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Terror
Koldo y Clara, que están hechos el uno para el otro, están a punto de casarse rodeados de familiares y amigos. Pero sobre ellos se cierne una negra sombra capaz de desencadenar una situación infernal precisamente el día de su boda. Precuela de la saga de terror [•REC]. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2012
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la unión hace la fuerza, no menos cierto es aquello de ''divide y vencerás''. Esto último debieron pensar Jaume Balagueró y Paco Plaza para darle el golpe de gracia a la que por ahora ha sido sin duda la creación más interesante (y de largo la más rentable) de toda su carrera. La franquicia [•REC] ha conseguido hacerse con pingües beneficios allá donde se ha estrenado, cuenta con su respectivo remake hollywoodiense (señal de que las cosas se están haciendo bien) y sobre todo ha conseguido poner en el mapa el actual boom en nuestro país de un cine de género rabioso, peleón y puntero en muchos sentidos. Un cine de género que ha hecho del sello español un factor diferencial (positivo, se entiende), más que un motivo de vergüenza, como hubiera sucedido no hace tanto tiempo. Seguimos hablando de cine, no de fútbol, que conste.
Por su cuenta, Paco Plaza, sigue hablando de zombies, aunque la sinopsis sw au últim trabajo invite a pensar todo lo contrario. Sigue haciéndolo utilizando como excusa un escenario que podría ser interpretado como la mejor terapia para superar la separación amistosa y consentida a la que se ha forzado la feliz pareja. En '[•REC]³ Génesis' habemus bodorrio. Koldo y Clara, nuestros Adán y Eva particulares, unen sus corazones en sagrado matrimonio y quieren celebrarlo por todo lo alto. La ocasión ideal para reunirse con los antiguos colegas de farra, con los queridos familiares (entre los que obviamente se encuentran el abuelo gagá, el cuñado rey-de-la-fiesta, el sobrino liante...), y algún que otro invitado inesperado.
¿Y dónde está aquel escalofriante edificio barcelonés bajo -sangrienta- cuarentena? Lo suficientemente lejos en el espacio y el tiempo (este asunto lo dejamos para Jaume Balagueró y '[•REC]4 Apocalipsis') para que se inmiscuya en el desarrollo de esta nueva trama que no obstante aporta nuevos detalles -en cuentagotas- que sin duda ayudarán a los más fans de la saga a tener una mejor visión de esta desmadrada historia concebida por estos dos auténticos hijos predilectos de Sitges. De modo que, aquí no está la niña Medeiros, ni los sacrificados reporteros de Mientras usted duerme, ni un puñado de bomberos que no salen de su asombro, ni un escuadrón de GEOs que dispara primero y pregunta después.
''Solo'' hay un fiestorro que resulta ser la ocasión inmejorable para que una horda de gules se dé un festín. Porque admitámoslo... ¿qué no casa con los zombies? Es más, ¿qué historia no es susceptible de ser notablemente mejorada con la presencia de no-muertos? Pregunten sino al loco Seth Graham-Smith, que hace pocos años se forró a base de bien cagándose -perdón por la expresión- en uno de los grandes clásicos de la literatura. Su 'Orgullo y prejuicio y zombis' conservaba el 80% del texto original de Jane Austen. El 20% restante era, ni falta hace decirlo, de cosecha propia, y en él las adorables hijitas de la familia Bennet, a parte de dedicarse a pescar un buen partido,
Por su cuenta, Paco Plaza, sigue hablando de zombies, aunque la sinopsis sw au últim trabajo invite a pensar todo lo contrario. Sigue haciéndolo utilizando como excusa un escenario que podría ser interpretado como la mejor terapia para superar la separación amistosa y consentida a la que se ha forzado la feliz pareja. En '[•REC]³ Génesis' habemus bodorrio. Koldo y Clara, nuestros Adán y Eva particulares, unen sus corazones en sagrado matrimonio y quieren celebrarlo por todo lo alto. La ocasión ideal para reunirse con los antiguos colegas de farra, con los queridos familiares (entre los que obviamente se encuentran el abuelo gagá, el cuñado rey-de-la-fiesta, el sobrino liante...), y algún que otro invitado inesperado.
¿Y dónde está aquel escalofriante edificio barcelonés bajo -sangrienta- cuarentena? Lo suficientemente lejos en el espacio y el tiempo (este asunto lo dejamos para Jaume Balagueró y '[•REC]4 Apocalipsis') para que se inmiscuya en el desarrollo de esta nueva trama que no obstante aporta nuevos detalles -en cuentagotas- que sin duda ayudarán a los más fans de la saga a tener una mejor visión de esta desmadrada historia concebida por estos dos auténticos hijos predilectos de Sitges. De modo que, aquí no está la niña Medeiros, ni los sacrificados reporteros de Mientras usted duerme, ni un puñado de bomberos que no salen de su asombro, ni un escuadrón de GEOs que dispara primero y pregunta después.
''Solo'' hay un fiestorro que resulta ser la ocasión inmejorable para que una horda de gules se dé un festín. Porque admitámoslo... ¿qué no casa con los zombies? Es más, ¿qué historia no es susceptible de ser notablemente mejorada con la presencia de no-muertos? Pregunten sino al loco Seth Graham-Smith, que hace pocos años se forró a base de bien cagándose -perdón por la expresión- en uno de los grandes clásicos de la literatura. Su 'Orgullo y prejuicio y zombis' conservaba el 80% del texto original de Jane Austen. El 20% restante era, ni falta hace decirlo, de cosecha propia, y en él las adorables hijitas de la familia Bennet, a parte de dedicarse a pescar un buen partido,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
se mostraban como auténticas máquinas letales a las que ningún monstruo de ultra-tumba osaba ponerles un dedo encima. ¿Blasfemia? Sí, pero con dos cojones.
