Magnífica película, muy reveladora. Por ejemplo, revela algo que no ha visto (obviamente tienen los ojos muy bien cerrados) ninguno de la generalidad de críticos de cines pagados por la Bestia o por sus capataces al mando de los Medios de Comunicación Social, algo evidentísimo pero que se mantiene como una especie de «Navidad» para «ojos completamente cerrados»: que la democracia, por más que se las dé de santa, sagrada y navideña, es una puta-putísima-requeteputa de mucho cuidado, siniestra y criminal.

No se olviden de este análisis profundo al ver este inmenso y laberíntico filme de Kubrick, pues no se lo mencionará ni de lejos ninguno de los sabihondos, analistas e intelectuales, a sueldo, acomodados «democráticamente» al servicio mamporrero de tan inmundo Poder Terreno.

Fej Delvahe