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España España · Barcelona
Voto de Risard:
4
Ciencia ficción. Drama. Thriller El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.
2 de octubre de 2019
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La magnificencia de la ambición humana alejada de la misma humanidad, como paradoja, y como conflicto afectivo, en dos horas con un personaje de una inexpresividad forzada haciéndonos creer que es proveniente del personaje, pero que parece más impuesta por un forzado guion, un humano que caerá ante el conflicto afectivo, y es que somos mitad razón, mitad emoción, es inevitable. La reflexiva historia de un astronauta falto de padre, que idolatra como figura más icónica que emocional, nos lleva a Neptuno. No es casualidad que el planeta con nombre de Dios romano (originalmente griego y conocido como Poseidón) simbolizando la tempestad que un padre de los mares causa en la tierra, hogar de hábitat familiar, sea el causante de la odisea de nuestro protagonista, pues consigue remover los océanos de sentimientos ocultados durante años y que ahora resbalan sobre una mejilla fría.

Tommy Lee Jones en un breve pero correcto trabajo, haciendo referencia al Kurt de Conrad, en el oscuro corazón del espacio, nos deja a un hijo abandonado y muy reflexivo, sobre cómo la ambición de un hijo que quiere llegar a estar a la altura de su héroe, lo convierte en un ser forzadamente apático y ambicioso, superponiendo cualquier logro profesional a una relación sentimental. Los soliloquios de su protagonista, al igual que algunos referentes simbólicos, son lo interesante de un film que se apesadumbra en su propio discurso narrativo, tanto visual como guionizado. Su pretenciosidad de querer alcanzar momentos entre 2001, Interstellar o Blade Runner 2049, se quedan a puertas expensas de meras inspiraciones que no logran trascender ante mi pupila. Malogrados momentos de acción, que de adrenalina más bien petiza, duran lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio, y una Liv Tyler que parece más Arwen llorando por su caballero que una esposa indignada.

A mi modo de ver, lo más importante de esta espacial historia es la importancia de la ausencia del padre, como bien nos habla Robert Bly en su maravilloso libro 'Iron John' sobre masculinidad, es, que la ambición del hombre por construir y alcanzar metas lejanas, ha hecho que se aleje emocionalmente de su familia, así uno, sólo tiene hijos que desconocen el oficio de su padre y a su padre, a excepción de si logran éxitos del nivel de ser una estrella en los medios y que utilizarán como meta o referente, y ni aún así obtenemos una satisfacción emocional completa, o al menos básica. Nuestro protagonista cita en un momento dado sobre su ausente progenitura como la innecesidad de tener descendencia para no estar presente, y es que la figura paterna, sana, equilibrada y afectiva, es harto necesaria en la vida de un niño. Si no se da el caso, el niño buscará algún referente externo como algún profesor, hermano mayor, compañero de clase o amigo. James Gray ha tenido buenas intenciones, pero un servidor va seguir enamorado de aquella tormentosa historia romántica de "Two lovers".


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Risard
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