Hacía mucho tiempo que no me aburría tanto viendo una película. Trescientas veces estuve a punto de dejar de verla. Las trescientas veces que se repiten las mismas escenas.
Este Bonello no sé si intenta ser Kubrick, o Lynch, o Malle. Pero desde luego ni se acerca a ellos.
Para empezar, y sería suficiente, no cuenta nada. No hay historia ninguna, o más bien no se decide por ninguna o, me temo, que no sabe llegar a ninguna.
Por otro lado deja mucho que desear en el montaje, con fallos de principiantes, tiene una pésima ambientación musical (que no la música, pero para eso ya oigo mis CDs), y una fotografía que ya quisiera haberse acercado al “Barry Lyndon” de Kubrick por poner un ejemplo.
Ah, y por cierto y vuelvo a repetir: poner cara de pasmado, o de pasmada, no es actuar bien. Eso lo hace cualquiera, basta con ver esta película, por ejemplo.