La sencillez con la cual Pixar consigue colocar a la altura del betún al resto de producciones de animación sigue sorprendiendo en esta estupenda "Cars". Llevar un paso más allá lo ya hecho no es sencillo, pero esta vez los geniecillos de Pixar han conseguido convertir a coches en personajes entrañables y reales. Teniendo en cuenta las limitaciones que supone prescindir de facciones animales o humanas, esto no es sólo un gran mérito, sino un auténtico alarde de ingenio y originalidad.

El guión, sorprendente por su efectividad y sencillez, podría haber sido interpretado perfectamente por seres humanos, y la historia sería igual de efectiva. Ésa es, quizás, una de las grandezas de Pixar, que no conciben sus filmes como películas de animación, sino como películas a secas, de ahí sus espectaculares resultados. Y lo aparentemente "manido" del guión, como dicen algunos, se suple por la ingeniosa puesta en escena y por la habilidad para recrear una historia prescindiendo no sólo de seres humanos, sino de habitaciones (aquí son garajes) y escenarios cotidianos. Simplemente genial. Ojo al flashback que cuenta la historia del pueblo, es de lo mejorcito visto en cine en muchos muchos años

Por supuesto, "Cars" sería perfecta si no existieran "Buscando a Nemo", "Los increíbles" o esa obra de arte llamada "Toy story", de ahí que sólo tenga un nueve en mi votación, y no el diez que probablemente se merece. No quiero decir con esto que Pixar esté perdiendo enteros, sino que mantenerse a niveles tan altos de calidad es muy muy difícil. Aun así, "Cars" es una joya imprescindible. Y, por cierto, probablemente los niños se aburran porque no es una película infantil, sino más bien todo lo contrario.

Sólo un par de peguitas a la versión español: la estúpida frase del estúpido Fernando Alonso (que ganará muchas carreras, pero es imbécil hasta decir basta), y la hiperhorrenda canción de los hiperhorrendos El sueño de Morfeo. Es que el Alonsito sólo soltaba la frasecita si su novia cantaba este bodrio. En fin, qué pena que nuestro país haga esfuerzos ímprobos en ensuciar las obras maestras. Corramos un (es)tupido velo sobre la presencia de la detestable parejita y disfrutemos de las genialidades de "Cars". Merece la pena.