brad Pitt). No es casualidad que la introducción venga acompañada de un pasaje del libro de Job, pues lo que se nos plantea es la eterna pregunta de dónde está Dios (en caso de existir) en lo bueno y en lo malo, por qué le ocurren desgracias a la gente honesta y virtuosa y cuáles son los designios de la elección entre un camino u otro (la naturaleza que se complace a sí misma en contraste a lo divino que se entrega al universo). Tanto nos quiere plantear el señor Malick todas estas cosas que el tío nos lleva hasta el principio de los tiempos, inclinándose en todo momento por la presencia real de lo divino (ahí vemos al dinosaurio renunciando a su presa). Asistimos a toda una experiencia sensorial con imágenes del cosmos, la Tierra y algún que otro plesiosaurio. Reconociendo que dichas imágenes puedan parecer un tanto implantadas, la verdad es que son de una belleza apabullante, reforzadas por las sugerentes piezas musicales de Alexandre Desplat. ¿Desmesura? Es posible, pero es una desmesura apasionante, ofrendada bajo la supervisión del ya mítico Douglas Trumbull (2001: A Space Odyssey; Close Encounters of the Third Kind; Blade Runner).
Al spoiler sin spoiler:
Salgo del cine repleto de emociones, habiendo asistido a una obra de gran atractivo audiovisual que me ha regalado grandes momentos de impacto pero que, en mi opinión, tiene dificultades al mostrarse como un todo consistente. Podemos apreciar esto en la anodina intervención de Sean Penn, tanto al principio como al final, y en un cierre poco significativo donde se nos presenta una idea del cielo un tanto reiterativa.
La película gira en torno a las dudas existenciales de Jack (aunque no será el único personaje que nos hable) al que vemos al principio como una persona que ha crecido marcada por la muerte de uno de sus hermanos y que vive inmerso en una turbia relación con su padre. Es el punto de partida para evocarnos hacia la historia de su infancia, en el seno de una familia regida por un padre autoritario (excelente Brad Pitt). No es casualidad que la introducción venga acompañada de un pasaje del libro de Job, pues lo que se nos plantea es la eterna pregunta de dónde está Dios (en caso de existir) en lo bueno y en lo malo, por qué le ocurren desgracias a la gente honesta y virtuosa y cuáles son los designios de la elección entre un camino u otro (la naturaleza que se complace a sí misma en contraste a lo divino que se entrega al universo). Tanto nos quiere plantear el señor Malick todas estas cosas que el tío nos lleva hasta el principio de los tiempos, inclinándose en todo momento por la presencia real de lo divino (ahí vemos al dinosaurio renunciando a su presa). Asistimos a toda una experiencia sensorial con imágenes del cosmos, la Tierra y algún que otro plesiosaurio. Reconociendo que dichas imágenes puedan parecer un tanto implantadas, la verdad es que son de una belleza apabullante, reforzadas por las sugerentes piezas musicales de Alexandre Desplat. ¿Desmesura? Es posible, pero es una desmesura apasionante, ofrendada bajo la supervisión del ya mítico Douglas Trumbull (2001: A Space Odyssey; Close Encounters of the Third Kind; Blade Runner).
Al spoiler sin spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El resto de la película transcurre sin mayores extravagancias, con un desarrollo de la historia puramente narrativo, voces de conciencias donde reconoceremos a un tradicional Malick particularmente inspirado, convencido de que lo divino existe en lo cotidiano a pesar de todo. No es más que una visión personal, nada que siente cátedra, así pues, aquellos (creacionistas supongo) que acusaron a la película de ser una afrenta religiosa, tienen poco trabajo. Tampoco estoy de acuerdo con los que la ven ahora como una panfleto en el mismo sentido. El árbol de la vida es, simplemente, una obra muy personal, que contiene abundantes paralelismos con la vida del propio director, y de la cual cada uno puede obtener sus propias reflexiones.
No es una obra maestra, pero probablemente sea una de las propuestas más interesantes del año (a la espera de las nuevas películas de Cronenberg). Un film que, por otro lado, ha tenido serias dificultades de financiación al tratarse de un proyecto cuya concepción reflejaba poco tirón comercial (el propio Brad Pitt produce). Y es que, al menos, hay unos cuantos que siguen arriesgando.
No es una obra maestra, pero probablemente sea una de las propuestas más interesantes del año (a la espera de las nuevas películas de Cronenberg). Un film que, por otro lado, ha tenido serias dificultades de financiación al tratarse de un proyecto cuya concepción reflejaba poco tirón comercial (el propio Brad Pitt produce). Y es que, al menos, hay unos cuantos que siguen arriesgando.