Es esperanzador ver que todavía quedan directores que se salen de lo corriente. Vi la película el día de su estreno hará ya unos meses y me divierten las críticas que desde entonces han ido surgiendo, esos suspensos de gente que no concibe una película abstracta y diferente a lo que vemos siempre, que ya catalogan la locura como algo mezquino y estúpido.

Señores, ustedes no debían saber quien era Aronofsky antes de entrar a la sala de cine, o lo sabían pero les apetecía criticar para desahogarse. Cualquiera tiene derecho a tomarse las películas como le parezca, y era obvio que Madre no estaría exenta de críticas.

A mi me encantan este tipo de propuestas arriesgadas, ese tipo de cine cuyo primer visionado será único y por muchas veces que la veas después ya no será igual, ese tipo de cine que no necesita de demasiados diálogos para llegarte, simplemente déjate arrastrar por esta casa de locos y sufre un rato junto a una Jennifer Lawrence al borde de la desesperación.

Y Bardem, maravilloso en ese personaje abstracto y sin rumbo del cual poco sabemos pero que poco nos importa.

No hay que intentar explicar esta película, ni querer razonarla, hay que verla y punto, porque el cine debe sentirse.

Otros también dicen que es aburrida, pero yo no me aburrí ni un instante pues una trama como esta no creo que de lugar al aburrimiento sinceramente.

Para los sensibleros y aguafiestas de turno tenéis cine comercial a cascoporro. Necesitamos más cine como este. Y a quien no le guste que no mire.

Lo mejor: cualquier película que se salga de lo corriente es motivo de celebración. Lawrence y Bardem bordan sus papeles. La locura de esa casa no conoce límites. Es bastante divertida si entras en su juego.

Lo peor: que no se hagan proyectos así más a menudo. Algunos catalogarán el final de tramposo, aunque a mi me gustó.