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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
7
Drama Año 1967. En la Goulette, una pequeña ciudad portuaria tunecina, conviven en perfecta armonía distintos grupos étnicos. Yousseí, el musulmán, Jojo, el judío tunecino, y Giuseppe, el siciliano católico, eran tan inseparables como sus tres hijas de 16 años. En una especie de conspiración adolescente, las tres chicas deciden perder su virginidad el 15 de Agosto, el día de la Virgen. Lo malo es que se fijan en chicos de distinta religión, ... [+]
26 de marzo de 2007
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
UN VERANO EN LA GOULETTE, no es una gran película, pero tiene el valor de la sencillez, la fotografía que nos muestra la luz, la blancura de las casas tunecinas y el azul mediterráneo; a todo ello hay que añadir la historia que narra de buena convivencia y amistad entre las personas pertenecientes a las tres religiones del tronco de Abraham: judíos, cristianos e islamitas (al igual que siempre ha sucedido en ciudades también mediterráneas y luminosas del norte de África tales como Ceuta o Melilla), que por supuesto luego cada quien gusta de seguir sus tradiciones y es contrario a que sus hijos o hijas se casen con personas que no sean de la propia religión, cierto; pero independientemente de esto, la realidad que muestra este film está fielmente transmitida y efectivamente así ocurre en repetidos lugares de las costas del mar Mediterráneo africano y europeo, donde la gente a parte de ser de cualquiera de estas tres grandes religiones monoteistas, sienten el mismo amor por la misma patria o país que les une, saben intercambiarse sus comidas, invitarse mutuamente a sus fiestas, los jóvenes estudian en las mismas escuelas, los hombres juegan juntos, todos saben conllevarse bastante respetuosamente en la convivencia diaria.

Son los fanáticos religiosos de cada una de esas tres religiones los que comienzan a imponer símbolos separatistas como el velo y a crear abismos, recelos y xenofobias que no vienen a cuento y no tienen razón de ser ni de valor. Y yo que he nacido en Ceuta sé de lo que hablo: en los años 60, 70 u 80 del siglo XX, a pesar de nuestras diferencias de creencias religiosas, todos convivíamos, en la Goulette, en Ceuta y en Melilla, por ejemplo, como conciudadanos que se conocen la cara, que se ayudan e intercambian en armonía; por supuesto no se veía un burka ni nada de semejante provocación separatista. Hoy en estos lugares cada día son más frecuente ver a mujeres completamente cubiertas, salvo las manos y algo de los ojos, absurdo que lo único que crea son enemistades, separaciones y malos entendimientos, dado que lo mínimo que requiere la amistad, la comprensión y la buena convivencia es verse la cara unos a otros y de frente (este tipo de vestimenta para ocultar el "espejo del alma", además de no pertenecer en esencia a ninguna de las tres referidas religiones ni tampoco a las costumbres abiertas de los ribereños mediterráneos, es un retroceso anacrónico importado por los fanáticos y gente que odia o vive de fomentar los guetos).

UN VERANO EN LA GOULETTE, es pues un canto a una intercomunicación cordial que está desapareciendo y era ecumenismo natural de la mejor idiosincrasia humana.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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