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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama La lluvia negra la constituyen las particulas radiactivas procedentes de la explosión de las bombas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki. Basada en una famosa novela de Masuji Ibuse sobre la devastación causada por la bomba atómica, "Lluvia negra" relata las consecuencias de la explosión atómica en Hiroshima. La película se centra en la historia de una joven, Yasuko, que se vio sorprendida por esta lluvia radioactiva que ... [+]
18 de mayo de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Triste, amarga, necesaria y más que actual; esta ficción-documento del buen director japonés, Shohei Imamura, autor entre otras excelentes películas de la Balada de Narayama. La lluvia negra, que acompañó a las invisibles y ardientes partículas radiactivas tras el bombardeo de Hiroshima (6 de Agosto de 1945) y que antes de acabar ese año había causado al menos 140.000 muertos, es la causa por la que Yasuko, una joven sana según sus tíos, no encuentra marido, aunque han pasado ya unos años desde que el "rayo que mata" les dejó marcados.

Rodada en blanco y negro, color que acentúa el drama, "Lluvia negra" es una angustiosa denuncia sobre los criminales resultados que traen las decisiones del poder militar sobre inocentes poblaciones civiles en tiempos de guerra. Hoy también nos sirve para denunciar el uso irresponsable de energías nucleares incontrolables, propiciadas por el otro poder (¿o es el mismo?), el económico, y que convierten igualmente en víctimas a quienes viven en los alrededores de esos monstruos inmisericordes que llaman centrales nucleares. Pero nadie aprende de los errores, ni siquiera de los horrores: ¿cómo pudieron los japoneses, tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki, permitir que instalaran en su isla 55 reactores nucleares?. Fukushima también va a sumarse a los desastres nucleares de la historia de la humanidad, a pesar de las maniobras de distraimiento de los líderes políticos y de la desinformación de los medios, en manos de los propios accionistas de las empresas energéticas.

Esta melancólica e inevitable sucesión de días hacia la muerte, contada de manera poética en algunas ocasiones por Imamura, deberían verla, al menos una vez a la semana, todos cuantos propiciaron, justificaron y justifican acciones de este tipo, máxime si lo hacen en nombre de la paz. Convertirla en tema de una nueva asignatura, que debería llamarse Germen de Conciencias, tampoco estaría mal.
Sinhué
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