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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama. Intriga En 1981, Brian tenía ocho años y estaba sentado en el banquillo durante un partido de la liga juvenil de béisbol. Cinco horas después despierta en el sótano de su casa con una hemorragia nasal y sin recuerdos. Brian moja la cama y tiene pesadillas, también inventa: fue abducido por extraterrestres. Y pasa el tiempo, Brian llega a la adolescencia, torpe, acomplejado y entregado a la causa OVNI, también Neil, su compañero de infancia, se ... [+]
6 de julio de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gregg Araki es uno de los abanderados del New Queer Cinema realmente independiente. Sus películas y sus guiones están totalmente al margen de un sistema más conservador de lo que quiere aparentar. No tiene pudor con la cámara pese a ser más estético (y mejor director, creo yo) que, por ejemplo, Larry Clark. Sus historias hablan de personajes al límite de la cordura la felicidad y la vida, casi siempre relacionados con conflictos sexuales y de marginación.

En esta, la que puede ser su obra cumbre en cuanto a intenciones y resultados adapta una espinosa novela muy propia de su estilo, en la que un entrenador de fútbol del típico pequeño pueblo norteamericano abusaba de sus alumnos, de uno en especial, que lejos de no consentirlo casi se enamoró de él y disfrutaban de sus experiencias solos y con más niños. Años después este conoce a otro joven que sufrió los abusos pero sus destinos han seguido caminos muy diferentes: mientras “el que consentía” es ahora homosexual declarado, que mantiene relaciones por dinero y vive en Nueva York bajo todo tipo de riesgos físicos y emocionales; el otro ha olvidado o querido olvidar su pasado recordando algo falso, que fue abducido por unos alienigenas y no lo recuerda. Sus dos modos de negación de un pasado traumático provocarán su catarsis emocional a la hora de reconocerse en ellos mismos la dolorosa verdad y poder, sencillamente, vivir.

Araki se aleja del morbo en una historia propensa a ello. Suscita polémica pero no insulta. Parece tener referencias a Lynch que si bien en un principio chirrían, en la concepción total de la historia funcionan. Y se apoya en unos fantásticos actores valientes y honestos con la verdad de sus personajes, en especial una breve Elizabeth Shue (nunca entenderé lo que fue de ella, siendo la magnífica actriz que es) y Gordon – Lewitt, un joven actor diferente a la mayoría, arriesgado y valiente, profesional y emotivo, que defiende como un gato salvaje su dificilísimo personaje y consigue emocionar con una historia dura y desgarradora, pero posible, al fin y al cabo.
jaly
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