Un film biográfico - hoy lo llamos bioepic- es algo bastante complicado. Qué tomar y qué dejar y cómo elaborar lo que se cuenta. Como ejemplo mayor, la Obra Maestra de Welles "Citizen Kane. Junto a biografías mediocres como la de "Cole Porter", otras magníficas como la de Charlie Parker "Bird" de Clint Estwood.

En 1953, una vez finalizada la guerra, cuando ya no es necesaria la propaganda, Anthony Mann emprende la realización de la vida de un músico que está y estará en la Historia de la Música. Si algo es llamativo en el film es el manejo de las "elipsis", esos tiempos que no se narran en imágenes pero que son fundamentales en la narración. (Lubitsh era un maestro). El tono es amable sin edulcoración, un tiempo que está más lejano de lo que creemos, una sociedad que respondía a motivaciones, valores y formas de vida que forman parte de la historia; no sólo de USA sino de la de todos nosotros que aprendimos y formamos muchas de nuestras miradas sobre el mundo en las salas de cine de una España en Blanco y Negro.

Si es cierto lo que Sloterdijk dice acerca de Derrida, : "la subjetividad solo puede entenderse "per se" desde la circunstancia de que los seres humanos son "habitados" desde siempre por textos", experiencias como "The Glen Miller Story forma parte de quellos que nacimos en los cuarenta.

Hay una compensación entre los momentos duros y los de éxito sin enfatizar ninguna de las partes sino que a través de las "elipsis" el film avanza dedicando lo imprescindible a la música para entender lo que ésta debe a Glen Miller. Escenas como la del bombardeo en Inglaterra, donde la Orquesta sigue "tocando", son una maravilla del tono que el film pretende transmitir. Otro momento , de gran director, es la forma de contar el fallecimiento de Glen Miller (ni siquiera la llamada del General a la esposa para darle la noticia). Pasamos a la escena navideña donde la Orquesta toca el tema recurrente en todo el film, y por fin logrado por su autor "El pequeño jarrón marron". Un Director como A. Mann, que ya era un maestro de la narración cinematográfica, (ver mi crítica, aquí en F.A., a sus 14 films rodados en los años cuarenta). está en posesión de todo su poder para contar historias que en este caso lo pone al servicio de lo que podría parecer un film romántico menor, pero que es una lección de maestría narrativa.
Los valores y miradas sobre el mundo pertenecen ya al "mundo de ayer", sin obviar los dramas y complejidades de los años 30 y 40, aquí tambien elididos, sólo enunciados. Creo que la escena del desembarco en las costas francesas en su parquedad es muestra de estilo narrativo. Hoy no hay miradas y valores -perdón- sobre el mundo actual, sólo proyecciones especulares sobre un futuro problemático, que nunca existe nada mas que como futuro anterior, transidas, de oportunismo , sobre especulaciones transversales/hegemonías culturales y tópicos sobre restos de las ideologías del siglo XX, identitarias de grupos de minorías, sin mirada colectiva hacia el futuro; fragmentarias y sectarias ,productos de la caída de un Mito de Sociedad, que como el Otro (A) lacaniano, se disolvió como azucarillo en el agua. Pero volviendo a citar a Sloterdijk : "espíritus maníaco coléricos que no pueden prescindir del marxismo como matriz de fantasías de venganza".