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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama. Comedia Mientras se producen una serie de hechos que parecen anunciar un próximo caos, un hombre comienza, gradualmente, a ser consciente de lo absurdo del mundo y de lo difícil que resulta comportarse y vivir como un ser humano. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Roy Andersson es único y personal. Cierto que en él confluyen, o pueden intuirse influencias o incrustaciones de otros directores (Buñuel, Kaurismaki, Fellini...); y sobre todo pintores: Goya, Brueghel el Viejo, Daumier y Otto Dix. Pero el universo creado por el sueco es exclusivo; con un humor agusanado, bordeando la putrefacción; con unas risas difíciles de reconocer tras la mueca dolorosa; con el eterno y esperpéntico inventario de situaciones hipócritas, que el ser humano acostumbra a espurrear cada vez que se manifiesta.

Estoy totalmente de acuerdo con el crítico que dice: "Esta película puede que no la disfrutes, pero no la olvidarás", porque estas "Canciones del segundo piso" son impactantes, no solo por la rotundidad de sus escenas, también por la forma de contarlas:
- Una imagen fija con gran profundidad de campo en la que entran, salen, se acercan o alejan los personajes, nacidos de la absurda cotidianidad, que reconoceremos perfectamente en cuanto borremos su primera capa de grotesco maquillaje.
- Construcción arquitectónica de cada uno de los encuadres que componen la película, quedando siempre en el centro el individuo mortificado o su patética acción.
- El surrealismo de Roy no se pierde en los vericuetos del subconsciente, hace sólido lo irracional y onírico, hasta el punto de que los muertos parecen más vivos y, por contra, los supervivientes están muy próximos al tránsito.
- Te hace pensar que, tal vez, sea el ser humano el elemento menos interesante de la creación, por sus altas dosis de imbecilidad y abyección.

Se te queda el cuerpo con un entumecimiento, cuando no parálisis, que te obliga a pegarte un pinchazo de positividad, para convencerte de que no perteneces a la fauna que acaba de desfilar delante de tus ojos.
Cinco directores como Roy Andersson y terminamos persuadidos, no solo de nuestra condición irremediable de sucios bichos, también de que Dios hizo mal en descansar el séptimo día, debería haber utilizado otro más para fumigarnos.
Sinhué
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