¿Habéis observado que en los comentarios de los usuarios de esta web, junto con muchos defensores, esta película tiene muchos detractores y muy rotundos? Ocurre en muchas, en casi todas las obras. Diría que es incluso lo más natural. Aquí, además, la polarización está más acentuada de lo habitual. Hay quien ve “un cóctel perfecto”, “una reflexión existencial sobre los caminos no tomados”, etcétera y quien (como yo, aunque no pretendo ahondar en ello) “un absurdo de enormes proporciones” o incluso “la peor película que he visto en mi vida” (yo no diría tanto, sobre todo porque para ese título tendría mucha competencia). En cambio en el cuadro de profesionales de la crítica cinematográfica que amablemente muestra FA apenas hay divergencias: no hay ni un punto rojo. Solo grandes alabanzas o alabanzas más tibias, “deslumbrante y a ratos fascinante”, “novísima, divertida” y “pura emotividad”. ¿No créeis que es muy sospechoso que los encargados de llevar gente al cine no presenten ni asomo de esa disensión radical que se ve en espectadores, en cinéfilos de a pie, en aficionados que no están comprometidos con nada? ¿No será esto una muestra más de que la llamada “opinión pública” no es más que la opinión de quienes tienen medios para fabricar “opinión pública” y de que en esta ocasión, con este producto, lo están haciendo mejor que nunca?