Esta película presenta una extraña mezcla de géneros, ciencia ficción y película romántica que sólo funciona a ratos. Winterbottom pretende darle a la cinta un tono frío y deshumanizado, reflejo de la sociedad futurista que sirve de telón de fondo a la historia, y lo consigue de tal manera que en ocasiones se le va la mano y dicha frialdad se contagia a los espectadores.

Y lo peor del asunto es que el futuro que presenta la pelicula tiene un aspecto sospechosamente posible:dependencia del código genérico para poder obtener cobertura de seguros y posibilidad de viajes, control absoluto de entradas y salidas de las ciudades y los países...

A pesar de la frialdad, la pelicula se sigue con interés y no llega a aburrir en ningún momento. Los actores realizan una buena actuación, destacando especialmente Samantha Morton, magnética una vez más en su papel. La escena de su baile en la discoteca es un ejemplo de sensualidad y capacidad de sugestión. La banda sonora es de gran calidad, acompañando bien el transcurrir de la historia.

Además la pelicula contiene un par de secuencias que evidencian el interés de Winterbotom por rodar escenas de sexo, como haría posteriormente en "9 canciones".