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Voto de Demetrio Rudin:
8
Intriga. Thriller. Cine negro Inspirada en la novela homónima de Patricia Higsmith. Durante un viaje en tren, Guy, un joven campeón de tenis (Farley Granger), es abordado por Bruno (Walker), un joven que conoce su vida y milagros a través de la prensa y que, inesperadamente, le propone un doble asesinato, pero intercambiando las víctimas con el fin de garantizarse recíprocamente la impunidad. Así podrían resolver sus respectivos problemas: él suprimiría a la mujer ... [+]
17 de marzo de 2006
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su inicio en Hollywood Hitchcock ya había venido dando muestras de la gran calidad y genialidad que poseía como director, Rebeca aún siendo su primer gran film en tierras estadounidenses había logrado ya dos estatuillas de la academia entre ellas la de mejor película y un gran éxito de taquilla entre el publico de 1940. El director ingles volveria a repetir éxito en los años 1945 y 1946 logrando afincarse definitivamente en la cúspide del cine gracias a Recuerda y Encadenados dos de las películas claves en su cine. Y así transcurrieron los años entre producciones y producciones... Hasta llegado 1951 año en el que Alfred nos deleitaría de nuevo con Extraños en un tren demostrando que todavía seguía corriendo mucho cine por sus venas.

Extraños en un tren cuenta la historia de Guy, una estrella del tenis que durante un viaje de tren es tentado por un misterioso sujeto llamado Bruno, que le propone deshacerse de su esposa a cambio de un favor... Esta historia se impregna de un ritmo ágil que contribuye a crear el clima de suspense.

Técnicamente la película resulta portentosa en todas sus facetas: fotografía exquisita de la mano de Robert Burks, que logaría una candidatura al Oscar, juegos de luces que recrean una sensación de inseguridad y tensión de forma brillante, encuadres magistrales, un ejemplo es la escena en la que Bruno asesina a Barbara que se refleja a través del cristal de las gafas de la joven. Destaca el juego que Alfred lleva a cabo con el espectador, tomando como referencia la escena en la que Guy sube las escaleras de la casa del padre de Bruno, en las que se encuentra con un perro, en ese momento el espectador se evade de la situación, olvidándose totalmente de quien se hallara Guy al subir las escaleras o que hará con el (lo asesinara o no) y se interesa únicamente en que si el perro va a atacar o no. Este recurso que utiliza Hitchcock esta al alcance de muy pocos directores… por algo es el maestro del suspense. No nos podemos olvidar tampoco, del amplio estudio psicológico sobre Bruno que conlleva la película, adentrándonos en su mente enferma y diabólica. El reparto se conforma: por Farley Granger, un actor que ya había trabajado anteriormente con el director inglés en La soga, ejerciendo siempre su papel de joven; Robert Walker un ejemplo de triste suerte, ya que falleció cuando al fin comenzaba su carrera, dejando incompleta una película de Leo McCarey; Leo G. Carroll, una habitual para Hitchcock en películas como Rebeca, Sospecha...; por último se encuentra Ruth Roman una reina de la serie B de los cincuenta, habiendo trabajado en obras como Gilda. La banda sonora de Extraños en un tren no desmerece al resto de la película, creada por Dimitri Tiomkin refuerza la intriga y resalta el componente dramático en los momentos clave.

En definitiva, Extraños en un tren hace acopio de toda la clase y calidad de Alfred Hitchcock, logrando un jugoso resultado.
Demetrio Rudin
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