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España España · Barcelona
Voto de rober:
4
Ciencia ficción. Thriller Adaptación de High Rise, novela publicada por J.G. Ballard a mediados de los años ‘70. La historia narra la llegada del doctor Robert Laing a la Torre Elysium, un enorme rascacielos dentro del cual se desarrolla todo un mundo aparte, en el cual parece existir la sociedad ideal. Pero secretamente, el recién llegado se sentirá perturbado ante la posibilidad de que este orden utópico no sea tal. Sospechas que rápidamente serán corroboradas ... [+]
22 de noviembre de 2015
67 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
No niego cierta originalidad en la propuesta de Wheatley, pero veo "High-Rise" y me cuesta apreciar verdadera brillantez cinematográfica, y desde luego me ha dejado muy frío. La película presenta una metáfora obvia, nos muestra un edificio de vecinos en un mundo posmoderno y apocalíptico, en donde vive una comunidad variopinta que representa a toda la sociedad, con las clases privilegiadas en los pisos superiores, y las más desfavorecidas en los inferiores. La premisa es más bien simple y, sobre todo, limitada. Wheatley (supongo que por mimetismo con la novela de Ballard, que no he leído) renuncia a mostrarnos qué hay más allá de ese rascacielos. En mi opinión, el interés se limita al formato: una estética geométrica rompedora, un color hopperiano, una iluminación muy perfilada, espacios interiores limitados que contrastan con un exterior que se adivina semidesértico, una banda sonora estimulante... En cuanto al contenido, Wheatley utiliza el surrealismo y humor negro como cemento de enganche de todo un conglomerado de personajes secundarios, bizarros y estrafalarios, que conforman el particular microcosmos que propone el director. El problema es que a Whatley se le va la mano, y se deja llevar por el impulso más gamberro y destructivo, hasta el punto de que la progresiva decadencia del edificio transcurre paralela a la degeneración de la propia narración. Ese paralelismo cinematográfico, que reconozco que puede resultar estimulante para algún espectador, a mí me ha llevado a una sensación de distanciamiento y frialdad casi absoluta. La segunda mitad de la película constituye una sucesión de escenas curiosas, macabras, obsenas, barrocas, pero siempre deslavazadas e inconclusas... Wheatley reniega de la coherencia y juega a descomponer el discurso narrativo, y al asumir ese riesgo a mí me ha dejado fuera. Barroquismo excesivo y extremo, que no se justifica por sí solo, y que no hace avanzar la película más allá de su premisa inicial. En definitiva, una película diferente, que quizá merezca más de un visionado porque es imposible abarcar de una sola vez todo lo que Wheatley sugiere, pero que a mí no ha llegado a conmoverme.
rober
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