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España España · Barcelona
Voto de zoquete:
9
Terror. Thriller. Drama Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2009
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tan frágil, tan tenue la línea que separa el amor del odio más visceral, tan delicada la emocionalidad humana, que no existe sabio, ni empresa, ni religión capaz de ofrecer una fórmula, una garantía capaz de prever el desastre, capaz de aventurar la estabilidad de un afecto, sin caer en los horrores del desamor. Quizás por ello a menudo se prefiere la rutina, la triste decadencia de la pasión, a la ruptura.

Atención, no es ésta una película apta para mayores de dieciocho años, peor aún para quienes ya frisen los treinta, y mucho menos para la gente respetable y de sólidos principios que coqueteen con la tercera edad. Hiere los valores más firmemente arraigados, pretende transgredir con las imágenes que nos resultan mayor tabú: dolor físico, sexo explícito rozando el sadismo y una emocionalidad descontrolada, difícilmente enmarcable en parámetros tradicionales. Quizás puedan verla sin conmoción adolescentes ávidos de sensaciones fuertes o niños con la ingenuidad de quien observa el mundo sin juzgarlo. Pero verla sin conmoción también podría ser no entenderla.

Arranca el primer fotograma plasmando una poesía cinematográfica, desde una sosegadora música, fotografía en blanco y negro de postal, ritmo pausado y hermosos primeros planos hasta una sucesión de imágenes que muestra el delirio de la pareja haciendo el amor mientras su niño del alma avanza hacia el desastre. Una lavadora que les impide percibir los objetos que caen y se estrellan contra el suelo, el arrastrar de la silla hasta la mesa que conduce a la ventana, y el salto al vacío de su más preciado bien.

Dolor, intenso dolor, fácilmente contagiable. El marido que, como psicólogo, muestra su más frío raciocinio, habitual en los hombres. La mujer, que como madre, no entiende de lógicas que le permitan haber perdido a su niño. El inteligente disertador se encuentra con su propia trampa, la dialéctica no sirve cuando domina la emoción. El dolor a estos niveles sólo puede ser acallado con fuertes impactos físicos, aunque requieran del sufrimiento de la carne.

Observamos el pulso entre el hombre, que se plantea como un reto la superación del trauma por su mujer, acudiendo para ello a sus conocimientos psicológicos; y la mujer, que requiere de un bálsamo más alejado del raciocinio, más sexual, más visceral, más lacerante.

Quizás no sea la película más impactante de Von Trier, quizás uno pueda pensar que pretende superar a Haneke en su búsqueda de espectadores que abandonen la sala, tan duras son las escenas del dolor físico como el sexo desesperado (que algún ignorante se atreve a calificar de pornográfico), pero es un trabajo hermoso, que sin duda merece la pena visionar si se desea vivir una experiencia trágica, desagradable pero que encierra bastante de poesía y mucho de angustioso enfrentamiento con nuestros propios temores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
zoquete
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