Ahora que los medios de comunicación han conseguido por fin arrinconar el tema de los desahucios para hablar en su lugar de la supuesta plaga de okupaciones que dejará perdidos, en la calle y en el lodo a los honrados ciudadanos que pagan sus impuestos y sus hipotecas y tal y cual era justo y necesario que alguien hiciera una película que trata (no solo pero sí principalmente) sobre el tema de los desahucios, fenómeno que no ha desaparecido ni mucho menos por más que apenas oigamos hablar de ello (...hasta que nos toque, claro).

Con un estilo sobrio y directo y con un ritmo más ágil de lo que yo esperaba en un film de este tipo se nos cuenta un día en la vida de una serie de personas (un abogado activista, una mujer mayor que busca recuperar la relación con su hijo, dos obreros de la construcción, una mujer con un hijo pequeño a punto de ser desahuciada, una niña marroquí, etc.) que se cruzan de una forma u otra, de su día a día, de las relaciones personales más bien difíciles que llevan...y sí, se "amontonan" varios dramas en la hora y tres cuartos que dura, pero todos ellos son creíbles, en parte gracias a un guión bien trabajado y en parte gracias a unas interpretaciones excelentes, sobre todo las de Luis Tosar y una Penélope Cruz que en este papel me ha sorprendido para bien, pero también del resto del reparto, incluidos los miembros de la PAH que aparecen como personajes mostrando sus testimonios y que para no ser actores profesionales lo hacen francamente bien. De hecho el único intérprete que no me acaba de convencer del todo es el propio Juan Diego Botto, más que nada por ese acento algo impostado que pone (supongo que el acento argentino "pura cepa" se le ha ido perdiendo con el tiempo).

En fin, una película que creo que había que hacer, que me parece más que notable, y que recomiendo. Aunque por desgracia haya pasado casi desapercibida, como una anotación al margen.

Truñín más bien soporífero caído con toda justicia en el olvido y (poco) conocida básicamente porque aparece (brevemente) un Christopher Lee en horas bajas vestido de bandido golfista dando la brasa con paridas varias sobre los espíritus malignos al principio y al final de la peli. Parece ser incluso que sus escenas se grabaron para otra película que nunca se hizo y se reciclaron para esta...

El caso es que el meollo del tema es que unos estudiantes (universitarios suponemos, aunque por el careto de alguno serían más bien de la escuela de adultos) le dan una paliza a uno de sus profesores y le matan a la mujer, los hijos y el perro, así por la cara, y el susodicho profe como está muy leído en esos temas de la demonología y demás les embrisca a una especie de divinidad vengadora para que se los endiñe. A la deidad maléfica esta no la llegamos a ver, supongo que por falta de presupuesto, las muertes son más bien rutinarias, los diálogos besuguiles (premio gordo para el tipo que se lamenta porque teme morir justo ahora que le ha salido curro en un taller mecánico) hay alguna escena tirando a surrealista pero no necesariamente en el buen sentido, y en general el conjunto es útil más que nada como somnífero de emergencia.

Avisados estáis.

Vuelve el inefable Art el payaso (¿o es un mimo?), igual de silencioso, igual de retorcido, igual de sádico e igual de cabronazo que en sus anteriores aventuras. Y no vuelve solo. Esta vez le acompaña una especie de niña payasa del más allá igual de chalada y de cabrona que él. Claro que para compensar, esta vez tiene una antagonista a su altura, una especie de superheroína adolescente con alas de ángel y espada mágica incluida, dispuesta a ponerle las peras al cuarto...

¿La cosa promete? Por supuesto. ¿La cosa cumple? Sí...y no...

Me explico.

Lo que más nos gustaba de la primera parte sigue estando en esta segunda, y en cantidad. Escenas gore bastante bestias, efectos especiales artesanales hechos con cariño, estética áspera y oscura, humor más negro que los cojones de un grillo, musiquilla tenebrosa estilo ochentero, y un villano carismático y espeluznante que da auténtica grima con sus dientes podres, su risa macabra y su gestualidad de mimo pasado de rosca (interpretado a la perfección por un David Howard Thornton que a este paso se convertirá en el Robert Englund de estos tiempos). De lo fundamental no le falta nada.

