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Voto de Demetrio Rudin:
3
Terror. Aventuras Seis amigas se reúnen en una remota montaña para emprender una expedición espeleológica. Juno, que dirige al grupo es dura, persuasiva y peligrosa. Las demás son las hermanastras Rebecca y Sam, Holly y Beth, una profesora de inglés que va a regañadientes para cuidar de Sarah. Ésta se está recuperando de un colapso mental causado por la muerte de su marido y su hijo un año antes. El grupo queda atrapado en una cueva cuando una roca se ... [+]
13 de mayo de 2006
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo tierra, en una isla perdida, en un bosque, en la ciudad…; cualquier lugar parece ser apto para rodar una película de terror en el cine actual. De esta forma asistimos impotentes y decepcionados a un engrosamiento, cada vez mayor, de películas de dudosa calidad que llenan las grandes pantallas de medio planeta. Si bien, a día de hoy esta película en concreto ya no se haya en cartel, me gustaría lanzar una advertencia para aquellos que piensen adquirir la película en DVD: ¡no lo hagan!, las razones son poderosas y evidentes.

El guión del film, resultando tópico, no es malo en pautas generales hasta la primera mitad del metraje: Un año después de un trágico accidente, seis amigas se encuentran para su aventura anual en un lugar remoto de los Montes Apalaches donde van a practicar la espeleología. En lo profundo de la cueva el desastre las golpea de nuevo cuando una roca se desprende y bloquea la salida. Las chicas se dan cuenta de que Juno (Natalie Mendoza), siempre llevan-do las cosas un poco más lejos, las ha traído a una cueva inexplorada y de que nadie va a venir a rescatarlas. El grupo se divide y rezan porque haya otra salida. Pero algo más acecha bajo la tierra… Aquí se acabo lo bueno, a partir de este momento; en el que se produce el primer ataque de las aterradoras criaturas al grupo de incautas jovencitas, el film cobra una dinámica de sangre a borbotones y acción despiadada, perdiendo totalmente el norte. Así entre caudalosos ríos de color magenta, transcurre la aproximada hora más de metraje que nos espera, hasta el deseado final, el cual, si cabe, resulta todavía más apático, mezclando una última secuencia, que enmaraña un desenlace que podía haberse resuelto de una manera bastante sencilla.

El director desaprovecha incomprensiblemente la oscuridad y el emplazamiento opresivo, como elementos útiles a la hora de lograr un sentimiento de claustrofobia y angustia en el espectador. Técnicamente no se aprecian buenos contrastes lumínicos en ningún momento, los juegos de sombras y contraluces, rozan el desastre, los movimientos de cámara, llegan a desorientar al público, algo imperdonable para cualquier título moderno, los encuadres cerrados en los túneles, sin ser una maravilla, llegan a lo aceptable y la plástica fotografía de Sam MacCurdy conforma, sin duda, el mejor apartado del film. David Julián, no enmarca unas buenas composiciones, por lo que los 40.000 vatios de la sala son la única salida para un apartado sonoro tan pobre como descuidado.

Afiliado ya, a unas producciones comerciales que brotan a granel, el género de terror pierde puntos a marchas forzadas, ¿Qué fue de aquellos títulos que sin grandes medios, conseguían productos frescos y terroríficos para regusto de nuestras pupilas?
Demetrio Rudin
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