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España España · Málaga
Voto de Isildur:
8
Drama. Intriga. Thriller Hye-ia es una madre soltera. Do-Joon, su hijo de 27 años, es tan ingenuo e inmaduro que sigue dependiendo de ella. Su conducta es estúpida o simplemente peligrosa. Es una constante fuente de preocupación para todos. Un día, aparece una joven muerta en un edificio abandonado y Do-joon es acusado de su muerte. Seleccionada por Corea del Sur como candidada al Oscar 2010 en la categoría de película de habla no inglesa. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un campo seco de gramíneas y neblina. Una señora se acerca a la cámara con mirada perdida y comienza a bailar arrítmicamente al son de una melodía hortera y melancólica. El principio de Mother es toda una declaración de intenciones de su director, el coreano Bong Joon-ho: no esperes encontrar una película convencional. En Mother, una mujer de avanzada edad y recursos limitados, que practica la medicina alternativa y la acupuntura, se ve en la situación de defender a su hijo con discapacidad intelectual ante la acusación de haber asesinado a una adolescente. El argumento podría requerir un tratamiento delicado, y Bong consigue rodar el sufrimiento y la tenacidad de esta madre con sutileza y elegancia, pero igualmente se propone subvertir lo establecido y jugar con las expectativas del espectador. Si hay que poner etiquetas, Mother es un thriller policial sui generis, con una madre luchadora obligada a investigar por su cuenta ante la incompetencia y el abuso de las autoridades, pero sobre todo es un melodrama descarnado y, finalmente, a un nivel superficial, una comedia negra y bizarra. A lo largo del filme no hay apenas una secuencia en la que no se desafíe la naturalidad mundana del día a día: a cada personaje, diálogo o acción se le ha dado una pequeña vuelta de tuerca para causar en el espectador, a diferentes niveles, cierto estupor; Mother es, básicamente, esperpento filmado. Y nadie rueda el esperpento como Bong Joon-ho, y para muestra la escena del duelo público en The host. Aunque si en algo afecta esta decisión es en la empatía del espectador hacia los personajes, que se ve resentida o, mejor dicho, puesta a prueba en todo momento, pero, ¿seguro que queremos empatizar con ellos? Las escenas se suceden, nos atrapan y nos tiran contra el suelo de morros hasta llegar a un final provocador que toca demasiadas sensibilidades. No había final feliz posible. Pero quizá, si pinchamos con la aguja en el punto correcto sobre el muslo, podamos olvidarlo todo y bailar desquiciados aquella hortera melodía a luz del ocaso.
Isildur
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