Vale la pena desempolvar películas que han tenido por desgracia, escasa promoción en nuestro país, España. Porque no soy un especialista en cine, pero recuerdo a la perfección que el marketing que se hizo en su día cuando llegó aquí, fue escaso. Y si no recuerdo mal, creo que en cartelera no llegó a sobrevivir un mes entero.

Y es una pena, porque las películas en las que la trama principal gira en torno al motociclismo son bien escasas de encontrar. Me atrevería a decir, que se podrían contar con los dedos de una sola mano. Porque aparte de la famosa Easy Rider dirigida por Dennis Hopper que me niego a ver a no ser que esté acompañado de tres melenudos hippies, díganme, ¿qué demonios hay?

A mí, me parece admirable que existan películas así, que aunque no sean una obra maestra, son pequeñas demostraciones de saber hacer buen cine, llevando a la gran pantalla la vida de Burt Munro (Anthony Hopkins), un hombre neozelandés que con su moto Indian de 1920 perfeccionada realiza un viaje a Estados Unidos para batir el record de velocidad en las llanuras de sal de Bonneville.

Anthony Hopkins es el encargado de meterse en la piel del sexagenario Burt Munro, un hombre con una gran fuerza de voluntad y sacrificio, intenta llegar hasta Utah para poder competir con su moto. Hopkins realiza una interpretación notable dando vida a este entrañable personaje que padece problemas del corazón y ligera sordera.

Hay que mencionar que para ir perfeccionando la motocicleta Indian, Munro construía las piezas de forma artesanal en su garaje. Realiza desde pistones hasta cilindros, todos ellos con materiales obtenidos de latas de conservas entre otros.

Esta historia no sería lo mismo sin su música, creada por J. Peter Robinson, que compone para la película “The World's Fastest Indian” 18 temas, de los cuales los más destacados son: Bike Shop y Trial Run. Melodías algo costosas de encontrar al igual que la película, pero que vale la pena escuchar.

Espero que por el bien de todos, algún director de renombre realice algún día alguna película de motociclismo o automovilismo que todo el mundo pueda recordar. Porque mientras las cosas no cambien, un espectador como yo, tendrá que conformarse con seguir esperando. Porque tampoco es tan difícil creo. Si no, díganme si no podrían sacar “chicha” si hicieran una película sobre Valentino Rossi o Ángel Nieto. Sin ir más lejos, ¿porqué no una película de Michael Schumacher o algo relacionado con la Formula 1?

Poco más que decir de esta película producida en Nueva Zelanda que nos contará las peripecias de cómo Burt Munro persigue un sueño y las diversas personas que conocerá en su viaje.