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Voto de rouse cairos:
7
6,3
77
Thriller. Acción. Comedia
¿Por qué todos buscan a Castro? No lo sabemos, pero tras él van Samuel, Willie, Rebeca Thompson y a cierta distancia, Acuña. Lo cierto es que Castro se fue de la Capital con Celia, y sólo huye, y cree que si consigue trabajo eso dañará el amor. Castro (el personaje) tiene algo arltiano, aunque sea más rápido para las fugas que para los inventos y piense en cómo sobrevivir sin que lo ahoguen. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada que ver con el referente político del título, "Castro" es el nombre del anómico protagonista de la ópera prima del joven director Alejo Moguillansky, distinguida en 2009 con los premios a mejor película y mejor fotografía en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires.
La película cuenta una mínima pero agilísima historia, a partir de la forma y de los movimientos, inspirada en los gags del mejor cine mudo.
Toda la película se estructura como una gran persecución de Castro, el protagonista. El porqué lo persiguen es algo que no le interesa aclarar al argumento, porque lo que importa es cómo se muestra esa persecución, que se va regenerando incesantemente hasta la penúltima secuencia, donde hay un quiebre de ritmo y cambio de tono: la comedia deviene en tragedia, no exenta de humor negro.
El perseguido sobrevive escondido en hoteles baratos y durmiendo en el interior de roperos, siempre huyendo. Básicamente está sólo, pero su ex mujer Rebecca lo persigue aliada a sus otros enemigos. Además de huir, Castro intenta redimir su condenada vida a partir de un nuevo amor, representado en el personaje de Celia, que huye con él, pero imponiéndole que busque trabajo, porque Castro es un desocupado crónico y paranoico. Como los desesperados y exóticos personajes de las novelas de Roberto Arlt, lo obsesiona la idea de que "ganarse la vida puede implicar desperdiciarla". El protagonista choca (literalmente) contra la rutina del mundo y sus convenciones y lo hace con originalidad y humor, por lo que puede ser
disfrutada en gran parte como una comedia.
En términos de estructura y personajes la película es muy kafkiana en su absurdo (y su angustia), fundamentada en el agobio de lo cotidiano, donde la ciudad tiene un protagonismo fundamental: lugares especificos de toda gran urbe que registrados por la camara promueven irrealidad: las locaciones de la película (la ciudad de la Plata con sus diagonales, las aglomeraciones caóticas en el porteño sector de Constitución) están incorporadas hasta la saturación.
El humor de los permanentes gags actúan como válvula de escape a la angustia, todo acompañado de cierta melancolía y mucha poesía. Un clima al que contribuye esencialmente el piano de Ulises Conti que se conecta con el espíritu del film.
La película cuenta una mínima pero agilísima historia, a partir de la forma y de los movimientos, inspirada en los gags del mejor cine mudo.
Toda la película se estructura como una gran persecución de Castro, el protagonista. El porqué lo persiguen es algo que no le interesa aclarar al argumento, porque lo que importa es cómo se muestra esa persecución, que se va regenerando incesantemente hasta la penúltima secuencia, donde hay un quiebre de ritmo y cambio de tono: la comedia deviene en tragedia, no exenta de humor negro.
El perseguido sobrevive escondido en hoteles baratos y durmiendo en el interior de roperos, siempre huyendo. Básicamente está sólo, pero su ex mujer Rebecca lo persigue aliada a sus otros enemigos. Además de huir, Castro intenta redimir su condenada vida a partir de un nuevo amor, representado en el personaje de Celia, que huye con él, pero imponiéndole que busque trabajo, porque Castro es un desocupado crónico y paranoico. Como los desesperados y exóticos personajes de las novelas de Roberto Arlt, lo obsesiona la idea de que "ganarse la vida puede implicar desperdiciarla". El protagonista choca (literalmente) contra la rutina del mundo y sus convenciones y lo hace con originalidad y humor, por lo que puede ser
disfrutada en gran parte como una comedia.
En términos de estructura y personajes la película es muy kafkiana en su absurdo (y su angustia), fundamentada en el agobio de lo cotidiano, donde la ciudad tiene un protagonismo fundamental: lugares especificos de toda gran urbe que registrados por la camara promueven irrealidad: las locaciones de la película (la ciudad de la Plata con sus diagonales, las aglomeraciones caóticas en el porteño sector de Constitución) están incorporadas hasta la saturación.
El humor de los permanentes gags actúan como válvula de escape a la angustia, todo acompañado de cierta melancolía y mucha poesía. Un clima al que contribuye esencialmente el piano de Ulises Conti que se conecta con el espíritu del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Castro está entre las nuevas películas del cine argentino que realizan su búsqueda en espacios que estaban más claros en el origen del cine como arte y que después dejaron de buscarse: el rescate de los efectos del cine mudo, que llevaba a un rol decisivo de la música y lo coreográfico.
En la factura de cada plano se nota una mirada "coreográfica", más propia de la danza contemporánea y de los gags del mejor cine mudo.
En escenarios reales (calles, trenes, omnibus, hoteles) se infiltra el absurdo y es allí donde lo formal empieza a crecer con mayor fuerza y a buscar el apoyo de actores acrobatas, coreografía de danza contemporánea y música de piano. Pero la película no se queda en el mero virtuosismo formal, sino que sugiere un terreno más metafísico o filosofico, un trasfondo que más allá de lo cómico.
"Castro" fluye entre lo surreal y el absurdo, alimentado en el realismo de escenarios urbanos resaltados desde los signos de sociedad de masas (semáforos, telefonos, sendas peatonales a rayas, timbres, bocinas, señales de tránsito...). Realismo que (aunque transfigurado y recortado) es paradójicamente más fuerte que la irrealidad de los diálogos y los tonos monocordes de las voces de los personajes que parecen salidos de un comic futurista.
Es para celebrar en la narración de la película, el profundo sentido de la musicalidad y del ritmo, la obsesiva revaloración de la composición estética del plano, que excluye la cámara en mano y que revela un intenso trabajo e intercambio con artistas, actores, músicos, coreógrafos. Todo lo que suma a favor del asombro y regocijo para la mirada del espectador entrenado.
En la factura de cada plano se nota una mirada "coreográfica", más propia de la danza contemporánea y de los gags del mejor cine mudo.
En escenarios reales (calles, trenes, omnibus, hoteles) se infiltra el absurdo y es allí donde lo formal empieza a crecer con mayor fuerza y a buscar el apoyo de actores acrobatas, coreografía de danza contemporánea y música de piano. Pero la película no se queda en el mero virtuosismo formal, sino que sugiere un terreno más metafísico o filosofico, un trasfondo que más allá de lo cómico.
"Castro" fluye entre lo surreal y el absurdo, alimentado en el realismo de escenarios urbanos resaltados desde los signos de sociedad de masas (semáforos, telefonos, sendas peatonales a rayas, timbres, bocinas, señales de tránsito...). Realismo que (aunque transfigurado y recortado) es paradójicamente más fuerte que la irrealidad de los diálogos y los tonos monocordes de las voces de los personajes que parecen salidos de un comic futurista.
Es para celebrar en la narración de la película, el profundo sentido de la musicalidad y del ritmo, la obsesiva revaloración de la composición estética del plano, que excluye la cámara en mano y que revela un intenso trabajo e intercambio con artistas, actores, músicos, coreógrafos. Todo lo que suma a favor del asombro y regocijo para la mirada del espectador entrenado.