Por esta misma razón, ¿por qué no iba a ser mejor una película de bodas con monstruos antropófagos y putrefactos? Dicho de otra manera, la vieja comparación entre gavilán o paloma suena mucho mejor con un zombie en la coletilla. Sin salirnos del tema, y tras una alargada introducción de aproximadamente veinte minutos, aparece en pantalla el título de '[•REC]³ Génesis', no sin antes haberse pateado (en sentido figurado literal) el principio de ''¡Grábalo todo!'', alma máter de la franquicia. Cuando todo se desmadra y la sangre lo inunda todo, desaparece casi por completo la cámara al hombro y en este caso su pertinente visión subjetiva, adoptándose así una narración más clásica, y por lo tanto, en desacorde con las dos anteriores entregas. ¿Blasfemia para la serie? Seguramente... pero con dos cojones. Bromas a parte, el abandono de la apuesta formal marca de la casa hace buena aquella variante de la ley de Murphy que afirma que solo apreciamos lo que no tenemos... más aún lo que hemos perdido.
En efecto, hay motivos de sobra para añorar aquella tétrica y claustrofóbica escalera, más aún aquella sensación de terror abrasiva que hacía partícipe de la acción al espectador. Sin embargo, estas grandes pérdidas (fruto del riesgo tomado por Plaza para aportar nuevos conceptos a [•REC], no lo olvidemos) se ven recompensadas por una serie de hallazgos que sin duda hacen que la experiencia valga la pena. A saber, la potenciación de una comicidad (para entendernos, estamos mucho más cerca de 'Zombies Party' que no de 'Amanecer de los muertos') y de un costumbrismo (dejado de lado en la segunda película), entrañable y acertadamente casposo, que -sorpresa- encaja a la perfección con el género. Se da uno cuenta de que el máximo responsable de esta locura quizás no estaba tan loco como cabía esperar, sobre todo después de afirmar éste que lo que había buscado aquí era un cruce entre el cine de Luis García Berlanga y Rob Zombie.
Quién iba a decirlo... este cóctel a priori intragable acaba siendo la mejor opción para cogerse una borrachera de campeonato de hemoglobina y humor gamberro, un activo éste último que afortunadamente nunca ha desaparecido en esta franquicia. Así las cosas, esta especie de spin-off con inicio y desenlace de altísimo nivel acaba tornándose en una divertida y muy disfrutable (una vez más, la duración del metraje es un valor clave) mezcla de géneros en la que hasta caben apuntes sociales, caballerescos para descubrir a una divertida actualización de Sant Jordi (¿o era el Quijote?), o incluso románticos, para enamorarnos perdidamente de la novia con la que todos querríamos casarnos, aquella zumbada que, sierra mecánica en mano, no permitirá que nada o nadie arruine el día más feliz de su vida. Larga vida pues a los novios, y que sean felices... hasta que la no-muerte los separe.
Por esta misma razón, ¿por qué no iba a ser mejor una película de bodas con monstruos antropófagos y putrefactos? Dicho de otra manera, la vieja comparación entre gavilán o paloma suena mucho mejor con un zombie en la coletilla. Sin salirnos del tema, y tras una alargada introducción de aproximadamente veinte minutos, aparece en pantalla el título de '[•REC]³ Génesis', no sin antes haberse pateado (en sentido figurado literal) el principio de ''¡Grábalo todo!'', alma máter de la franquicia. Cuando todo se desmadra y la sangre lo inunda todo, desaparece casi por completo la cámara al hombro y en este caso su pertinente visión subjetiva, adoptándose así una narración más clásica, y por lo tanto, en desacorde con las dos anteriores entregas. ¿Blasfemia para la serie? Seguramente... pero con dos cojones. Bromas a parte, el abandono de la apuesta formal marca de la casa hace buena aquella variante de la ley de Murphy que afirma que solo apreciamos lo que no tenemos... más aún lo que hemos perdido.
En efecto, hay motivos de sobra para añorar aquella tétrica y claustrofóbica escalera, más aún aquella sensación de terror abrasiva que hacía partícipe de la acción al espectador. Sin embargo, estas grandes pérdidas (fruto del riesgo tomado por Plaza para aportar nuevos conceptos a [•REC], no lo olvidemos) se ven recompensadas por una serie de hallazgos que sin duda hacen que la experiencia valga la pena. A saber, la potenciación de una comicidad (para entendernos, estamos mucho más cerca de 'Zombies Party' que no de 'Amanecer de los muertos') y de un costumbrismo (dejado de lado en la segunda película), entrañable y acertadamente casposo, que -sorpresa- encaja a la perfección con el género. Se da uno cuenta de que el máximo responsable de esta locura quizás no estaba tan loco como cabía esperar, sobre todo después de afirmar éste que lo que había buscado aquí era un cruce entre el cine de Luis García Berlanga y Rob Zombie.
Quién iba a decirlo... este cóctel a priori intragable acaba siendo la mejor opción para cogerse una borrachera de campeonato de hemoglobina y humor gamberro, un activo éste último que afortunadamente nunca ha desaparecido en esta franquicia. Así las cosas, esta especie de spin-off con inicio y desenlace de altísimo nivel acaba tornándose en una divertida y muy disfrutable (una vez más, la duración del metraje es un valor clave) mezcla de géneros en la que hasta caben apuntes sociales, caballerescos para descubrir a una divertida actualización de Sant Jordi (¿o era el Quijote?), o incluso románticos, para enamorarnos perdidamente de la novia con la que todos querríamos casarnos, aquella zumbada que, sierra mecánica en mano, no permitirá que nada o nadie arruine el día más feliz de su vida. Larga vida pues a los novios, y que sean felices... hasta que la no-muerte los separe.