Pero "Terrifier 2" no se queda ahí. Ofrece más cosas que no tenía su predecesora...lo que es bueno...y malo...
Tiene una historia un poco más profunda y elaborada que la primera parte, lo que en principio es bueno, pero en determinado momento la historia se le va un poco de las manos al amigo Leone y se vuelve incoherente y estrafalaria, lo que no es tan bueno.
Tiene una antagonista a la altura de las circunstancias (muy notable interpretación de Lauren LaVera, por cierto) con la que tiene un enfrentamiento de alto voltaje, lo que en principio es bueno, pero ese enfrentamiento se alarga demasiado y acaba haciéndose algo pesado, lo que no es tan bueno.
Tiene más diálogos, más personajes, más escenas en las que no se está matando ni torturando a nadie (en la primera de estas últimas apenas había), lo que en principio es bueno...pero como la mayoría de los diálogos no valen un pimiento, la mayoría de los personajes no pintan gran cosa, y las escenas que queremos ver son las que son (sí, somos así de degenerados, qué se le va a hacer), pues el esfuerzo es loable pero no muy fructífero.

En resumen, me gustó más la primera, porque el último tramo onírico-surrealista de esta segunda parte me aburre un poco, y la peli en sí se me hace un poco larga. Pero sigue siendo una película de terror con sabor a vieja escuela, violenta, retorcida, sangrienta, perversa...y bastante recomendable.

Y ojo que para el que se quede hasta después de los créditos hay premio.

A ver la tercera parte por donde sale...porque habrá tercera parte seguro...

En todas partes he oído/leído que esta, por el momento última película de Zhang Yimou, es argumentalmente confusa y propagandística. En lo primero no estoy de acuerdo. Lo segundo es indiscutible, pero no me importa lo más mínimo.

Y me explico.

En cuanto a lo del argumento confuso, esta peli, como la mayoría de las que componen el género "de espías" por decirlo así (excepción hecha de las de James Bond que son mucho más sencillas en sus planteamientos), cuenta una historia de espías traicionados, topos, y agentes dobles, con algunos giros de guión más sorprendentes y otros menos, y con una trama que pese a algunas elipsis narrativas se puede seguir perfectamente sin perderse. Al menos yo lo conseguí, y ni soy premio Nobel ni cosa que se le parezca.

En cuanto a lo de la propaganda...pues sí, se presenta a los comunistas chinos como "los buenos" y a los colaboracionistas de los japoneses como "los malos". ¿Maniqueo? Pues a lo mejor. ¿Propagandístico? Pues sí...¿y qué? ¿No son igual de propagandísticas "Con la muerte en los talones", o "Gorrión rojo", o toda la saga de James Bond, por poner solo algunos ejemplos, y sin salirme del cine de espías? ¿O el problema es que esta propaganda no es "de los nuestros"?

Dejando estas cuestiones aparte, estamos ante un film técnicamente impecable, con una fotografía preciosa, una música adecuada, buenas interpretaciones, un ritmo que no decae, buenas escenas de acción y algo de suspense, con una estética, como ya han dicho otros usuarios, con sabor a cine negro del clásico, del de siempre. Del bueno.

A mi entender, bastante recomendable.

Ambientada en una aldea de la Galicia profunda esa, rodada en hermosos aunque duros parajes del Bierzo, basada (libremente) en hechos reales, y celebrada por la crítica como una especie de obra maestra, la última obra (por el momento) de Rodrigo Sorogoyen es una película que atesora grandes virtudes. Y también grandes defectos.

La fotografía es magnífica, las interpretaciones son buenas en general y la Luis Zahera en concreto es fabulosa, el uso de la cámara es impecable, la música que acompaña a las imágenes es adecuada en todo momento, la ambientación es muy buena (un detalle, por fin una película en la que los guardias civiles actúan de forma similar a los guardias civiles de la vida real y no como si fueran superhéroes merecedores de cuatrocientas medallas diarias), y hay diálogos brillantes y escenas en las que se construye magníficamente una tensión que va aumentando de forma lenta pero inexorable...hasta que a la hora y media larga esa tensión se "libera" y al espectador le quedan otros tres cuartos de hora de una lentitud exasperante en los que ya no ocurre nada particularmente interesante, porque ya no queda nada que contar. Y como ya no queda nada que contar, uno repara en algunos detalles (el retrato bastante maniqueo que se hace de los bondadosos franceses civilizados y los brutales y cerriles aldeanos, o el innecesario regodeo en escenas intrascendentes de una mujer tendiendo una cuerda junto a unas tomateras, por ejemplo) que hasta entonces no le habían molestado demasiado porque había una historia interesante que seguir. Y lo que habría podido ser una magnífica película deja al final un regusto bastante amargo porque tras cuarenta minutos largos de sopor y aburrimiento uno casi olvida las (muchas) cosas buenas que el film había ofrecido en su primer tramo.

Una pena.