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Voto de JohannesOrdet:
6
6,1
25.401
Terror. Thriller. Drama
Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuanto arrancó la película, con el preciosismo de las imágenes en cámara lenta y la música de Haendel, brotaron en mí sospechas de que Trier padece estulticia estética. Con medios, no me parece nada excepcional el crear escenas de gran poder visual. Cámara lenta, buena música, un cierto gusto por la composición del plano y el ritmo del montaje, y el blanco y negro, son suficientes elementos para crear imágenes fascinantes.
Lo realmente complejo es dotar esas imágenes de un sentido que trascienda el mero esteticismo.
En cualquier caso, me quedo con el poder visual de un Tarkovsky en algunas oníricas secuencias de "El espejo", por ejemplo, menos tramposas que las de Trier, y cargadas de un simbolismo mucho más trabajado y, por ende, menos gratuito.
Este film es un film que bebe de muchos otros. Tarkovsky, Miike, Haneke, Bergman, Dreyer, Reygadas, Kim ki duk, son cineastas cuya obra de alguna manera está presente en este film-caos, por citar algunos.
Lo de dedicarle la película a Tarkovsky, me parece, con todos los respetos, una memez. No porque la película no beba de Tarkovsky, que lo hace (sobre todo de "Sacrificio" y "El espejo"), sino porque no acabo de atisbar un sentido mayor que el de engalanarse pedántemente con el título de "díscipulo" o "heredero" del genio ruso. Para eso, me quedo
de calle con Zvyagintsev o Reygadas, por no hablar de Bela Tarr que es un autor coetáneo a Tarkovsky. Sigue en spoiler pero sin spoiler.
Lo realmente complejo es dotar esas imágenes de un sentido que trascienda el mero esteticismo.
En cualquier caso, me quedo con el poder visual de un Tarkovsky en algunas oníricas secuencias de "El espejo", por ejemplo, menos tramposas que las de Trier, y cargadas de un simbolismo mucho más trabajado y, por ende, menos gratuito.
Este film es un film que bebe de muchos otros. Tarkovsky, Miike, Haneke, Bergman, Dreyer, Reygadas, Kim ki duk, son cineastas cuya obra de alguna manera está presente en este film-caos, por citar algunos.
Lo de dedicarle la película a Tarkovsky, me parece, con todos los respetos, una memez. No porque la película no beba de Tarkovsky, que lo hace (sobre todo de "Sacrificio" y "El espejo"), sino porque no acabo de atisbar un sentido mayor que el de engalanarse pedántemente con el título de "díscipulo" o "heredero" del genio ruso. Para eso, me quedo
de calle con Zvyagintsev o Reygadas, por no hablar de Bela Tarr que es un autor coetáneo a Tarkovsky. Sigue en spoiler pero sin spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los diálogos me parecieron un poco pobres y a veces algo patéticos. Aunque tienen algún momento brillante, como cuando ella sugiere a Dafoe que ella ve el mundo como él lo dicta: "desde que dijiste que mi tesis era simplista, me pareció simplista". En esta frase hay cargas de profundidad que luego no se desarrollan. Es una pena. La idea es: ¿cómo es el mundo? ¿cómo yo lo veo, o como lo ve el otro? ¿o de ninguna de las dos maneras? Y si no es como lo ve el otro, ¿por qué debo seguirlo y obedecerlo? A tenor de esto, más adelante, otra buena frase, esta vez de Dafoe: "no importa si me comprendes, lo importante es que confíes en mí" Y ella se preguntaría: ¿por qué? ¿Porque eres mi marido? ¿Porque eres psicólogo? ¿Qué es lo que te otorga esa superior comprensión del mundo? Aquí podían haberse abierto las puertas al análisis de las relaciones de dominio y la voluntad de poder.
Las supuestas escenas provocadoras le restan valor al film. El sexo explícito estaba mucho mejor integrado en "Los idiotas", y las escenas gore son un tanto risibles, por su gratuidad y su afán provocador. Provocar por provocar, por crearse una imagen o publicidad, es un camino patético. Se riza el rizo cuando dichas escenas tampoco son capaces de escandalizar, sino que más bien provocan verguenza ajena. Lo que yo pensé: "Trier, tu público sabe mucho del dolor y el miedo como criaturas sensibles y conscientes que son, no me vengas con estas".
Para "escandalizarse", ver películas como Oasis, de Lee Chang Dong (una especie de Trier coreano, pero más cabal, lúcido y humilde), "Domicilio Desconocido", de Kim Ki Duk; "El
séptimo continente", de Haneke; "Saló", de Pasolini; "Earthlings", de Monson; o incluso "Visitor Q.", de Miike. En todas estas películas, en algunas más que en otras, he vislumbrado el horror. En "El Anticristo", parece que se busca esto mismo, pero sin hallarlo, parece más una pose que un atestiguamiento del sufrimiento.
En mi opinión, es una buena película, brillante en algunos instantes, pero fállida en lo esencial.
Las supuestas escenas provocadoras le restan valor al film. El sexo explícito estaba mucho mejor integrado en "Los idiotas", y las escenas gore son un tanto risibles, por su gratuidad y su afán provocador. Provocar por provocar, por crearse una imagen o publicidad, es un camino patético. Se riza el rizo cuando dichas escenas tampoco son capaces de escandalizar, sino que más bien provocan verguenza ajena. Lo que yo pensé: "Trier, tu público sabe mucho del dolor y el miedo como criaturas sensibles y conscientes que son, no me vengas con estas".
Para "escandalizarse", ver películas como Oasis, de Lee Chang Dong (una especie de Trier coreano, pero más cabal, lúcido y humilde), "Domicilio Desconocido", de Kim Ki Duk; "El
séptimo continente", de Haneke; "Saló", de Pasolini; "Earthlings", de Monson; o incluso "Visitor Q.", de Miike. En todas estas películas, en algunas más que en otras, he vislumbrado el horror. En "El Anticristo", parece que se busca esto mismo, pero sin hallarlo, parece más una pose que un atestiguamiento del sufrimiento.
En mi opinión, es una buena película, brillante en algunos instantes, pero fállida en lo esencial.