Esta película ha sido comparada con “Súperempollonas” (“Booksmarts”), y es fácil saber por qué: dos amigas adolescentes se pasan la noche de acá para allá con un objetivo, superando situaciones en las que nunca se habían visto, y confesiones catárticas finales que refuerzan su ya íntima amistad.

“Súperempollonas” tiene un trasfondo más ligero, mientras que ésta tiene un mensaje político y social más profundo e importante. Ese es su fuerte, a mi modo de ver.

Mi problema es que “Súperempollonas” me resultó muy divertida, me enganchó al instante, sentí complicidad con las protagonistas a pesar de la enorme diferencia de edad que tengo con los personajes, había mucho carisma en las actrices y en su relación. Me encantó.

Sin embargo, con esta película no he sentido nada de eso, ni carisma de las actrices y su relación, ni complicidad, no me he divertido nada, al contrario, se me ha hecho larga y aburrida.

Pero, como ya he dicho, sí creo que tiene un mensaje más fuerte, y es lo único que puedo salvar de esta película: padres opresores que no escuchan a sus hijas y por consiguiente no las conocen, la deficiencia de una educación sexual realista y apropiada, el miedo a ser una misma incluso con tu mejor amiga, políticas retrógradas e hipócritas sobre el sexo.