Esta película Israelí coproducida por Francia nos invita a contemplar como los problemas más pequeños pueden llegar a tener una envergadura considerable.
Un drama personal que podría trasladarse a cualquier parte del mundo donde exista un poderoso, un pobre y un problema creado a partir de la prepotencia del primero, pero el tema, al estar desarrollado en la frontera que separa Israel de Cisjordania cobra mayor relevancia.
Es un film sencillo pero con gran calado social, no tiene grandes artificios, no tiene grandes complicaciones, solo aquellas que van surgiendo a lo largo del visionado y que en ambos lados va mermando las fuerzas. Te invita a la reflexión de lo que verdaderamente es importante y de cómo unos simples limoneros son los testigos y los detonantes en las vidas de dos mujeres que viven en cárceles totalmente diferentes.
Me ha gustado por su sencillez, por su elegancia, por la crítica social y cultural y por la interpretación de su actriz principal, Hiam Abbass, que da vida a una mujer con mucha dignidad y coraje, que lucha por su posesión más preciada y además, por estar basada en hechos reales.