Acudí a este film pensando que se trataba de otra cosa y terminé cautivado casi de principio a fin. El retrato sin palabras que hace de la adolescencia me parece cuando menos destacable. Los aspectos formales podrán echar para detrás a más de uno pero el caso es que a mí me subyugaron. En conjunto lo considero un film interesante con más virtudes que defectos. Arriesgado en algunas facetas pero sin caer en la pretenciosidad, salvo en las escenas de la playa o en el personaje cargante de Sean Penn.

Los que critican el film por estar lleno de imágenes aparentemente insustanciales e inconexas es que no lo han entendido. El gran mérito que yo le veo al film es precisamente ése, el de mostrarnos un retrato de la adolescencia en sus tiempos muertos. Para mí ahí reside todo el encanto del film y por eso lo valoro positivamente en ese aspecto que muchos parecen no haber entendido.