Hay que considerar que adquiere un nuevo estilo respecto a su creadora, aquí se maneja el humor negro, las dosis de gore y más violencia que nunca.

Sí los gritos de la protagonista de la primera parte eran ensordecedores e inquietantes, los de Caroline Williams son de risa, y esa es la idea. La actriz cumple con el material que le ofrecen. Leatherface deja de ser pavoroso y se muestra más como un adolescente en la edad de la punzada. El que infunde más temor es Bill Moseley, un actor que interpreta a la perfección este tipo de papeles, aquí es un loco bizarro único.
No está mal, y además se ve por primera vez como Latherface "confecciona" una de sus célebres caras de cuero. El gore es espectacular y en general funciona hasta como una autoparodia del mismo Tobe Hopper.