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Voto de coronel kurtz:
7
Comedia Cinco historias de amor y de curiosas filias sexuales coinciden en un calenturiento verano madrileño. Dacrifilia, elifilia, somnofilia y harpaxofilia son algunas de las particulares formas de obtener placer que descubren nuestros protagonistas, pero para disfrutarlas tendrán que decidir cómo integrarlas en sus vidas. Sus sentimientos, sus miedos y sobre todo su sexualidad se transforman rompiendo tabúes, adentrándose en una etapa nueva, ... [+]
1 de abril de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta Paco León. Me parece un profesional que, pese a haber podido estirar su condición de celebridad televisiva, arriesga apostando por fórmulas industriales y comerciales poco exploradas, controvertidas y quizá cuestionables, pero que confrontan con la inacción dominante en el sector, sinónimo de fracaso en el contexto de crisis en que nos hallamos.

Dicho esto, Kiki, el amor se hace (título que pasa por derecho propio a situarse entre los peores del cine español) es una película menor, lo que no será óbice para lograr un más que probable éxito de taquilla, de manera inversamente proporcional a la recepción crítica que mayoritariamente obtendrá.

Se trata de una comedia coral y episódica en la que se abordan diversas formas de relación amorosa a través de personajes que padecen algún tipo de parafilia y como esto afecta a su vida en pareja. Evidentemente, semejante premisa argumental da pie a dotar a las distintas historias de un alto nivel de desprejuiciada procacidad y frecuente humor escatológico, aunque sin llegar a extremos que lleguen a ahuyentar a ningún potencial espectador en los tiempos que corren.

Como en casi todas las películas que responden a esta tipología, las historias suscitan un interés desigual, oscilando entre las que alargan innecesariamente la trama y las que nos hacen disfrutar por su adecuado equilibrio entre la vertiente humorística y la emocional: una joven que alcanza el orgasmo de su vida con la tensión de ser atracada en una gasolinera y como esto influirá en su novio (harpaxofilia), una pareja en la que ha anidado la rutina y que busca nuevas emociones que aviven la llama, una mujer que intenta quedarse embarazada y que descubre que solo se excita viendo llorar a su marido (dacrifilia), un cirujano plástico cuya vida sexual se ha ido al garete tras un accidente de su mujer y que descubre el erotizante efecto que le provoca el sueño profundo de esta (somnofilia), una joven sorda con predilección por ciertos tejidos y animadversión hacia otros (elefilia)… Historias principales que se alimentan de otras con menos enjundia y parecidas temáticas: fetichismo, lluvia dorada, locales swinger y semejante jaez.

El numeroso reparto raya a buen nivel, destacando por encima de la media Natalia de Molina, la siempre eficaz Candela Peña y Luis Bermejo; ciertos pasajes y líneas de diálogo son ocurrentes y desternillantes, pero abundan también los simplemente vulgares; y hay elementos tonales que nos retrotraen a la comedia celtibérica tan en boga hace varias décadas, incluido el pequeño papel de un icono del subgénero como Josele Román.

Resumiendo, una panorámica polimorfa sobre los insondables misterios del amor y el deseo y sus igualmente variadas formas de expresión, donde predomina una visión vitalista y musical, rematada con un inevitable y previsible happy end verbenero, cerrando así un círculo pretendidamente gozoso, pero que, en lo estrictamente cinematográfico, se queda en coitus interruptus.
coronel kurtz
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