Drama con trasfondo bélico basado en un hecho real. Se trata del bombardeo aliado de un cuartel general alemán en la Copenhague ocupada. La gestapo lo había poblado de miembros de la resistencia a los que usaban como escudos humanos, pese a lo cual se decidió llevar a cabo el ataque aéreo.

No se corta el cine danés cuando se trata de ser crítico. Ya en Land Of Mine (2015) se lanzaba una mirada fiscalizadora hacia sus propias tropas, y en la serie 1864, de 2014, también ofrecían una imagen de su pasado reciente más que dudosa. Aquí le toca el turno de recibir al mando aliado, que ordenó el bombardeo de un objetivo militar sabedor de las víctimas civiles que ocasionaría. La película no se centra en eso, pero ocupa unos minutos cruciales que nos lleva a sentirnos incómodos. Las guerras son siempre sucias y ningún bando sale nunca completamente incólume

Lo peor es que media película se dedica a contarnos el trasiego de vida de quienes más tarde, tras el bombardeo, serán protagonistas. Viene a ser un drama tirando a amable, como relajandonos antes de la sacudida. Quien espere a ver un drama bélico que espere sentado. Drama hay, mucho, pero la escena del bombardeo dura pocos minutos, y lo que viene a continuación es duro pero llevadero. Lástima que lleguemos con parte de la intensidad difuminada por esa primera mitad. Pese a ello, sigue siendo cine danés competente y solvente, a lo que nos vienen acostumbrando en ese país desde hace años.