La cosa va de lo siguiente. El primo tonto de Jeepers Creepers, también conocido como Moonface, vive en su casita en el campo con el abuelo de Heidi pasado de drogas. El chaval, aburrido de la vida, da rienda suelta a su vena artística y junto a unos cursillos acelerados de bricomanía, se dedica a hacer bonitos elementos decorativos para su jardín con todas las muchachas que tiene la desgracia de caer en sus manos.
La mala suerte es que se topa con una mezcla de Lara Croft y MacGyver que le da para el pelo en menos que canta un gallo. Y es que la vida de la chica no ha sido facil, gracias a una serie de lamentables flashbacks, vemos como se casó con una especie de superviviente de la secta de los davidianos que, mediante el didáctico sistema de la tortura física y psicológica, le enseña todos los trucos del combate cuerpo a cuerpo.
Y así pasamos el ratillo viendo como Don Coscarelli, consciente de que está acabado, se pasa a la filmación acelerada rollo videoclip que es lo que está de moda, pero de tan acelarada y mal iluminada casi no vemos nada de lo que pasa en pantalla. Aunque casi que no importa, porque como la complejidad del guión es equiparable a un capítulo de los teletubbies, da para echarse unas risas y poco más.Patética.