Esta película en mi opinión no es más que otro ejercicio vacío, sin esencia, de este aclamado director danés. Otra vez nos encontramos aquí con un falso de cine de autor que carece de profundidad. Lo que suele caracterizar el cine de autor es buscar la belleza, el arte en cada plano, y en la mayoría de las películas de Lars von Trier la cámara solo se dedica a observar lo que está pasando. Cualquier director malo de Hollywood hace lo mismo, plano contra plano en los diálogos, algún plano secuencia siguiendo una acción, etc. Planos no dicen nada. Un montaje nada original. En esta película solo se salvan un par de imágenes, como cuando la protagonista está echada observando al planeta en la noche. El resto parece industrial y comercial, como si hubiera salido de una cadena de montaje. Lo único en lo que se fundamenta el cine de este autor es en la manipulación de mentes simples a través de melodramas en los que si rascas un poco te das cuenta de que no dejan huella, no te marcan. Rebosan superficialidad.

Que haya gente diga que es la mejor película sobre la depresión me parece una vergüenza habiendo obras maestras como La Condena de Bella Tarr. Para la gente que crea que el cine de Lars es profundo, les recomendaría también que vean películas de su compatriota Dreyer.