Olé con el rumano. Jamás había visto en ell cine un cajón de sastre tan espacioso como este. Sin apenas pausa el director de la película mueve la batuta de lado a lado y un dramón sentimentaloide se convierte a ratos en salvaje comedia. Un homenaje con tintes místicos a la música clásica del gran Tchaikovsky pasa en segundos a una parodia exagerada de la Rusia actual, una crítica al feroz al comunismo que también se ceba a ratos con el capitalismo o con lo que pase por allí. También hay sitio para algún guiño nostálgico, un pelín de romanticismo, una dosis de historia y algún detalle de humor infantil, porque hay que pensar en todo el mundo. Por no faltar no falta ni un tiroteo para que los amantes de la acción también salgan contentos.
Con todo esto, la película lógicamente es caótica y lejos de cualquier credibilidad. Pero entretenida desde luego que es.

Cine europeo de calidad, con un cierto compromiso político sin llegar a la propaganda. Una historia que se nutre de pequeños dramas personales, para mostrar de forma creíble la situación social en la Inglaterra de los ochenta, el Thatcherismo, los movimientos jueveniles, la integración de los emigrantes y la deriva nacionalista que tanto sufrimos hoy en día. Una fábula digna de Ésopo, con estética convincente y actuaciones interesantes. Aunque por momentos se bordea peligrosamente el precipicio del sentimentalismo victimista consigue la película salir airosa. Aunque sólo sea como documental desde luego es muy digna de verse. Y como instrumento pedagógico seguramente también, aunque eso ya es meterse en otros barros...

Sólo por la tremenda banda sonora ya sería suficiente para una buena nota, pero es que además las actuaciones son buenas, los personajes logrados y la fotografía muestra perfectamente ese norte de Dublin, tan sórdido y oscuro, pero con tanta vitalidad. A mí, que viví esa ciudad hace años, me trajo sinfín de recuerdos. Contada con ritmo, divertida, a veces dulce y sin pretenciosidad ni grandes mensajes. Diversión pura. Un lujo, de esas pocas películas que no importa verla una segunda vez.

Entendible la fascinación que despierta en nosotros el imperio romano, y me incluyo entre los fascinados. La idea de un imperio tan gigantesoco, tan bien organizado, en una época de tan escasa tecnología resulta sobrecogedora. Que una pequeña aldea mediterránea termine dominando el mundo y llenándolo de calzadas, acueductos, etc... es admirable. Pero centrándonos en la crítica, me temo que estas reflexiones sobran . En esta película aparecen romanos, como podrían aparecer vikingos, comanches, extraterrestres o trogloditas. Lo de menos es quienes son los protagonistas. Lo importante aquí es que se corten, se rajen, se mutilen, griten, sangren y esparzan vísceras por la pantalla. Para la segunda parte propongo que saquen a leones comiéndose gente. Seguro que al público le gusta. Pan y circo.

Tanto que se quejan los directores españoles de la falta de financiación para hacer películas y luego.... ¿se lo gastan esto? La película es mala, muy mala, aburrida, estúpida, boba, pero lo peor no es eso. No pasa nada por hacer una película mala si al menos sale mala intentando hacer algo bueno, pero es que aquí ni lo intentan. Se contentan con una penosa imitación de una parodia americana. Si se hace una película mala, por lo menos que sea una maldad propia, no una maldad de imitación. En el colmo del despropósito, sacan a unos cuantos famosillos a escena, como si con eso ganasen puntos. ¿A qué tipo de público tratan de ganarse con esto? "Anda, si sale también Buenafuente, qué películón...". Madre mía...