Más de diez años han pasado desde la película cumbre de la filmografía de los hermanos Coen, "Fargo", y después de todo ese tiempo vuelven a la carga con otro retrato ácido y trepidante sobre la América profunda, dispuestos a meterse en el bolsillo a crítica y público como en los viejos tiempos. Y de momento, parece que funciona.

El guión no es lo más original que se ha visto no solo en el cine en general sino dentro del propio cine de los Coen, aunque mantiene el estilo sobrio y de emoción contenida a flor de piel al que nos tienen acostumbrados. De hecho, el planteamiento es muy parecido a la ya mencionada "Fargo": un maletín lleno de dinero y mucha gente implicada en buscarlo, y entre medio violencia, un ritmo pausado pero intenso y ciertos toques de humor macabro.

Lo que aquí destaca más bien son las interpretaciones. Empezando por Josh Brolin, que consigue convertir a un personaje mediocre en todo un héroe y un superviviente, y terminando por Javier Bardem, que sin duda ha plasmado lo peor de la raza humana en un papel hecho para lucirse y que ha sabido aprovechar y superar con nota. De esa manera, se consolida como uno de los mejores actores españoles de todos los tiempos y el rostro de nuestro cine más internacional del momento. La frialdad y energía que transmite su interpretación de asesino cruel y sin escrúpulos es digna de Oscar, no de reparto sino de actor principal, ya que él soporta el gran peso del film.

Sin embargo, pese a la grandeza de Bardem, "No country for old men" pierde fuelle conforme va avanzando. El guión, que empieza con un ritmo frenético y unas historias con mucha intriga acaba desviándose con reflexiones filosóficas y escenas totalmente prescindibles (la de Tommy Lee Jones hablando con el hombre en silla de ruedas es una de ellas) y llega a un final sorprendente pero algo descafeinado.

En fin, una buena película con un reparto de lujo y un guión mejorable en algunos puntos, pero que te mantiene expectante durante buena parte del metraje.

Los Coen vuelven a estar en forma, y eso al fin y al cabo es lo que importa.