Debo admitir que VAN HELSING convierte a íconos del cine clásico de monstruos en pueriles títeres de un inverosímil guión, pero yo la encontre bastante divertida y retacada de efectos.

Es más un espectáculo visual que la creación de personajes interesantes e historias originales. Supongo que es más fácil escribir un pastiche de añejas ideas, pobladas por caracteres genéricos y luego agregar millones de dólares en efectos especiales, con la esperanza de que las audiencias contemporáneas quedarán tan impresionadas con las imágenes que olvidarán que están perdiendo el tiempo con una historia tan burda.

El escritor y director Stephen Sommers tergiversa la historia de los modos más absurdos pero por demás divertidos.

Richard Roxburgh como Drácula quien, junto con sus "novias" (interpretadas por las famosas modelos Josie Maran, Elena Anaya y Silvia Colloca) alcanzan niveles de irritación que nunca creí ver después de Jar Jar Binks. Hay escenas que están como para estrangularlos. Aunque el Drácula en ocasiones destile elegancia y personalidad.

La cinematografía y dirección de arte muestran gran esfuerzo y gusto por el material fílmico que inspiró esta película (particularmente las impresionantes escenas iniciales, fotografiadas en blanco y negro).

Un aparato mercadológico de los que nos tiene acostumbrados Hollywood.
Stephen Sommers es muy ingenioso al armar sus escenas de acción y lo que es cierto: sus películas jamás resultan aburridas.